Salimos desde Madrid el 26 de agosto de 2023 a las 7:35 hacia Nantes en un vuelo de Iberia operado por Air Nostrum que nos costó 92 € cada billete ida y vuelta reservado en el mes de marzo. Una vez llegamos a destino nos dirigimos a Europcar para coger el coche que teníamos reservado. El aeropuerto de Nantes es muy pequeñito y no tiene pérdida.
Cuando llegamos a Nantes aparcamos en el Parking Feydeau que está debajo de un Carrefour. No es barato pero está muy bien situado para visitar lo que queríamos ver. Fuimos hacia el Castillo de los Duques de Bretaña (sólo por fuera). Es muy bonito y estuvimos paseando por allí ya que hacía muy buen día.
Después encaminamos nuestros pasos hacia la plaza de Saint Pierre para ver la catedral aunque ésta se encontraba cerrada porque sufrió un incendio. Como tuvimos 2 horas de retraso en el vuelo y llegamos un poco tarde a Nantes, después de dar este paseo teníamos hambre y nos metimos en el Restaurante Gigg’s Irish Pub que había en la misma plaza. No os lo recomiendo para nada. Yo prácticamente no comí. Cogimos un menú del día con un plato principal y postre, pedimos un par de cervezas y 2 cafés y nos clavaron 37€, que, si hubiese estado bueno, pues encantadas.
Como realmente donde teníamos el apartamento y campamento bases era en Rennes (y ya era un poco tarde) lo que hicimos fue coger un trenecito de esos que te dan un paseo por toda la ciudad y así, si no tienes mucho tiempo, te haces una idea. Bueno, Nantes nos pareció realmente prescindible. No nos gustó salvo el Castillo.
Cogimos el coche del parking (7,90€ por no me acuerdo del tiempo pero serían como unas 3 horas) y nos fuimos a Rennes. Un apunte que os quiero hacer es que no me gustó nada conducir por esta ciudad, sin venir a cuento te quitan un carril porque meten un trozo más de césped. Y te hacen dar muchísima vuelta porque unas calles las prohíben y tienes que dar mucho rodeo.
Llegamos al apartamento Ker Armand Thabor, muy bien situado (15 minutos andando al centro o 2 paradas de bus en la puerta) y con plaza de parking (muy importante en esta ciudad que casi todo el parking es de pago) Un sitio limpio y con muy buenas camas e instalaciones. Nos costó 366 € con Booking 5 noches y cancelación gratuita.
Como estábamos un poco cansadas después del madrugón (nos levantamos a las 5 a.m.) haber andado por Nantes y conducir 1 h y ½, fuimos a comprar algo para la cena al Carrefour que estaba como a 7-8 minutos andando y también fuimos a un boulangerie que estaba súper cerca para comprar pan, croasanes y algunos dulces para los desayunos. Cena y camita.
Hoy, domingo 27 de agosto, nos levantamos temprano, salimos de casa a las 8:30 y a las 9:00 estábamos en Fougères (parking de La Poterne gratis)
Lo primero que fuimos a ver camino del castillo es la iglesia de Saint Sulpice (S. XV y XVIII) una preciosidad, de hecho es la iglesia que más nos ha gustado de toda Bretaña.
Después entramos en el castillo feudal del siglo XII al XV, complejo defensivo del ducado de Bretaña del año 1000 al 1500. Una maravilla, en la que pagamos 9€ por entrar y aunque está bastante ruinoso, nos encantó, con unas vistas preciosas.
Más tarde empezamos a subir (muy empinado el pueblo) y fuimos a Le Beffroi, es el campanario más antiguo de Bretaña que data de 1397, pero estaba cerrado y no pudimos visitarlo por dentro. Continuamos hacia la Église Saint-Léonard construida en el siglo XVI, restaurada en el XIX y ampliada en estilo gótico. Muy bonita también, pero nos quedamos con la de Saint Sulpice.
Como ya era un poco tarde, decidimos ir hacia Vitré y comer allí. Aparcamos gratis en FJT Tremplin, a 5 minutos andando del castillo.
Eran las 13:45 (tardísimo para comer ellos) no nos cogieron en un par de restaurantes porque estaban llenos y al final nos metimos en La Fabrique D’Embas (amabilísimos), después de esperar una vida a que nos diesen mesa comimos de maravilla unas galletes, unas crepes y una jarra pequeña de sidra por 34 €.
Un apunte que os hago es que os arméis de paciencia cuando vayáis a cualquier restaurante, tardan una barbaridad en traerte la carta, luego pasa tiempo hasta que te dicen qué quieres beber, también tardan en traerte la bebida y luego entre plato y plato haces la digestión (no es broma) Se te puede ir perfectamente 1 hora y media en la comida, algo que hay que tener en cuenta a la hora de organizar las visitas a los sitios.
Una vez que comimos fuimos a ver el Castillo de Vitré. Merece y mucho entrar a verlo. Nos costó 6€ la entrada. Está muy bien conservado y restaurado, lo disfrutamos mucho y desde arriba del todo hay unas vistas estupendas de la ciudad.
Continuamos dando un paseo por el casco histórico y visitamos las iglesias de Notre Dame de Vitré y Saint Martín de Vitré. (se nos pasó ver La Poterne de Saint Pierre ☹)
Como era un poco tarde para seguir viendo cosas, pero pronto para volver al apartamento y como nos pillaba de camino, nos fuimos a Chateaugiron. Aparcamos gratis en un parking que hay pasado un poco el castillo viniendo desde Vitré, aproximadamente la dirección es “18 Bd du Château”.
Cuando llegamos a las 17:30 justo estaban cerrando el castillo, por lo que no pudimos visitarlo, así es que dimos una vuelta por el exterior y por el pueblo y tampoco pudimos entrar ni a la capilla de San Nicolás ni a la Iglesia de Sainte Marie Madeleine, supongo que aparte de por las horas, también porque era domingo y allí cierra todo un poco antes, una pena, pero bueno, nos hicimos una composición de lugar.
Ya eran cerca de las 19:00 y estábamos cansadas, así es que volvimos a Rennes a nuestro apartamento. Como llevábamos el portátil, cenita, peli de Netflix y a dormir.
Hoy, lunes 28 de agosto tocaba Dinan y Saint Maló, así es que salimos temprano porque había cerca de 1 hora hasta llegar allí. Aparcamos gratis en el Parking du Château en Dinan. Tuvimos que esperar un ratillo a que abrieran el castillo para poder verlo y disfrutarlo. Una maravilla aunque quizá demasiado reconstruido por dentro. Eché en falta algún elemento antiguo como camas, sillas y cosas similares que aquí eran como reproducciones de metal (el trono, camas, etc…) Unas vistas espectaculares desde lo alto, pero aún nos esperaban más vistas igual de espectaculares o mejores si cabe.
Después del castillo nos fuimos a la Torre de L’horloge, tenéis que subir porque merece muchísimo la pena. La subida es un poco dura pero cuando llegas arriba se te pasa el cansancio por las vistas (la foto no hace justicia)
Como ya eran las 13:00 y tardan tanto en dar de comer nos fuimos al restaurante La Bigoudène que está en 17 Pl. des Cordeliers y aunque no recuerdo cuánto nos costó, creo que estuvo en precio normal con la gallete sin más, pero unas crepes riquísimas. De camino de un sitio a otro vas viendo el casco antiguo, la calle de Jerzual, Merciers y Cordeliers, una preciosidad. Una vez comidas vimos la Basilique Saint-Sauveur que nos gustó mucho.
Justo detrás está el Jardín Inglés desde cuyo mirador se puede ver el puerto fluvial y las casitas que hay abajo, con unas vistas irresistibles.
Era hora de Saint-Maló. Aquí nos fue un poco difícil de aparcar, pero al final lo pudimos hacer en el parking de pago Pau Féval, muy bien situado. Muy cerca del castillo y de la oficina de turismo.
La verdad es que aquí no entramos en ningún sitio. Dimos un largo paseo por las murallas (1754 metros) y disfrutamos de un día claro y soleado que nos supo a gloria. Por aquí se pueden ver las casas de corsarios y armadores, bastiones de los siglos XVII y XVIII. Había gente bañándose en las playas (aunque para mi hacía buen día, pero no como para bañarme jeje)