El martes salimos de la habitación sobre las 07:30.
Nos fuimos directamente a desayunar al buffet “Tulum”, donde habíamos quedado con la familia de valencia, para salir juntos después.
Sobre las 08:15 estábamos saliendo del lobby del hotel, dirección a la carretera, para coger alguna van.
A las 08:30, igual que el día anterior, solo salir del primer control de seguridad, se nos para una van, que nos pregunta a donde vamos, contestándole que vamos al cenote Azul, que está frente al hotel Barceló, indicándonos que por 30 pesos (1.50€) por persona nos llevaba, por lo cual sin pensarlo mucho estábamos montados.
El Cenote Azul está desde el hotel dirección a Playa del Carmen, a unos 9 kilómetros y unos 10 minutos de recorrido.
A las 08:40 estábamos bajando de la van, preparándonos para, igual que el día anterior, cruzar la carretera. Tardamos un poco, pero en menos de 3 minutos estábamos entrando en el Cenote azul.
Primero pasamos por la taquilla, que está a la derecha de la entrada, y que nos costó 6 euros por cada adulto y 4 euros por cada niña. En ella nos comentó el chaval, que a esta hora había muy poca gente, pero que a partir de las 11:00 se empezaba a llenar.
Después nos fuimos a los baños, para cambiarnos y ducharnos, ya que nos informan de que debemos de ducharnos, para quitarnos cualquier crema que llevemos en el cuerpo, y de esa manera no estropear el ecosistema del cenote, y poder mantenerlo en buen estado. Pues nos dirigimos a las duchas, nos cambiamos y a la duchaaaaaaAAAAAA ¡¡¡¡¡ QUE FRIA !!!!!
Después de ducharnos con hielo, cogimos el sendero que nos lleva al cenote.
Al minuto de camino nos encontramos a unas pequeñas charcas, de agua cristalina, y con un fondo de piedras blancas, que resaltaba en el paisaje.
Cuando retomamos el camino, en un minuto llegamos al Cenote Azul. Ya entre los arboles ya se apreciaba lo espectacular del sitio. Por desgracia, cuando llegamos le cortamos el punto a una pareja que estaba sola. Jijijijiji Que le vamos hacer.
Lo primero que vemos a mano derecha, es la parte onda del cenote, que la dejamos de lado, y a la izquierda la parte menos onda, que es a donde nos dirigimos.
Dejamos las maletas en un rincón, y nos metimos en la parte menos onda, para que las peques se pudieran meter, ya que estaban un poco asustadas. El agua estaba helada, por lo cual la ducha de la entrada era para aclimatarnos al agua del cenote. Jajajajaja Hay muchas piedras, pero las que hay que pisar son las blancas, porque las oscuras resbalan de mala manera. Casi en todo esta parte del cenote, es poco profunda, ya que a mí me llegaba por las rodillas. Las niñas se metieron pero cogidas a las madres, porque se resbalaban y el agua estaba muy fría.
Estuvimos inspeccionando toda esta parte del cenote, ya que hay varios recovecos, y zonas con mucha profundidad. Alrededor nuestra observamos que había pequeños peces, que se acercaban a nosotros, como si fueran los Garra Rufa, que comen la piel muerta, aunque no probamos si lo hacían, porque no paramos de movernos en todo ese rato.
Después de estar un buen rato en esta zona, y viendo que las niñas no se lo estaban pasando bien, decidimos ir a la otra zona, que aunque sea más onda, hay sitio para que las niñas puedan tirarse y nadar.
Tiene una pequeña zona donde se puede hacer pie, pero a cada paso que damos hacia dentro, nos separamos muy rápido del suelo.
El chaval que estaba con la pareja, nos indicó un sitio a donde podemos subir y tirarnos a la parte más profunda. Para llegar allí, subimos unos pocos escalones, y llegamos a una explanada donde hay una caseta, con bancos y mesas, donde puedes comprar refrescos, aperitivos, bocadillos, etc. No mire los precios porque sabíamos que no íbamos a ir, inmediatamente se fuera llenado el cenote.
Recorrimos unos metros por un carril de arena, hasta llegar a un saliente sobre el cenote, y donde había unas vistas espectaculares.
Desde allí nos tiramos, aunque yo me lo pensé un poco. ¡¡¡¡¡Cagao!!!!!
Desde arriba da la sensación de que hay poca profundidad, y que las rocas están muy cerca, pero para nada, cuando te tiras ves que es muy difícil llegar hasta las rocas.
Nos tiramos varias veces desde el saliente, incluso las peque se atrevieron a tirarse, aunque antes practicaron en la zona menos profunda.
Sobre las 10:20 nos fuimos, porque ya cada vez había más gente y aparte, ya habíamos hecho todo lo que queríamos en este sitio tan maravilloso.
Solo salir del cenote, en menos de dos minutos, ya se había parado una van, preguntado destino, y cuando le dijimos Tulum, nos dijo que 45 pesos (2,50€) por persona, y a montarnos se ha dicho.
Para ir a Tulum desde el Cenote Azul, no hay que cruzar la carretera, ya que esta en dirección al hotel, pero mucho más alejado. Tulum esta desde el Cenote Azul, a unos 36 kilómetros y unos 25 minutos de recorrido.
Sobre las 10:50 nos estábamos bajando de la van, junto a un paso elevado, ya que nos dejaban en el lado contrario.
Junto al paso elevado, hay un pequeño puesto, donde puedes contratar tanto la entrada básica, como la entrada con guía. Decidimos coger la entrada con guía, ya que al ser las niñas menores de 10 años, no nos cobraban la entrada, y a parte nos llevaban desde el parking hasta las ruinas en bus. Esto era un gran aliciente, ya que hacía mucho, mucho calor, y la caminata desde el parking hasta la entrada a las ruinas, que son unos 600 metros, podía ser agobiante con las peques.
Pagamos allí mismo unos 55.00€ por pareja, y cuando nos llegó el guía, nos pusimos en marcha, cruzando por el paso elevado. En todo este proceso de contratación, nos dieron varias botellas de agua frías, para que nos refrescáramos, ya que la humedad era horrible.
Después de cruzar, recorrimos unos 200 metros de una avenida…..
…..hasta llegar a una tienda de suvenires, donde el guía nos dio varias botellas de agua por persona para la visita. También nos dio una pulsera, que era el ticket para poder montar en el bus. Allí nos tomamos unas Coronitas, mientras esperábamos que llegara.
Cuando nos montamos en el bus, el guía nos fue explicando varias cosas del lugar, y mientras nos dirigíamos hacia las ruinas, notábamos un calor cada vez más agobiante, viendo a la gente que iba o venía con una cara de desesperación por tanto calor.
Cuando llegamos pasamos todos los controles y empezamos el recorrido por las ruinas.
Mientras íbamos pasando por un sendero con árboles a los lados, íbamos entre comillas bien, porque la sombra nos aliviaba un poco el calor, pero cuando pasamos el muro, y llegamos a la explanada, eso fue un bofetón horroroso de calor.
El guía a cada paso que dábamos, nos explicaba algo al respecto de la ruina que había delante o del sitio donde estábamos. No había un sitio donde refugiarse del sol y del calor.
En un momento de la explicación, índico de que la casa que estábamos viendo la llamaba la casa cenote, porque había un cenote debajo, al que se podía acceder, a lo que salimos reboleados para entrar. Dentro había una pareja refugiándose del calor, y nosotros mojamos las gorras para refrescarnos el pelo, aunque el agua estuviera sucia. ¡¡¡¡¡¡Agobiante!!!!! Y era el principio de la visita.
Recorrimos toda la zona arqueológica, con un calor insoportable, pero la verdad es que daba gusto de ver el sitio y de empaparnos de las explicaciones del guía.
La pena es que íbamos rápido, por culpa del calor que hacía, tanto que a mi peque le dio un golpe de calor, y la tuvimos que empapar de agua con las botellas, para refrescarla un poco.
Nos dirigimos a un sitio donde había una gran sombra y donde las peques se metieron, mientras algunos fuimos a ver las vistas del mar. Otra pena, ya que como el hotel, estaba llena de sargazo.
Después nos dirigimos para la salida de las ruinas, cogiendo un camino que sale a una carretera, dirigiéndote a la derecha llegas hasta la parada del bus, donde en unos pocos minutos ya estábamos montamos, siendo las 12:30.
Si coges la carretera hacia la izquierda, a unos 800 metros llegas a la playa de los pescadores, un sitio que me recomendaron ir, ya que la playa es espectacular, y tiene unos chiringuitos, donde se puede beber y comer muy bien. A esto no fuimos, porque como he dicho antes, el calor era horroroso, y a parte la playa estaba también llena de sargazo, por lo cual, le quitamos a las peques ese tormento de caminata.
Cuando nos dejó el bus junto a la tienda de suvenires, nos dirigimos hacia la carretera, para coger otra van, ya con destino el hotel, pero mucho antes de llegar, ya nos estaban preguntando a dónde íbamos, pidiéndonos unos 40 pesos (2.00€) por persona, para llevarnos al hotel, y ni pensarlo nos montamos.
A las 12:40 ya estábamos camino al hotel, y a las 13:00 ya nos habían dejado en el primer control de seguridad.
A las 13:10 llegamos al segundo control de seguridad agotados de tanta caminata y calor.
Pedimos a los maleteros que nos llevaran a la otra parte del complejo, en uno de los cochecitos que tenían parados allí, ya que las peques estaban agotadas, pero se negaban, ya que se excusaban de que estaban a la espera de que llegara algún autobús con clientes. Después de estar unos minutos suplicándoles por las peques, y que a ellos no les suponía nada de tiempo el llevarnos, conseguimos que nos llevaran hasta la zona del complejo “Mayan”. ¡¡¡¡¡¡Ufffff que duros son!!!!!!
Cuando llegamos, nos fuimos directamente al buffet “Bayou” que hay enfrente de la piscina del Mayan, que en las cenas es el restaurante brasileño, y que su horario para os almuerzos es de 12:30 a 15:00.
Es igual que el buffet de la piscina nuestra, tiene menos variedad que el “Tulum”, pero no está mal para lo que comemos.
Después nos fuimos a la piscina, a probar la barra húmeda “Xaac-Bar”, que está abierta desde las 10:00 hasta las 18:00, a ver si es tan refrescante como la nuestra. Jijijijiji
La verdad que el trato del personal de esta barra, es mucho mejor que el de la nuestra, ya que estos chavales son muy simpáticos, y mantienen conversación con los clientes, pero los de la nuestra, no hablan nosotros nada, he incluso te ignoran cuando les llamas para pedirles algo.
La piscina parece mucho más grande que la nuestra, por la forma alargada que tiene, y en medio tiene dos jacuzzi.
En uno de los lados, tienen una gran colchoneta, para el disfrute de los más peques.
Sobre las 17:00 nos marchamos para la habitación, ya que estábamos agotados, y queríamos descansar un poco antes de la cena, no antes de encontrarnos a unos huéspedes fijos en el hotel, paseando por los alrededores.
Sobre las 20:50 salimos de la habitación, y nos dirigimos hacia la zona de restaurantes, que hay debajo del Ski Bar “Ibiza”, ya que hoy nos tocaba el restaurante mexicano “El Patio”.
Su horario de entrada comienza a las 18:30, siendo la última entrada a las 21:00, he igual que los anteriores, no tenían buffet de entrante, si no que en su carta tenían los entrantes, los diferentes platos y postres.
Como en los anteriores restaurantes, tenía pique, aunque en este era menor, pero lo mismo que en los otros dos, a mi mujer y a mi hija no les gusto por dicho pique.
A mí me gusto, estaba bastante bueno, lo que yo pedí que eran unos tacos, y probé lo de los otros dos platos, y la verdad es que estaban incluso mejores, pero sabiendo lo del pique, las entiendo a las dos.
Salimos sobre las 22:00, y nos subimos al Ski Bar “Ibiza”, donde nos encontramos a los valencianos, y con lo que estuvimos tomando cocteles.
Sobre las 23:00 nos fuimos a la habitación, a descansar, después de un día un poco frenético.