Desde mi experiencia, coincido totalmente con esta opinión de Abdelkrim. En general, en las zonas turísticas, hay mayor porcentaje de amabilidad y cortesía. Sin embargo parecen más hoscos en lugares menos turísticos: paseas por un pueblo solitario, saludas a alguien por la calle y ni te responden. El problema no es que haya gente repugnante, que la hay en todos los sitios, España incluido; el problema es la cantidad de repugnantes por m2. Voy a contarles una anécdota. Restaurante The Sea Terrace, en Varna. Excelentes vistas y entorno encima de la playa (en otro post de restaurantes hago un desarrollo más amplio). Precio alto para la renta búlgara, al nivel para los españoles. Entramos. Pillamos mesa en la terraza. Camarera que nos llega con las cartas. No las entendemos y pedimos ayuda. Caras muyyy largas y diría que hasta displicentes por su parte. En un restaurante español, nos hubiéramos levantado y marchado. Allí era tarde, teníamos hambre y queríamos comer. Nos armamos de paciencia para torear la situación: entendernos con la carta y con la camarera. Finalmente pedimos varios platos, ensaladas, mejillones, pescados, etc. Y postre. Le digo a mi mujer “ya verás cómo esta viene a comer a la mano”. Como dicen que ‘el roce hace el cariño’, ya durante la comida y la relación fue siendo algo más amable. A la despedida la doy 10 lv de propina y pensé para mí, “mañana te espero”.
Al día siguiente volvimos a comer. Misma camarera que de entrada al vernos casi nos tiende la alfombra. Nos sentamos en la misma mesa. Su sonrisa de oreja a oreja. Un dechado de amabilidad. La pedimos también vino, como el día anterior, sólo que esta vez nos lo trae con cubitera de pie, hielo y servilleta (el día anterior encima de la mesa). Estaba pendiente y cada dos por tres se acercaba a servirnos… en fin, radical cambio de actitud… tan sólo por 10 lv. Es lo que hay. |