El primer despertar en Asia nos sentó de maravilla, nos sentíamos con mucha más energía y bastante recuperados de los cambios horarios. Sobre las 8:00 bajamos a desayunar, el buffet libre era bastante completo, y empezamos a pensar cómo organizar el día. Aún no teníamos los planes claros, en un principio pensábamos ir en un long tail al mercado flotante pasando por los canales de Thonburi, pero no sé muy bien por qué al final nos decidimos por visitar primero el Wat Pho, sin duda alguna el templo que más hemos disfrutado en Bangkok.
Para llegar al Wat Pho tomamos el barco que va por el río Chao Phraya, fue todo un acierto, es una manera muy rápida de moverte por la ciudad evitando los atascos del tráfico y encima es súper barato. Existen varios barcos, o mejor dicho varias líneas que se identifican por el color de las banderas, nosotros nos movimos siempre con los barcos que mostraban la bandera naranja. Estos son los más baratos, 13THB por persona y trayecto, se nota que son los más baratos porque van llenos hasta los topes, descubrimos que eran muy usados por la gente local.
Wat Pho, el lugar del gran buda tumbado, eso era lo que veníamos a ver a este templo pero resultó ser un conjunto de templos mucho más grande de lo que nos esperamos. La entrada nos costó 100THB por persona, el ticket te incluye una botella de agua pequeña, cosa que siempre es de agradecer en Tailandia. Nada más entrar nos topamos con el templo del gran buda tumbado, en mi opinión uno de los budas más bonitos e impresionantes que he visto, el lugar es muy fotogénico.
Tras la visita a este buda nos encontramos con muchos otros templos en el interior, quizás no se lleguen a conservar tan bien como los del Gran Palacio pero poco tienen que envidiarles en cuanto a belleza, además el número de turistas es infinitamente menor por lo que disfrutamos plenamente del lugar y de una manera más relajada.
Salimos muy contentos con lo visto en el lugar y nos volvimos de regreso al muelle, por el camino nos desviamos un poco de las calles más turísticas, y tras girar por un par de callejones estrechos nos encontramos en el interior del
mercado de pescado de Tathian. Un lugar para nada turístico en el que Vanesa aprendió a respirar por la boca y en el que los dos descubrimos a que huele el pescado seco, dudo que pueda llegar a olvidar el olor tan fuerte y desagradable que había allí dentro, por otro lado al mismo tiempo yo estaba flipando con los puestos, las caras de los comerciantes y las escenas que veíamos allí dentro.
Después de unos largos 5 minutos ya no aguantábamos más en el interior y nos fuimos pitando a tomar de nuevo el barco de la banderita naranja en dirección al muelle de Thonburi.
Nos vinimos hasta aquí para visitar el mercado de
Wan Lang Market, en este mercado hay muy pocos turistas, apenas encuentras camisetas turísticas y se notaban unos precios ligeramente más bajos de los de Khao San Road, me compré una camiseta por unos 100THB y en los puestos de Rambuttri costaba el doble. Nos encontramos con muchos puestos de ropa y comida, como en cualquier mercado tailandés, sus calles eran estrechas y repletas de gente.
Lo que más me gustó del mercado fueron algunas de las escenas que vimos por sus calles, eran momentos del día a día para la gente local, pero algunas situaciones resultaban ser muy sorprendentes y fascinantes para mis ojos.
Para comer decidimos volver a tomar el barco y acercarnos a la zona de
China Town. Si Bangkok nos parecía una ciudad caótica, no habíamos visto nada hasta que no llegamos a China Town, andar entre sus calles resultó ser una tarea complicada, quizás en parte porque en dos días se celebra el año nuevo chino y todo el mundo andaba comprando cosas de última hora.
En general nos decepcionó un poco, creo que fue demasiado para nosotros y que no supimos pillarle el ritmo a esta zona, acabamos perdidos entre sus calles y creo que no llegamos a ver los lugares más turísticos de la zona, aún así pasamos un rato fantástico y nos reímos un montón, pues en estos callejones todo era posible. Teníamos bastante hambre pero no nos atrevíamos con ninguno de los manjares que veíamos, había mucha menos limpieza que en los puestos de los otros mercados que habíamos visitado, y eso que el listón estaba bastante bajo, finalmente nos atrevimos en uno de ellos y nos pedimos dos platos de arroz con stir fried chicken, que sin llegar a estar delicioso cumplió su función y nos quitó el hambre que llevábamos.
Sobre las 16:30 de la tarde pusimos punto y final a china town y regresamos de nuevo con el barco hasta nuestro hotel para descansar y refrescarnos en la piscina. Volvimos a cenar por los puestos callejeros de Rambuttri igual de barato que la noche anterior y luego nos tomamos un par de Mai Tai por la zona, los más baratos que nos bebimos en todo el viaje, a 80THB cada uno.