Antes de las 7:30 ya estábamos en pie, con un frío que pela, una mañana espléndida con unas vistas que no sabíamos que teníamos y con un par de aullidos de lobo que nos dejaron atónitos.
El café caliente nos sentó genial y tras desayunar, recogimos todo para ponernos en marcha.
Lo bueno del día de hoy es que es todo en bajada, así que será más fácil. El comienzo sin problemas hasta que nos volvimos a perder. Vas andando y de repente ves que no hay camino y ya empezamos con que hemos tenido que coger una vereda que no lleva a ninguna parte. Así que con el track tratas de localizarte y volver por donde crees que debe ser. Nosotros cogimos un arroyo que veíamos en el mapa que se cruzaba con el camino a seguir y así lo solucionamos.
De nuevo perdidos
Tras caminar por el bosque por vereas llegamos a una pista señalizada que indica que te lleva hasta el Pico Jario. Nosotros seguimos descendiendo por la misma, ya sin pérdida alguna, hasta llegar al refugio de Vegabaño un poco antes de las 10 de la mañana.
En Vegabaño rellenamos agua y preguntamos por la senda que nos lleve hasta el Roblón del hayedo de Cuesta Fría. Un hombre nos lo indica y nos dirigimos para allá cruzando los pastos y vacas hasta que nos introducimos en el bosque. Seguimos caminando sin apenas desnivel, cruzando alguna que otra zona húmeda de piedra en piedra, puentes sobre arroyos y llegamos al Hayedo de Cuesta Fría, tras cruzar un pequeño puente sobre el río Dobra. Ya en el hayedo es donde tenemos que hacer un pequeño esfuerzo ya que el roblón se encuentra en mitad de la montaña y hay que subir un buen tramo. Y sí, es curioso que el árbol más reconocido del hayedo de Cuesta Fría es un imponente roble, conocido como el Roblón de Cuesta Fría, cuyo perímetro alcanza los 8 metros y una altura de 18m. El árbol está protegido por una valla de madera y aunque el roble es como he dicho imponente por su grosor y antigüedad, la verdad es que no es de los robles más hermosos que puedas ver. De todas formas merece mucho la pena el ir a verlo porque el trayecto es muy bonito.
El camino es una maravilla, con muchas vistas a la vertiente meridional del Macizo Occidental de los Picos de Europa. Cruzando el río Dobras. Introduciéndonos en el hayedo. Volviendo por el hayedo tras ver el Roblón
Ya de nuevo en el refugio de Vegabaño, el camino hacia Soto es más transitado por gente, pero no le quita belleza al mismo. Hay pistas amplias, pero también puedes ir por sendas más íntimas y estrechas. Todo el camino en descenso y sombra, que se agradece, quitando la última parte que sí es más expuesta al Sol, que junto a la hora que es hace que pique bien.
Refugio de Vegabaño. Carteles en la entrada a la Majada de Vegabaño. De camino a Soto de Sajambre
En Soto comimos en la terraza de un bar encantador al lado del hostal Peña Santa. La cecina y los quesos de rechupete. Tras el café cogimos las cosas y ya por la senda del arcediano hasta Oseja, algo más de 6 kms sin ninguna dificultad por una zona preciosa.
Comiendo. El camino a Oseja. Vistas a Oseja desde el camino
Al coche llegamos pasadas las 15:30 de la tarde y por tanto llegamos al camping de Riaño, donde de nuevo teníamos reserva, temprano en la tarde. Allí montamos de nuevo las tiendas y tranquilamente nos duchamos y naneamos hasta que más entrada la tarde decidimos coger el coche y dar unas vueltas por Boca de Huérgano, Besande, Valverde de la Sierra y demás carreteras, en búsqueda de animales. Al final tuvimos suerte y en los campos segados vimos un par de gatos monteses y media docena de zorretes, así que éxito en toda regla. En el camping de nuevo hamburguesa leonesa para cenar y a dormir.