De Samburu a Masai Mara ✏️ Travel Journeys of Kenya

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DIA 27 DE OCTUBRE 2009

Nos levantamos a las 6 de la mañana para salir a las 7 en dirección al Lago Nakuru, situado a 6 horas de coche por carreteras realmente buenas algunas, pero malas o muy malas otras, y el resto pista de tierra. Se hicieron dos paradas, la primera fue el paso del Ecuador, allí asistimos a una demostración del cambio de polaridad de la tierra. A unos escasos diez metros de la teórica línea del Ecuador, en el lado norte se vierte agua sobre un recipiente con una perforación en el centro para que se vaya desalojando el agua. Mientras va saliendo del recipiente, ésta gira en sentido de las agujas del reloj, hecho perfectamente natural para los que vivimos en dicho hemisferio. Para hacerlo visible se deposita un fósforo en el agua y va girando en la dirección indicada. La particularidad realmente impactante es que si se efectúa la misma tarea tan solo diez metros después de la línea del Ecuador, en el hemisferio Sur, el agua gira en sentido inverso al anterior. Y si estás sobre la misma línea del Ecuador el agua no gira en ningún sentido mientras se va saliendo por el fondo del recipiente. Nos extendieron sendos certificados en los que se especifica que hemos traspasado el Ecuador hora y fecha del evento.

Seguimos camino y poco después paramos en las cataratas Thompson, 30 metros de caída de agua del rio Nyahururu, un espectáculo desde los miradores.


Allí aparecieron tres aborígenes vestidos con los trajes primitivos de los Kikuyos, las caras y brazos pintados de colores terreros, cogidos de la mano escudos y lanzas, suponemos eran de guerreros, pero hoy se dedican a hacerse fotos con los turistas a cambio de uno o dos dólares.


Por fin después del largo viaje llegamos a comer al hotel en el lago Nakuru. Está este resort, Lake Nakuru Lodge, situado en lo alto de una loma desde donde se divisa todo el lago.


Desde el hotel se divisa un gran bosque de Acacia de tronco amarillo que configura la reserva natural del lago.


Todo el recinto está evidentemente vallado y electrificado, hay Búfalos, Babuinos, Buitres y Marabús, y un letrero que dice que no está permitido dar comida a los animales.


La reserva tiene una superficie de unas 60 mil hectáreas y en ella hay una fauna muy variada. En esta reserva se encontraban los leones que eran descendientes de los matadores de hombres, allá a principios de siglo, y que atacaban a los trabajadores que construían la línea férrea desde Mombassa a Uganda, llegaron a matar al experto cazador que contrató la empresa. Los trabajadores se habían negado a seguir en la construcción de la vía mientras existiera el problema, fue la primera huelga de toda Africa. Estos leones, descendientes de aquellos, en el año 2000 mataron y se comieron a una guarda del parque, hallaron una forma de traspasar la valla, la cuestión es que después de desaparecer la pobre guarda encontraron su mano izquierda en mitad del camino. Se comprobó que los leones esperaban una nueva oportunidad de cazar un humano por lo que la dirección del parque decidió aniquilar ésta familia de leones, mas tarde trajeron nuevos ejemplares de otra reserva, una vez que constataron que no quedaba ninguno de los anteriores. No sé cómo eran aquellos leones de leyenda, pero los que vimos esa tarde en la visita guiada eran ejemplares realmente impresionantes.


El Lago Nakuru, lugar de acogida de millones de Flamencos, es de agua salobre en la que crece un alga que es la base de alimentación de los flamencos, eso añadido a la escasa profundidad del lago, 1 m de promedio, hace que sea el paraíso para estas aves provenientes de Europa en sus migraciones. El agua salada deja su impacto blanco sobre la orilla creando una espacie de anillo en la orilla del agua sobre el fango, viscoso y pegajoso en el que dos de nosotros nos quedamos clavados y salimos con dificultades importantes.


Durante el paseo, en coche claro, tuvimos ocasión de contemplar un hermoso ejemplar de rinoceronte blanco a cierta distancia, mas tarde vimos otro apenas a treinta metros.


El bosque de Acacias de tronco amarillo nos brindó un espectáculo de naturaleza extraordinario, entre los árboles llegamos a ver jirafas que llaman “de calcetines blancos”, muy cerca un leopardo esquivo se movía entre la maleza. Forman parte de esta fauna Cebras, Búfalos y toda clase de antílopes y gacelas e incluso a un perro de las praderas.


Acostados en la ladera de un pequeño promontorio encontramos dos ejemplares de leones machos, que supusimos habían comido poco antes, realmente impresionantes. Ya al final del día fue cuando vimos a otros tres rinocerontes corriendo detrás de un rebaño de cebras que corrían en distintas direcciones por aquel acoso.

Anocheciendo nos recogimos al hotel, después de cenar asistimos a un pequeño concierto por un grupo coral de la localidad.

A las siete de la mañana salimos de Nakuru con destino a Maasai Mara, destino muy esperado por todos y que no nos defraudaría, al final de ese día nos sentíamos francamente satisfechos. Antes de dejar el algo Nakuru tuvimos ocasión de echar una última mirada al mar de flamencos que nos obsequiaron con alguna de sus bonitas “voladas’ en grupo.


Por el camino observamos enormes fincas valladas llenas de animales salvajes. Al parecer son fincas privadas que disponen de tantos animales como los parques oficiales, hay que reconocer que nos entró una cierta envidia.

Llegamos a la entrada de la reserva natural de Massai Mara sobre las doce. Después de contratar el vuelo en globo del día siguiente, nos dirigimos a un poblado Massai cercano donde nos recibieron los guerreros ataviados con sus tradicionales trajes de colores, cánticos y danzas. Nos hicieron una demostración de sus virtudes de danza y canto así como de danza guerrera durante la cual te rodean profiriendo sonidos guturales y saltando, algo que realmente impresiona.


Son gente muy amable y hospitalaria, de hecho las mujeres agrupadas cogieron a las nuestras para danzar con ellas.


Nos invitaron a pasar al poblado que es de similares características a los Samburu, aunque algo más extenso, las chozas son distintas, son algo más altas de planta cuadrada y techo plano, construidas con ramas y excrementos de vaca igualmente, están edificadas en el perímetro interior de la valla, cada choza pertenece a una esposa, en ésta etnia la poligamia es el sistema familiar, cada hombre puede tener las esposas que pueda mantener en función del ganado que posea. La primera esposa tiene su choza junto a la puerta por la que entra el señor y las siguientes emplazadas a continuación por riguroso orden de matrimonio. Visitamos una de las chozas el espacio interior es fresco, afuera pegaba el sol de lo lindo.


La valla es igual que la de los Samburu, tiene diversas entradas, cada una es de uno de los señores. En este poblado hay dos hermanos con seis mujeres uno y cinco el otro, practican la ablación de clítoris a las mujeres jóvenes y a aquella que no lo quiera se la invita a abandonar el poblado. Lo que para nosotros constituye una cierta sorpresa es que está costumbre tiene una explicación práctica, según lo que nos cuentan, de este modo las mujeres tiene un menor apetito sexual y toleran mejor que sus maridos las compartan con otras.

Las chozas dispuestas en el perímetro permitiendo un gran espacio en el interior. Durante la noche se aloja el ganado en esta espacie de gran plaza. El suelo que pisamos es un compendio de excrementos de vaca, cabra, oveja y burro secos por donde caminamos con nuestras botas europeas; los niños, mujeres y algunos adultos lo hacen descalzos. Realmente aún sorprende la existencia de cohabitación del humano con el ganado, dónde las condiciones sanitarias son nulas, y aunque admiten cierta mortalidad infantil, es seguro que ocultan o disfrazan la realidad. Los guerreros, que son los jóvenes, ejercen como tales haciendo guardia por las noches en los alrededores del poblado sobre todo para impedir que los animales salvajes ataquen al ganado.

Para salir del poblado hubo que efectuarlo por el mismo sitio que entramos, cada entrada es con una función determinada, cada hombre entra y sale por el lugar que tiene destinado, no puede hacerlo por otro distinto. El pueblo Massai es puramente ganadero, no cultivan la tierra, de hecho la base de su alimentación es la carne, leche y la sangre de su ganado, las frutas y vegetales las cogen de la naturaleza, la tierra es fértil si la cuidas, pero ellos prefieren pastorear en medio de la sabana, expuestos a los peligros de los depredadores. El mercadillo de tallas de madera y collares y pulseras de abalorios es el último acto de esta visita, el regateo es feroz y, de nuevo, tienes la misma sensación de un cierto exceso de mercantilismo que ya tuvimos con los Samburu.

Acabada la visita emprendemos marcha hacia el Resort Mara Simba donde, después de la recepción, comimos. Cerca del Hotel hay el consabido riachuelo donde, en esta ocasión, descansaban plácidamente unos hipopótamos. A las 4 de la tarde, emprendimos el safari en los coches con el techo levantado para pasar la tarde más esplendida de estos días.


Al principio nos encontramos con varias cebras, estas si son las cebras de toda la vida con sus rayas anchas y su tripa rayada, y algunos búfalos, por allí pastoreaban los rebaños de los Massai.


Al poco encontramos unas jirafas, éstas tienen el dibujo de su piel estrellado, distinto de las reticuladas que tiene forma trapezoidal, es curiosa la sensación de paz que transmiten la mirada y la pose las jirafas.


Poco a poco van apareciendo los famosos Ñus, animal que describe nuestro guía de la siguiente forma “tiene cuerpo de caballo, piernas de antílope y cabeza de vaca”, de la misma forma nos dice que es un animal muy tonto, en Kenia dicen “Cabeza de ñú” como en España decimos cabeza de chorlito. Hay, según el guía, pocos porque han emigrado.


Menos mal que han emigrado porque de pronto nos damos cuenta que todo el campo está cubierto de ñus. Si, habían emigrado, pero las últimas lluvias en Massai Mara les han hecho volver y nos brindan un espectáculo impresionante. Dicen que hay un millón y medio de ñus y de verdad que nos lo creemos.


Por la radio comunican que han visto un Leopardo en lo alto de un árbol, allá nos dirigimos cuando vemos que un impala está en posición de atención, arriba en la ladera hay un viejo León macho que ruge, se levanta y comienza a caminar pesadamente hacia la izquierda, todos los Impalas están petrificados observando los movimientos del rey de la selva, solo cuando se pierde de vista vuelven a pastar plácidamente. Proseguimos en busca del árbol del Leopardo, al llegar hay una cantidad importante de coches acosando el lugar.


En un momento dado el animal desciende del árbol y se encamina hacia unos matorrales dónde se para a escasos metro y medio de nuestra vanete y nos dirige su felina mirada. Casi nos da algo, hemos sido capaces de ver y casi tocar el animal más esquivo de la sabana, aquel que según nuestros guías más de la mitad de la gente se vuelve a sus casas sin haber visto y encima en el parque en el que resulta casi imposible verlo, vaya suerte.


Dispersados los vehículos nos condujeron por la sabana en la que se apreciaba el aumento de los rebaños de ñus mezclados con las cebras. En un cruce de caminos distinguió el guía un rinoceronte negro como a unos 300 metros, no pudimos acercarnos porque parece que el rinoceronte negro gasta bastante malas pulgas y es capaz de embestir a las vanetes.


Más adelante vemos que hay movimiento de coches, tres Guepardos, madre y dos cachorros ya crecidos, están haciendo prácticas de caza con un rebaño de cebras, la estampa de estos gatos en el acecho es extraordinaria, y después cuando se lanzan en décimas de segundo a la carrera, desaparecen de la vista rápidamente. Cuando vuelven, aunque sin nada cazado, vienen jugando entre ellos.


Siguiendo la ruta por la Sabana nos cruzamos con dos manadas de Elefantes distintas que pastoreaban plácidamente. En la ladera de una loma observamos que algo se mueve, nos acercamos, y vemos a dos Leones que están terminando de devorar un antílope, extasiados contemplamos la escena mientras se iban acercando mas vehículos. Salimos de allí pronto, al estar fuera del camino, los guías no quieren permanecer demasiado tiempo, pueden aparecer los forestales y les cae una sanción por ello, según dicen dichas sanciones suelen ser fuertes.


Ya emprendiendo el camino de vuelta con paso tranquilo, en un tramo del camino descubrimos un León tumbado en la hierba, sin percatarnos que unos metros más adelante hay otro más acompañado por una Leona. Dice nuestro guía que le parece estuvieran en fase de “luna de miel”, mientras el otro espera tranquilamente a que terminen con ello.


Despacio va cayendo la tarde y el ocaso se acerca por lo que poco a poco vamos desandando el camino hacia el hotel, eso sí viendo mas antílopes, por cierto en Massai Mara hay uno, que aquí llaman Topy, es de tamaño apreciable, y según los guías es el antílope más valiente que existe, es capaz de hacer frente incluso a los leones si es preciso para defender a sus crías.


Durante la cena comentamos emocionados la tarde tan excitante vivida.

DIA 29 DE OCTUBRE

De madrugada el grupo que decidió montar en globo se levanta a las 4,30 de la madrugada, los demás a las 7, desayunamos tranquilamente y a las 7.30 salimos de safari. El viaje en globo deja algunas espectaculares vistas de Massai Mara y de los otros globos.


Quizás es eso lo mejor de la excursión ya que ese día el viento no ayuda nada y hay que subir muy alto para poder moverse. Como consecuencia los pocos animales que se observan están tan alejados que casi ni se perciben.


Eso sí al acabar la excursión hay un desayuno en plena sabana de todos los participantes que resulta francamente agradable, por suerte no se nos acerca ningún depredador.


A los pocos minutos de emprender viaje encontramos una pareja de Leones en el camino, parecía estuvieran cortejándose, se levantaba la hembra y el macho detrás, se tumbaba y el macho igual, hubo un momento que pensamos que habría cópula, pero la hembra no estaba para dar espectáculo y se tumbaba haciendo imposible el acto. Mientras el guía observó que otra leona salía de la espesura en dirección al rio, rugiendo caminaba sin pausa como si buscara algún compañero. En aquella zona de la maleza seguía habiendo movimiento por lo que decidimos ir hacia allí, cuál fue nuestra sorpresa al contemplar un familia leonina de cinco cachorros y dos madres cuidándoles, precioso.


Decidimos no molestar más, hicimos las fotos necesarias y seguimos camino, al poco remontando una cuesta se observa movimiento entre la vegetación, dos guepardos que retozan tranquilamente sobre la hierba, madre e hijo también mayorcito, juegan tumbados.

Pronto encontramos de frente con una manada de Elefantes que tranquilamente se alimentaban de unos plantas junto a un arroyo, llaman mucho la atención las crías, se les ve como indefensas ante la mole que son su madre y el resto de los adultos, una de las ellas era amamantada por su madre, que separaba instintivamente la pierna para favorecer el acceso a la ubre de su retoño.

Una vez recogidos a los del globo nos dirigimos hasta el río Mara, llegamos a la frontera con el Serengueti y con Tanzania que cruzamos impunemente. La frontera está marcada por el rio Mara, al otro lado del puente dormitaban un rebaño de Hipopótamos, que no se alteraban por nada. Por el suelo corría un lagarto de colores azul y rosa fuxia que nos llamó poderosamente la atención.


Volvimos hacia atrás para contemplar dos leonas que dormitaban a la sombra de unos arbustos cerca del camino, desde allí nos encaminamos, en coche claro, a un monte cercano para contemplar, desde la cima, la Sabana en todo su ámbito y esplendor. Es un mar de hierba agostada manchada de puntos oscuros que en la distancia no se aprecia si es un árbol o un animal, desde luego la vista es extraordinaria, para quien le guste la naturaleza, es un espectáculo sensacional.


La bajada al rio Mara nos llevaba cargados de sensaciones por si los tontos Ñus cruzaban el rio ese día en un sentido o en otro, era muy difícil que eso ocurriera, como así fue. En todo caso, el rio es en sí un espectáculo de gran belleza.


Llegados a un tramo del rio pudimos contemplar, en uno de los pasos que estos animales utilizan, las huellas que recientemente habían dejado, incluyendo una víctima, de ese paso desbocado que utilizan al cruzar el rio, era un Ñú muerto medio enterrado en el barro, prueba del reciente acontecimiento. Seguimos el curso de rio abajo hasta encontrar dos manadas distintas de Hipopótamos que, como los anteriores, dormitaban en la orilla del rio, junto a ellos dos cocodrilos efectuaban la misma tarea calentándose al sol.


En un recodo del rio apareció un Hipopótamo muerto, con las patas para arriba.


Daba repelús ver a su alrededor en la orilla no menos de 15 o 20 cocodrilos reposando, en espera de la siguiente ración.


Con esta imagen nos alejamos del rio para hacer picnic a la sombra de una Acacia. Durante una media hora comimos plácidamente, al finalizar los guías nos invitaron a una copa de vino Keniata, una especie de mistela de 17º, sabroso pero para tomar solo una copa, con dos cogorza segura. A todo esto nos habíamos alejado, unos 50 Km. campo a través, del hotel. Los guías decidieron volver por un camino distinto al de ida, motivado por la lluvia, en la distancia se apreciaban nubes descargando agua de forma intensa.


Ello nos permitió contemplar otras cosas. El camino se adentró sobre una superficie que se había quemado recientemente, olía algo de humo aún. Sorprendentemente varios animales pastaban sobre la superficie quemada, nos explicaron que era muy normal ver a las Cebras y distintos antílopes comer después de que pasase el fuego. Al poco se cambió de rumbo hacia otra pista y a unos 300 metros nos encontramos con tres hienas que, tumbadas en los charcos del camino, nos miraban como si les molestara nuestra presencia.


Seguimos y pocos metros más adelante hallamos cinco leonas, que tranquilamente dormitaban sobre la hierba, sin que nuestra presencia les inmutara lo más mínimo. En ese momento comenzó a llover torrencialmente debiendo recular los coches a un lugar donde poder bajar los techos, ya que nos estábamos poniendo como sopas. Caían chuzos de punta era una tormenta muy seria hasta el punto que los conductores evitaban determinados tramos del camino especialmente embarrados, ante el temor de quedar bloqueados. Poco a poco fue dejando de llover. Nos acercamos al lugar dónde por la mañana vimos la familia de leones, para que el resto del grupo pudieran verlos.

Esta vez los leoncitos estaban jugando entre ellos y con las leonas como si fueran niños de verdad, nos hubiéramos quedado horas contemplándolos.


No lejos de allí estaban dos machos, uno de penacho casi negro, que dormitaban a pocos metros. Al parecer cuando hay pequeños siempre están por allí cerca no vaya ser que algún otro animal albergue la peregrina idea de atacar a sus cachorros.


Estuvimos poco tiempo, ya que nos habíamos salido unos metros del camino cosa que está prohibida, además nos enteramos de que después de estar nosotros por la mañana aparecieron los forestales y multaron a varios coches que pillaron infraganti. Por cierto todo lo que ocurre en el parque se sabe inmediatamente en todos los coches ya que todos los que andan por allí llevan encendidas las radios por las que se oye una continua murga en swajili sobre lo que cada uno va encontrando y va viendo. Esto facilita mucho el trabajo de los guías que saben en todo momento donde se han visto cosas interesantes.

De aquí ya partimos hacia el hotel, todavía pudimos ver los Elan, el antílope más grande de la sabana, de carácter muy tímido, por lo que es difícil verlo de cerca.


Por supuesto que no faltaron los Avestruces, varios búfalos, cebras y gacelas, los Massai llevaban su ganado hacia los rediles para pasar la noche.


Y como también las aves tienen su corazoncito, no se pude dejar de reseñar la presencia del pájaro secretario con su graciosa plumas en la cabeza.

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