NUEVO VIAJE A ASTURIAS. ITINERARIO. PROAZA. ✏️ Diarios de Viajes de España

A las puertas del primer verano sin restricciones por la pandemia, nos planteamos hacer un nuevo viaje a Asturias, para el que elegimos en esta ocasión la parte central del Principado. En principio, por motivos laborales, nos convenía la segunda quincena de julio, pero al intentar reservar alojamientos me encontré con que los lugares que nos interesaban estaban prácticamente al completo y en los que quedaba sitio los precios me parecían exagerados. Por eso probé a adelantar las fechas a primeros de mes y, entonces, encontré bastantes más opciones, con lo cual decidimos hacer el cambio.

Como lo que pretendíamos era, sobre todo, hacer algunas rutas de senderismo que teníamos pendientes, preparé un itinerario de once días (nueve en realidad, porque el primero y el último fueron para los viajes), que quedó finalmente del siguiente modo en Google Maps (no siempre fuimos por donde indica, pero sirve de orientación), si bien no he señalado todos los sitios que visitamos, sino solamente los lugares de pernocta y algún otro que considero más relevante.

Los recorridos completos los pongo a continuación y los iré describiendo en las sucesivas etapas.

Ese fue el itinerario definitivo, ya que tuvimos que cambiar sobre la marcha algunas cosas por culpa de la climatología (el calor era exagerado para ciertas caminatas), lo que explica que el lugar de alguno de los alojamientos no fuese el más lógico para los recorridos que terminamos haciendo. Ya lo iré contando.

Durante las dos primeras jornadas tuvimos tiempo nublado y unos veinte grados, lo normal para estas tierras norteñas. A partir del tercero, el cielo se despejó y el calor fue acrecentándose día tras día hasta hacernos sudar la gota gorda, especialmente en alguna de las rutas de senderismo. Aunque hemos hecho viajes a Asturias con sol y altas temperaturas, nunca antes habíamos pasado tanto calor durante tantos días seguidos; para compensar, las panorámicas que contemplamos fueron fantásticas, sin nubes ni nieblas, salvo los dos primeros días que ya he comentado. Lástima que tuviera que llevar mi máquina de fotos antigua, ya que la buena estaba de reparaciones en el taller, después del remojón de la ola que nos pasó por encima durante la excursión en lancha en el Algarve .

Salimos de Madrid un domingo con una temperatura bastante alta, si bien sabíamos que refrescaría al llegar a nuestro destino, donde se preveía tiempo nublado para los dos días siguientes. No obstante, se apuntaba una clara mejoría a partir del miércoles, lo cual, en principio, sonaba muy bien de cara a nuestras caminatas. Al preparar el recorrido, pensé en hacer noche en Benavente, alojándonos en el Parador. Sin embargo, a última hora cambiamos de planes por causa del calor (no apetecía mucho hacer turisteo por allí con semejante solanera, la verdad), y preferimos continuar adelante. Nuestro alojamiento en Teverga no tenía disponibilidad para esa noche, así que, ya de camino, reservé una habitación en Proaza.

Recorrido desde Madrid a Proaza pasando por el Puerto de Pajares.

Tras conducir por la A-6 hasta Benavente, tomamos la A-66 y pasamos muy cerquita de León capital. Como era temprano y no teníamos previstas actividades al llegar, decidimos dejar la autopista (de peaje) y cruzar el Puerto de Pajares, por donde hacía mucho tiempo que no pasábamos. Hasta el límite con Asturias, tuvimos sol y calor. Sin embargo, al llegar al alto (la subida apenas se nota cuando se va desde la Meseta hacia el mar), apareció una niebla espesa que a penas nos dejaba ver a diez metros. La bajada es larga, muy pronunciada y bastante incómoda, sobre todo en aquellas condiciones, con niebla y el piso mojado. Menos mal que había muy poco tráfico. Normalmente, aunque el peaje no es barato, interesa hacer este trayecto por la A-66.

De camino a Asturias, nos encontramos con algunos paisajes sugerentes.

En Proaza nos alojamos en el Hotel Plaza la Abadía, muy bien situado en el centro de la localidad. La habitación, muy confortable, nos costó 69 euros. También cenamos muy bien en su restaurante. Disponen de menú del día.

Estaba muy nublado, pero no llovía y la temperatura era bastante agradable. Así que salimos a dar una vuelta.

Situación de Proaza en el mapa peninsular según Google Maps.

Proaza es uno de los lugares de referencia para hacer varias rutas de senderismo muy concurridas -la Senda del Oso y el Desfiladero de las Xanas, por ejemplo-, con lo cual cuenta con bastantes servicios para atender a los visitantes, como alojamientos, bares, restaurantes y tiendas de alimentación. En la misma población se encuentra la Casa del Oso (el equivalente a la oficina de turismo, que ya estaba cerrada cuando pasé por allí) y muy cerca está Buyera, la zona donde están las oseras.

Cartel de la Senda del Oso junto al río Trubia.

Durante nuestro paseo, nos acercamos hasta el puente que cruza el río Trubia, uno de los accesos la Senda del Oso, que recorreríamos dos días después y cuyo recorrido completo vimos en un panel informativo. El paisaje era verde y muy bonito, pese a que las nubes bajas impedían ver la parte alta de los montes.

Bueno, anda que no canta esa palmera ahí, ¿no?

Por lo demás, los sitios más destacados de Proaza son la Plaza de la Abadía, la Torre del Campo, la Iglesia de San Vicente y el antiguo Palacio de los González Tuñón, levantado en el siglo XVIII sobre otro anterior que se quemó en un incendio y uno de cuyos aspectos más destacados es un escudo de armas en el que aparecen diferentes familias importantes del Concejo.

Respecto a la Torre del Campo, se trata de una construcción defensiva medieval, presumiblemente del finales del siglo XV. Tiene forma cilíndrica y cuatro pisos, disminuyendo su diámetro según va tomando altura. Cuenta con una ventana geminada, dos vanos cuadrangulares y varias saeteras. Por dentro está vacía, ya que se perdieron las escaleras y las divisiones interiores de madera. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1965. A su lado, corre el arroyo Payón, conformando un paisaje muy atractivo.

Rodeando la torre por la parte de atrás, pude contemplar también los antiguos lavaderos.

Todo lo que he comentado se recorre en un paseo de poco más de media hora, caminando por las aceras y arcenes que bordean la carretera A-228, que cruza la localidad, y a lo largo de las cual pueden verse hileras de casas, algunas de piedra y otras con fachadas pintadas de colores.