Magnífico ejemplo del románico burgalés, la ermita de Nuestra Señora del Valle, del siglo XII, es lo que queda del desaparecido monasterio que dio nombre al pueblo. Con robusta torre central de dos cuerpos, tres grandes arcos ciegos rodean el ábside. En el interior destacan la bóveda de media naranja sobre pechinas y dos edículos con tejadillos a cada lado de la nave.