13.- Viviendo la selva ✏️ Diarios de Viajes de Centro Africa R.No, el título del capítulo esta bien, no es ningún error. No se vive EN la selva, simplemente, se vive la selva. La vives adaptándote a ella, dejándote llevar por sus ritmos y procurando aprovechar todo lo que ella te ofrece, intentar adaptar el...Diario: Pigmeos y Gorilas, un paseo por la selva centroafricana⭐ Puntos: 5 (21 Votos) Etapas: 16 Localización: Centro Africa R.No, el título del capítulo esta bien, no es ningún error. No se vive EN la selva, simplemente, se vive la selva. La vives adaptándote a ella, dejándote llevar por sus ritmos y procurando aprovechar todo lo que ella te ofrece, intentar adaptar el entorno a ti es una quimera, una pérdida de tiempo, no lo conseguirás. Así viven los Aka y así deberemos vivir nosotros los días que vamos a estar aquí. Empieza nuestra primera noche en la selva. Terminamos de cenar y al irse apagando los fuegos, dejando solo pequeñas brasas, nos encontramos con la primera sorpresa, el cielo, en lugar de sobre nuestras cabezas, se halla bajo nuestros pies. Si miras hacia arriba, no ves prácticamente nada, los altos árboles, que de día no dejan llegar los rayos del sol hasta el suelo, impiden igualmente que ahora podamos ver las estrellas, sin embargo, cuando miras al suelo, este parece estar alfombrado con miles de estrellas. Son las pequeñas astillas que han caído al ir cortando los arbustos que había en el lugar. En su interior se encuentran unos hongos que poseen la curiosa propiedad de ser fluorescentes!! Así pues, el mundo parece haberse invertido, con la oscuridad arriba y las estrellas abajo. Y empiezan a sonar los tambores, los Bayaka se han ido reuniendo en la “plaza” central, empieza la llamada a los espíritus y hoy nos daremos cuenta, de que lo que vivimos con los Baka, en la reserva del Dja, a pesar de lo mucho que nos impresionó, no deja de ser un pequeño aperitivo de lo que vamos a vivir estas noches que compartiremos con los Bayaka. Manu nos avisa, nada de luces, dejad los frontales en la cabaña, la aparición de luces mientras se está llevando a cabo la ceremonia, es prácticamente una herejía y puede acarrear mala suerte y no hablemos ya, si por casualidad, el rayo de luz llega a iluminar de pleno a alguno de los espíritus que aparecen danzando durante la ceremonia. Casi a tientas, nos vamos acercando hacia donde se encuentran todos reunidos y nos acomodamos donde mejor podemos para seguir el desarrollo de la ceremonia. La verdad es que soy totalmente incapaz de poder describir dicha ceremonia, el sonido de los tambores, los cantos de las mujeres, los sonidos de la selva que te rodea, ruido de grillos, insectos, algún que otro rugido o bramido a lo lejos, todo ello en medio de una oscuridad prácticamente absoluta, en la que a duras penas ves moverse sombras delante de ti cuando aparecen los espíritus bailando, algunos de ellos, llevan las astillas con los hongos fluorescentes que antes mencionaba pegadas por el cuerpo, de manera que de pronto aparece ante ti un montón de puntos luminosos que se mueven, se unen, se separan … es imposible expresar en palabras lo que oyes, medio ves y sientes cuando estas allí y aun hoy, cuando recuerdo todo lo que allí pude vivir, sigo sin saber muy bien que era realmente todo aquello, lógicamente, la razón te dice que los espíritus no son más que Bayakas disfrazados con plantas, hojas y cortezas, pero lo cierto, es que estando allí, viviendo y compartiendo toda la ceremonia, hay momentos en los que ya dejas de estar seguro de nada y la razón deja de ser algo que puedas usar. Los recuerdos de aquellos puntos de luz danzando, moviéndose, agrupándose, separándose … todo ello envuelto en el sonido de los cantos y los tambores se convierte en algo, no ya que no sepas como explicar, es que en el fondo, creo, tampoco quieres ni pretendes hacerlo. Lo único que puedo deciros, es que escuchéis la banda sonora del video, el enlace del cual encontrareis al final del diario, solo así, pienso, podréis sentir un poco de lo que tuvimos la suerte de poder vivir. Tras tres horas y algo de cantos y bailes, termina la ceremonia y nos metemos en las cabañas para dormir un rato y parece que hace cinco minutos que nos hemos dormido cuando ya vuelven los tambores a dejarse oír. Ya es de día y están llamando al espíritu de la caza para que ayude a la partida que va a salir a cazar. Rapidamente, desayunamos algo y nos apuntamos a la partida que va a salir de caza. El sistema que usan los Bayaka para cazar, cuando lo hacen en grupo, consiste en colocar unas redes trenzadas con lianas en diferentes pasos estratégicos, que ellos saben que van a ser usados por los animales. Una o dos personas quedan a cargo de cada una de las redes y el resto dan un rodeo, realizando una batida para empujar a los animales hacia los pasos donde están colocadas las redes, una vez un animal queda atrapado por una red, el responsable de dicha red, debe acercarse rápidamente para matar al animal con su lanza, antes de que este pueda liberarse. La red en la que nos quedamos nosotros, no fue demasiado afortunada, se enredó un jabalí de selva en ella, pero antes de que pudiera llegar el responsable de la misma hasta donde estaba el jabalí, este consiguió soltarse y huir. Así que después de una mañana entera de andar por la selva, colocando las redes y esperando a que el resto del grupo hiciera llegar a algún animal hasta nuestra red, tuvimos que regresar al campamento con las manos vacías. Otros grupos tuvieron más suerte y consiguieron caza, de modo que a pesar de nuestro fracaso, la gente no se quedó sin comer. La caza es una actividad masculina, no es que esté prohibido que las mujeres vayan en partidas de caza, de hecho, vimos a algunas que acompañaban a los hombres en ocasiones, pero normalmente los grupos que salen de caza, están casi siempre, únicamente formados por hombres. A la hora de procurarse sustento, la tarea de las mujeres es la recolección, frutas, raíces, plantas… y la pesca, así que a la mañana siguiente, acompañamos a un grupo de mujeres que van de pesca. Siempre que los Bayaka montan un campamento, lo hacen en algún lugar donde, a poca distancia, pase algún rio o riachuelo, tanto para poder proveerse de agua, como para poder pescar. La técnica de pesca consiste, en el caso de practicarse en un riachuelo, que es lo que nosotros pudimos ver, en buscar un lugar que para ellas, sea adecuado, por lo que pude observar, casi siempre junto a algún árbol que tenga alguna parte de sus raíces hundiéndose en el suelo dentro o a tocar del riachuelo. Una vez allí, hacen una represa de manera que en un radio de un metro o dos alrededor del árbol, dejan una charca aislada del riachuelo, para a continuación, vaciar esta charca con cuencos o cualquier utensilio que tengan a mano. A parte de los peces que puedan quedar dentro de esta charca, una vez vacía, empiezan a excavar entre las raíces del árbol, buscan unos peces que se hunden en el fango, el problema, es que a veces, también encuentran alguna víbora negra, cuya picadura es mortal, nosotros vimos como salía una de estas, pero Kena, que es como se llamaba la “jefa” de la expedición de pesca en la que íbamos nosotros, solucionó el problema rápidamente con un golpe de machete. Con la pesca tuvimos más suerte que con la caza y pudimos volver al campamento con un buen puñado de peces, más una tortuga y un mono. Lo de la “pesca” de un mono, es una de esas anécdotas que resume perfectamente la habilidad de esta gente para sobrevivir en la selva. Con nosotros, en la expedición de pesca, venia una chica, de unos catorce años de edad, que acarreaba a sus espaldas a un crio de menos de un año, ignoro si era hijo suyo o un hermano, mientras estábamos pescando en una de las charcas que hacen, ella se alejó rio arriba de donde estábamos nosotros, y sorprendió a un mono que había bajado a beber al riachuelo. Con el crio a cuestas y con todo el cuidado del mundo, consiguió llegar hasta el mono, el cual ni se había enterado de que ella estaba cerca, lo agarró por la cola y volteándolo, lo estrelló contra el tronco de un árbol, matándolo en el acto. No sé cómo fue capaz de llegar hasta el mono sin que este la oyera, oliera o viera, pero lo cierto, es que cuando regresó con el mono a cuestas y una sonrisa de oreja a oreja, fue efusivamente felicitada por el resto de mujeres del grupo. Las tardes en el campamento, acostumbran a ser unas horas de relajación y se aprovechan para efectuar tareas de “mantenimiento”, ya sea de las cabañas, las lanzas, redes… además, son también el momento de socializar con el resto de integrantes de la tribu, alrededor de una fogata, tomando un té o una infusión. Acostumbra también a ser el momento en el que llueve, por lo menos, durante los días que nosotros estuvimos allí, cada día, a media tarde, cayó un chaparrón de una duración de entre una o dos horas. No demasiado molesto para ellos, perfectamente guarecidos en el interior de sus cabañas, pero para nosotros y nuestra defectuosa cabaña, si supone un reto al estar todos apelotonados en el interior de la misma, intentando ocupar el poco espacio en el que no hay goteras, incluyendo en dicho espacio a nuestras pertenencias, intentando conservarlas lo más secas posibles. Pero una vez finalizada la lluvia, cuando desaparecen las nubes tan rápidamente como han llegado y vuelve a lucir el sol, el espectáculo de los rayos del sol colándose entre la vegetación húmeda y la neblina que produce el agua al evaporarse allá donde alcanzan los rayos del sol, es un espectáculo que difícilmente pueda olvidar jamás. Una curiosidad respecto a los bayaka es la forma que tienen de tomar decisiones acerca de cualquier asunto. A diferencia de lo que ocurre entre la mayor parte de comunidades humanas, los bayaka no tienen ningún jefe, nadie está por encima de nadie y cada cual es libre de hacer lo que le plazca, no se obliga a nadie a ir a cazar o a pescar, cada cual va cuando quiere y cuando no quiere, se queda tranquilamente en su cabaña, así que cuando hay algún tema que necesita ser tratado o deben ponerse de acuerdo acerca de qué dirección tomar o donde montar un campamento, empiezan a hablarlo entre ellos. Al principio creíamos que se estaban peleando, ya que la discusión acostumbra a ser a grandes voces, pero Manu nos explicó que no, que simplemente gritan para que el resto del campamento pueda oír lo que están discutiendo y si alguien desea decir la suya, pueda acercarse y dar su opinión. Otra cosa que nos sorprendió sobremanera, fue como cada día que pasaba, la comunidad iba aumentando. El primer día que llegamos, cuando construimos el campamento, se construyeron unas 13 o 14 cabañas, al cabo de dos días, las cabañas ya superaban de largo la veintena y eso teniendo en cuenta que algunos de los que habían entrado en la selva con nosotros, se habían ido. De donde venían y como se enteraron de que estábamos allí es un misterio que nunca podré resolver, pero que forma parte de su forma de ser. Entre ellos, no se establecen lazos inquebrantables, en cualquier momento, una pareja puede decidir que ya está harta de quedarse en un sitio, coger sus bártulos y desaparecer en la selva y de la misma manera, aparecen de la nada gente que se une a la comunidad. No sé si es por la manera de ser y de tomarse la vida de los bayaka, por la sensación de paz que se respira en el campamento, por la magia de sus cantos y sus espíritus o por el hecho de estar viviendo en el interior de selva, con sus sonidos, sus luces y sombras y sus misterios, pero lo cierto es que mañana mismo, si pudiera, volvería a ir allí sin dudarlo un segundo, a pasar más tiempo con ellos, disfrutando de su hospitalidad y de todo lo que se puede ver y vivir en el interior del tan erróneamente llamado “Infierno verde”. Índice del Diario: Pigmeos y Gorilas, un paseo por la selva centroafricana
01: 1.- Introducción
02: 2.- La Ruta
03: 3.- De Yaundé a Lomié
04: 4.- Selva del Dja. Tribu Baka
05: 5.- Tambores, cantos polifónicos y espíritus
06: 6.- En busca de miel
07: 7.- Seguimos en ruta hacia la RCA.
08: 8.- GORILAS!!
09: 9.- Dzanga Bai
10: 10.- Bailando con Bantúes
11: 11.- Encuentro con los Bayaka.
12: 12.- En el “Infierno Verde”
13: 13.- Viviendo la selva
14: 14.- El regreso
15: 15.- Kribi
16: 16.- Fin
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