PRAGA - La Ciudad Vieja (Staré Město) ✏️ Diarios de Viajes de Checa Rep.

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En esta etapa me voy a centrar en los lugares que visitamos en la llamada "Ciudad Vieja" de Praga (Staré Město), que abarca la zona señalada en este mapa:


Ante todo, quería decir que Praga en general, no sólo la Ciudad Vieja, nos ha sorprendido y enamorado por la belleza de sus edificios, de sus barrios y sus rincones. Lo normal es que en las ciudades haya unos cuantos edificios llamativos, significativos, y que el resto de las calles estén formadas por edificaciones vulgares, “de relleno”. Pero en Praga todas las fachadas rezuman belleza; da igual por qué barrio te muevas. Edificios modernistas, barrocos, neoclásicos, medievales… todos preciosos, cada uno en su estilo. Al principio me quedaba embobada sacando fotos a todas las fachadas que me gustaban, hasta que me di cuenta de que, si seguía así, acabaría fotografiando todos los edificios de Praga.

La esquina de un edificio en una calle de la Ciudad Vieja:


También observamos lo mucho que ha cambiado el ambiente de Praga en estos treinta años. La otra vez que estuvimos acababa de suceder la llamada Revolución de Terciopelo y era una ciudad gris, triste, casi desabastecida. La hemos encontrado ahora moderna, alegre y luminosa. Y el encanto de sus calles sigue ahí.

Hablando de coronavirus, en las fotos se puede observar que nadie lleva mascarilla por la calle, y es que en la República Checa no ha sido obligatorio su uso al aire libre en ningún momento de la pandemia. Sólo hay que llevarla en espacios cerrados, incluidos los transportes públicos. La realidad que hemos constatado nosotros es que tampoco en bares y restaurantes la gente usaba mascarilla, ni siquiera los camareros. Sólo hemos visto dos locales donde los camareros la llevaran puesta.

Plaza de la Ciudad Vieja (Staroměstské náměstí)
Es el centro de la Ciudad Vieja (Staré Město), la plaza más antigua de Praga. Surgió en el siglo X como mercado de todo tipo de mercancías, al estar situada en un enclave perfecto, donde se cruzaban las rutas comerciales de la Europa de entonces. Actualmente está formada por un compendio de preciosas edificaciones, como el Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, la iglesia de San Nicolás, la iglesia de Nuestra Señora de Týn, varios palacios de los siglos XV y XVI, y muchas otras casas históricas de gran valor.


El Ayuntamiento de la Ciudad Vieja fue construido en el siglo XIV. Exteriormente, destaca su torre rematada por chapiteles, en la que está instalado el famoso Reloj Astronómico. En las horas en punto, un esqueleto sentado a la derecha del astrolabio comienza a tirar de la cuerda que acciona el carillón de las campanas, a la vez que se abren las ventanitas superiores, por donde se ve desfilar a los doce apóstoles.


Nosotros hicimos la visita interior del Ayuntamiento Viejo. La entrada es por libre; cuesta 250 CZK (unos 10 €) e incluye la capilla gótica, los sótanos, algunas salas históricas y la subida a la torre. Durante la subida a la torre se puede observar el mecanismo del desfile de los apóstoles por dentro. Una vez arriba, las vistas de Praga son espectaculares.


Por recomendación de la web que nos planificó los itinerarios, subimos a la azotea de un hotel-restaurante situado frente al Ayuntamiento, desde donde se pueden tomar muy bonitas fotos de la plaza y de Praga en general. Tienen incluso marcado un punto de la terraza que es el ideal para hacerte la foto con mejor encuadre. Aquí aprovechamos para comer; por cierto algo más caro que la media de Praga, pero no en exceso, teniendo en cuenta la ubicación y las vistas.


Malé náměstí
La Ciudad Vieja es un entramado de plazas y plazuelas conectadas por calles y callejuelas. A pocos metros de la plaza anterior se encuentra la Malé náměstí, una placita triangular, también preciosa, pero más recogida. En el centro aún conserva el brocal de un pozo del que antiguamente se extraía agua, rodeado por una fantástica rejería de planta hexagonal.


Mercadillo Havelská
Situado en la calle Havelská, es el típico mercadillo de comida, productos típicos y artesanía, con la peculiaridad de ser antiquísimo, pues se sabe que ya existía en 1232.
Para estar el país recién abierto al turismo, nos pareció que había ya demasiada gente, no sólo en el mercadillo sino en todas las zonas turísticas.

Aquí compramos un dulce típico de la República Checa, las obleas de Karlovy Vary, a mejor precio que en el supermercado. Son unas obleas de barquillo gigantes que van pegadas de dos en dos con una finísima capa de pasta que puede ser de muchos sabores. No es que sean una cosa espectacular, pero es un dulce típico y había que probarlo.


Edificio Klementinum
Situado también en la Ciudad Vieja, es un complejo construido en el siglo XVI como colegio jesuita, que actualmente alberga la Biblioteca Nacional de Praga. El interior no puede verse por libre. Nosotros hicimos la visita guiada (en inglés), que cuesta 300 CZK (unos 12 €). Lo más espectacular fue la Biblioteca, con sus cientos de viejos ejemplares y manuscritos, los frescos del techo y la colección de globos terráqueos que la decora. Las vistas desde lo alto de la torre tampoco se quedan cortas.


Puente de Carlos
Construido en piedra en el siglo XIV para sustituir al anterior de madera, que quedó destruido por una riada, es la imagen más emblemática de Praga. Comunica la Ciudad Vieja con el barrio de Malá Strana, al otro lado del río Moldava, y hoy en día es exclusivamente peatonal. Cada uno de sus extremos está rematado por un torreón y, a lo largo de sus 520 metros de longitud, sus pretiles están decorados por 30 estatuas.


Éste es el torreón que preside el arranque del puente en la parte de la Ciudad Vieja. Está considerado un tesoro de la arquitectura gótica.

Las siguientes fotos las tomamos al amanecer, antes de que el puente se plagara del enjambre de turistas (como nosotros, jeje...) que estaban disfrutando de la ciudad en esas fechas.

Trdelník
Un alto en el camino para probar estos dulces típicos de la República Checa, cuyo aroma a canela caliente se expande varios metros a la redonda de cualquier tienda donde se estén horneando, atrayendo cual flauta de Hamelin a los incautos visitantes. Realmente, estos riquísimos rollitos de masa con canela y limón, cuyo interior se impregna de la crema que más te guste, son originarios de Hungría, pero traspasaron fronteras y la República Checa los adoptó, haciéndolos suyos. Pedí el mío relleno de confitura de frutas del bosque y me encantó.


Edificio Rudolfinum
Este imponente edificio para conciertos y exposiciones, situado junto a la ribera del río Moldava, es donde ensaya y actúa la Filarmónica Checa. Durante nuestra estancia en Praga no pudimos ni acercarnos, porque los de Netflix estaban rodando allí una nueva película con Chris Evans, titulada The Gray Man, y tenían acordonadas varias manzanas a la redonda. Incluso el puente Mánesův estaba cortado al tráfico y sólo se podía cruzar peatonalmente cuando los señores de Netflix te lo permitían. La película era de acción y cada dos por tres se producían explosiones y ráfagas de disparos. Menudo susto nos llevamos con el primer zambombazo, hasta que caímos en la cuenta de que era el rodaje.
En la foto puede verse la parafernalia de coches y tanquetas que tenían allí montada.


El Barrio Judío
Dentro de la Ciudad Vieja encontramos el Barrio Judío Josefov, que en el siglo XI fue un gueto amurallado. En el siglo XIX se comenzó a permitir a los judíos establecerse fuera del gueto, de modo que el barrio comenzó a ser abandonado y se demolieron muchas de sus edificaciones. En la actualidad, el barrio no guarda mucho parecido con el gueto que fue. No obstante, se mantuvieron en pie el Cementerio Judío y varias sinagogas, que aún se conservan hoy en día.

Entre las sinagogas más destacables están la Sinagoga Vieja-Nueva (Staronova), la Sinagoga Maisel, la Sinagoga Española y la Sinagoga Klausová. Se puede pagar una entrada conjunta para visitar varias de las sinagogas junto con el cementerio, que conforman el Museo Judío, pero nosotros no lo hicimos. El cementerio está totalmente tapiado, no es visible desde el exterior, pero nos asomamos por un ventanuco de una puerta y nos llamó la atención la cantidad de lápidas hacinadas que había, en total desorden y amontonamiento. Perfecto para rodar en él alguna película de terror.

Dar una vuelta por el Barrio Judío y ver las sinagogas, al menos por fuera, nos pareció interesantísimo. Además, en la zona pueden verse edificios tan bonitos como éste:


Torre de la Pólvora y Casa Municipal (Prašná brána y Obecní dům)
Ambas edificaciones están situadas en la Plaza de la República, una junto a otra, pero la Torre de la Pólvora es gótica del siglo XV y la Casa Municipal es modernista de principios del siglo XX. La Torre era una de las puertas de la ciudad; daba entrada a la Ciudad Vieja. Junto a ella estaba originariamente la Corte Real, que quedó destruida por un gran incendio a finales del siglo XVII. Después se construyeron allí otras instalaciones militares, que fueron demolidas en el siglo XIX para finalmente levantar la Casa Municipal.

El edificio de la Casa Municipal es una joya del modernismo checo. Desde luego, las fachadas son magníficas, de lo más llamativo que puede verse en Praga, con su espectacular chaflán de acceso, su mosaico en el frontón semicircular y sus vidrieras Art-Nouveau. Hoy en día la Casa Municipal es auditorio y teatro, pero en ella han tenido lugar sucesos históricos tan notables como la proclamación de la independencia de Checoslovaquia, en 1918.


Y hasta aquí las cosas que vimos en la Ciudad Vieja.

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