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Un viaje que siempre quise hacer es Escocia, visitar Edimburgo y su festival, por supuesto los castillos, el lago Ness, escuchar las gaitas… Y por fin el pasado agosto de 2008 estábamos rumbo Edimburgo para pasar 15 días recorriendo el país en coche.
Hicimos unas 2.000 millas, que vienen a ser más de 3.000 Km; queríamos visitar todo lo posible,sobretodo castillos, así que hicimos un planning de lo más ajustado, obviamente nos quedamos cosas sin ver, pero creo que el viaje fue bastante completo.
Para preparar la ruta nos fue muy útil la web de la oficina de turismo de Escocia, http://international.visitscotland.com/es/. Tienen también una oficina en la mayoría de los pueblos donde dan bastante información e incluso te ayudan a encontrar alojamiento, que en caso de andar muy perdido puede ser una buena ayuda.
Nuestra idea era ir haciendo la ruta sin sitio definido para dormir, excepto en Edimburgo y las primeras noches en Stirling, así que al llegar a cada pueblo fuimos mirando los B&B disponibles y comparando precios, aunque en un par de ocasiones nos encontramos casi sin opciones, pero normalmente fue bastante fácil encontrar alojamiento.
Basamos la ruta del viaje en las ciudades y zonas que más nos interesaba ver y los castillos que queríamos visitar, aunque por el camino nos encontramos muchos más en los que no pudimos evitar parar. Si bien en número y calidad de castillos España no tiene nada que envidiarle a Escocia, en lo que deberíamos tomar ejemplo es en lo bien que está organizado el turismo de castillos. Ya sean de propiedad privada o administrados por el gobierno, están muy bien señalizados, aunque no sean más que una ruina, y en todos encontramos cartelería con información sobre el castillo y su historia. Yo, para no enrollarme mucho con datos he puesto enlaces a las páginas con la información de cada uno de los que visitamos.
Volamos al aeropuerto de Edimburgo con Easyjet y una vez allí fuimos directamente al mostrador de Europcar, con los que teníamos reservado un coche de alquiler. Aunque nos salió un poco más caro, y a pesar de que no tuvimos ningún percance, nos alegramos de haberlo cogido con seguro a todo riesgo cuando vimos que eran muchos los que llevaban los sobretodo los retrovisores destrozados, y es que es difícil calcular la distancia cuando se conduce a la derecha. Cogimos el coche y lo primero fue acostumbrarse un poco al volante en el lado contrario, cuesta un poco, sobretodo en las rotondas, en las que uno no sabe a dónde mirar, pero más o menos se lleva bien.
Desde el aeropuerto nos dirigimos directamente a Stirling, que está como a 50 Km de Edimburgo y se tarda unos 40 minutos nada más, pero ya era tarde cuando llegamos y para evitar estar dando vueltas a esas horas habíamos buscado un bed&breakfast por internet, en el que pasamos varios días visitando la zona de alrededor.
Éste era el Monument View, situado en la zona del pueblo más cercana al monumento de William Wallace, de ahí su nombre. Cuenta con tres habitaciones con baño, muy bien preparadas, todo muy limpio y cuidado, televisor, calentador de agua, incluso había adaptadores de enchufes para los despistados. Hay también una sala común con libros, información turística y Dvds que se pueden ver en la habitación. La casa la lleva sobretodo la dueña, aunque también andaba por allí su marido, eran muy agradables y hablaban por los codos, aunque la verdad que entenderles yo no les entendía mucho, mal se nos da ya el inglés y con acento escocés peor.
Lo mejor de todo eran los desayunos. Ann, que así se llama ella, es una gran cocinera y junto con la cantidad de comida que suele llevar el desayuno escocés nos fuimos todas las mañanas comidos para casi todo el día. Nos ponía de primero zumo, café o té, tostadas, cereales, fruta y croissant; de segundo el típico scottish breakfast: huevo frito, bacon, champiñones, salchichas, tomate asado, una especie de torta de patata, alubias y haggis, muy típico escocés, es una especie de morcilla, pero solo lo comimos un día, los demás Ann nos preparó otras cosas típicas aunque muy parecidas, todas se parecían a la morcilla, que además no me gusta nada pero que me comí por no quedar mal.
La primera noche que pasamos allí fuimos a dar una vuelta por el centro del pueblo. Hay algunos bares donde tomar una cerveza y algunos restaurantes, nosotros probamos uno de comida india, que estaba bastante bien, tenía buffet libre y nos hartamos sin saber que al día siguiente nos esperaba semejante desayuno. Había algunos borrachos cantando por la calle y alguna gente en los bares, pero a parte de eso la verdad que mucho ambiente no se veía, así que nos tomamos algo y nos fuimos a dormir para empezar al día siguiente bien temprano y con ganas.
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