PREPARATIVOS
Como todos los años empecé a mirar destinos para ir de vacaciones: Camboya, Colombia, Vietnam, etc., pero los precios de los billetes estaban desorbitados. En mi mente llevaba tiempo rondando Georgia así que cuando se me encendió la bombilla y me acordé, miré los precios de los billetes: sobre 150€ ida y vuelta de Barcelona a Kutaisi, así que decidí instantáneamente que sería nuestro destino para 2024.
Georgia se considera histórica, cultural y políticamente parte de Europa, por ello este diario está dentro de esta parte de la web. Formó parte de la URSS hasta 1991 y vimos gran voluntad por entrar en la UE, hecho del que me alegraría mucho, pues es un país que nos enamoró, sobre todo por su gente (la Unión incorporó a Georgia como estado asociado en 2016). Sus fronteras lindan con Rusia por el Norte y Noreste, con Turquía y Armenia al sur, y con Azerbaiyán al sudeste.
Compramos dos billetes de ida y vuelta con una maleta de cabina en las siguientes compañías:
-Barcelona-Kutaisi con WizzAir por 369'16€ del 16/9, vuelo de 17:15-00:05, al 30/9, vuelo de 13:30 a 16:35.
-Vigo a Barcelona con Vueling por 103'98€ el 16/9 de 9:00-10:45.
-Barcelona a Vigo con Ryanair por 98'6€ el 30/9 de 20:50-22:50.
Por lo tanto los billetes de avión de los dos salieron por 571'74€, precio por el que no hubiésemos comprado ni medio vuelo a Colombia.
En cuanto a hoteles, sólo reservé la primera noche, pues llegábamos a las 00:05 del día 17/9 al Aeropuerto de Kutaisi, decantándome por uno que estaba muy cerca y disponía de traslado incluido al aeropuerto, por si acaso (Hotel Tsiskari, 30'36€ a través de Booking). Al final no necesitamos el traslado porque tuvimos coche de alquiler desde un primer momento.
Se me ocurrió preguntarle al del hotel por una empresa de alquiler de coches que estuviese abierta a las horas intempestivas a las que llegamos y me pasó un teléfono. Estuvimos hablando con una chica llamada Elene por WhatsApp (+995597622062), quien nos envió fotos de los coches y tarifas, decantándonos por un Jeep Compass con unos cuantos años y kilómetros (81852 millas=131.728km), pero que resultó estar en buenas condiciones. También nos remitió a una página de Facebook que se llamaba Best car rental in Kutaisi, pero estaba todo en georgiano así que no entendíamos nada.
Nos pidió 630€ con km ilimitados y seguro a todo riesgo, a pagar en efectivo y en euros al llegar, sin opción a bajar ni un céntimo; tras leer opiniones de otras empresas, en las que al parecer los coches no estaban en buenas condiciones y eran un poco más caros, decidimos quedarnos con el Jeep. El coche no nos dio ningún problema (aunque sospechamos que algún golpe se había dado en la parte delantera derecha porque no cerraba bien el capó) pero Elene cuando vino a recogerlo al aeropuerto el último día nos pidió dinero a mayores para limpiarlo, cosa que no nos había mencionado previamente, a lo que no accedimos, pues por 630€ en Georgia les da para lavar el coche muchas veces (y además ya no nos quedaba moneda del país). Eso sí, no firmamos ningún contrato, al llegar, un joven nos entregó el vehículo en la salida del aeropuerto y la documentación del vehículo (una tarjeta que se parece a un DNI), sin firmar nada, gestión que nos pareció totalmente irregular y problemática, principalmente para el dueño del coche, pues tiene que fiarse del conductor. La policía no nos paró durante los quince días así que tampoco tuvimos que explicar a nadie cómo habíamos conseguido el coche.
Durante nuestra estancia Elene me escribió para decirme que nos habían puesto una multa por exceso de velocidad. Entrando en la web de la Policía Georgiana efectivamente vimos la foto del coche y pagamos directamente la multa, que fueron 13'5€. Nosotros porque somos buena gente pero cualquier otro a lo mejor no hubiese pagado nada...
Algo que me maravilló desde un principio fue el alfabeto georgiano, que al parecer fue creado en el año 412 A.C. por los sacerdotes y es único en el mundo, además de bonito. Poseen 33 caracteres, sin existir género ni mayúsculas. Están tan orgullosos, y no es para menos, que sus letras lucen en la Torre del Alfabeto de Batumi (a la derecha en la foto de abajo). Yo fui capaz de memorizarlo y así podíamos leer los carteles, cuestión que fue de bastante ayuda; además los georgianos flipaban cuando me veían leer, eso sí, mi pronunciación era desastrosa, es realmente complicado.
En cuanto a documentación, con el pasaporte es suficiente para la estancia de 15 días, no es necesario visado. La capital es Tiflis/Tiblisi pero los vuelos eran más caros, el low-cost es el de Kutaisi, por eso volamos a esta ciudad (y además está más céntrica si hablamos geográficamente). En cuanto a tarjetas, Pelayo se sacó la Revolut y yo la N26 y la verdad es que ambas funcionaron bastante bien.
Antes de llegar al destino visité muchas webs para recabar información sobre el país, pues hay mucho que hacer y ver, así que os recomiendo dos que están muy bien: Living la vida Georgia, en español, y Wander Lush, en inglés y muy completa. En español no hay mucha información, pero en inglés si que encontraréis mucho más. Si más dilación paso a contaros día a día, con el resumen de gastos al final.
En cuanto a la seguridad, es un país muy tranquilo y hospitalario, eso sí, hay alguna zona que no aconsejan a los turistas y que podéis ir actualizando en la web del Ministerio de Asuntos Exteriores. En aquel momento desaconsejaban la zona fronteriza con Azerbaiyán y Osetia del Norte por presencia de yihadistas, así como las zonas ocupadas por Rusia (Abjasia, Osetia del Sur) y la frontera del Cáucaso norte (con Chechenia, Daguestán y Osetia del Norte). No os preocupéis, pues Georgia tiene muchísimo para ver, con regiones muy distintas, donde hay mil cosas que hacer y visitar.
La cocina georgiana nos enamoró, mezcla de Asia y Europa, en cada zona tienen su propios platos. Es muy importante en la cultura georgiana, al igual que el vino, por lo que para mí tienen un carácter muy latino en ese sentido: todo lo celebran comiendo y bebiendo con amigos o familia. Que sepáis que se han encontrado pruebas en el Cáucaso de que ya se cultivaba la vid para producir vino en el 8000A.C., por lo que llevan la cultura vitivinícola bien arraigada en la cultura. Decidimos visitar el país en Septiembre, en plena época de vendimia, lo cual creo que fue todo un acierto. Su manera más típica de elabora el vino es en grandes ánforas enterradas en el suelo, llamadas qvevris.
Al final del diario os daré el enlace a mi web, donde podréis ver fotos, enlaces y algo más de info.
LUNES 16/09/2024
Nuestro vuelo de Vueling a Barcelona salió según la hora prevista, llegando puntual (9:00-10:45). Una vez en Barcelona tuvimos mucho tiempo de espera hasta el siguiente vuelo, pues no salía hasta las 17:15, aprovechando para hacerme trenzas en el pelo, ¡y conseguí acabarlas todas!
Comimos algo de tentempié que llevábamos y después, justo antes de embarcar, tomamos dos menús del Burger King (36€). El avión de Wizzair resultó ser bastante simple, sin pantallas en los asientos, por lo que dormimos un buen rato y luego me dediqué a leer. Llegamos sobre las 00:15 horas al aeropuerto de Kutaisi y nos pusimos en la cola para pasar el control policial. Tras un rato de cola nos pusieron el sello en el pasaporte y entramos para el aeropuerto, que por cierto estaba completamente adornado con banderas de la Unión Europea.
Un trabajador de Elene nos esperaba fuera, en el parking privado del aeropuerto, que fue al que le pagamos el dinero, sin obtener ningún recibo a cambio. Por cierto, las empresas de alquiler del aeropuerto estaban abiertas a esas horas así que creo que podríamos haber alquilado un coche al llegar y seguramente habríamos conseguido mejor precio.
Nuestros teléfonos móviles tenían cobertura (recibimos un mensaje diciendo que Georgia no estaba incluido en el Roaming, cobrando 15€/día) así que gracias a eso llegamos al hotel, que estaba a cinco minutos de coche del aeropuerto, pero el camino era muy oscuro (de hecho nos pasamos la entrada y tuvimos que dar la vuelta). Nos recibió Giorgi, el que nos había facilitado el teléfono del alquiler de coches, por lo que se lo agradecimos (a pesar de ser un negocio totalmente irregular, basado en la confianza y que no sabíamos cómo iba a salir...). En ese momento tuvimos que pagar la habitación y de entre todas las tarjetas que llevábamos en ese momento sólo nos funcionó la N26, aunque luego a lo largo del viaje iban funcionando o no intermitentemente (ING y Revolut), algo que no llegamos a entender.
La habitación era muy austera, en una segunda planta sin ascensor, con dos camas dobles y baño; había dos botellas de agua fría en la habitación, un par de botes de gel muy pequeños, un cuadro y nada más. Estaba muy limpia pero la verdad es que tenía bastante aire soviético, fue toda una experiencia... Nos duchamos y a dormir, sin cenar, pues el menú del Burger King nos había dejado bastante tupidos.
MARTES 17/09/2024
Nos despertamos en el Hotel Tsiskari sobre las 9 de la mañana (aquí son dos horas más, en realidad para nosotros eran las 7), tras una ruidosa noche por culpa del somier de cada cama, pues hacían un gran estruendo pcon cada leve movimiento. Desayunamos lo que nos sobró de comida del día anterior y a las 10 dejamos el hotel, en dirección a Kutaisi. Allí cambiamos, en la primer sucursal de Bank of Georgia que nos encontramos, unos 300€ en GEL, entregándonos 879'3GEL.
A continuación entramos en una oficina de MAGTI que había muy cerca, que al parecer es la compañía telefónica más importante del país, y allí compramos dos tarjetas SIM con datos ilimitados y la de Pelayo además con 60 minutos de llamadas por si acaso, pagando 89GEL/30€.
Seguimos ruta, con la intención de ver el Pilar de Katskhi, pero no hubo manera, pues están construyendo una carretera nueva que de momento tiene pocas salidas así que no fuimos capaces de desviarnos cuando estábamos pasando a su altura, sino muchos kilómetros después, como a una hora. Decidimos no perder el tiempo en volver para atrás así que continuamos en dirección a la capital, Tiflis.
La primera parada fue en la localidad de Gori para echar gasolina, pues nos lo entregaron con medio depósito, pagando 158GEL/53'24€. Aproveché mientras Pelayo estaba aparcado buscando un local para comer, para cruzar al parque en el que se encuentra la casa natal de Stalin. Al parecer pertenece al Museo Estatal de José Stalin, que era el gran edificio que estaba justo detrás. La casa de Stalin es muy pequeña, de madera pero resguardada en una enorme construcción de piedra, delante de la entrada al museo. Al parecer la familia alquiló esta vivienda con dos plantas, que en aquellas estaba a las afueras de la ciudad, ejerciendo el padre de zapatero en la planta baja, y Stalin estuvo allí hasta los cuatro años. Al parecer hay un vagón de tren que está prácticamente intacto, en el que viajaba Stalin, pero no me dio tiempo a verlo.
Pelayo encontró mientras un sitio para comer muy genuino, que en Internet aparece como Brotherhood Shop, con muy buenas opiniones. El local era pequeño pero todas las mesas ocupadas menos una, en la que nos sentamos rápidamente, justo al lado de la barra. Había en otra mesa cuatro chicas japonesas que habían pedido todo un despliegue de platos, y el resto locales.
En la barra había dos mujeres, que atendían la sala, mientras dos hombres cocinaban. Las señoras no hablaban nada de inglés así que nos fuimos entendiendo con el traductor y los índices señaladores. Algunos de los platos que le pedimos no los tenían así que nos dijo ella que nos ponía algo que no entendimos, a lo que accedimos. Al final nos puso unas cutlet con puré de patata (carne picada especiada) y un kachapuri (se lee jachapuri), con media jarra de vino de la casa, pagando por todo 10€ (sólo aceptan cash). La verdad es que nos gustó mucho, pues era comida casera, y no paraba de entrar gente de la zona a buscar comida para llevar, que a mi entender es muy buena señal.
Nos despedimos de Gori, que nos alucinó por sus calles emparradas con vides, y continuamos hasta Uplistsikhe, una de las ciudades cueva del país. Aparcamos muy cerca de la entrada y cogimos en la taquilla dos tickets con cata de vino incluida, pagando 20GEL/6'75€ por persona. El yacimiento nos encantó, lleno de cuevas y recovecos para explorar, con un par de excursiones de turistas pero sin agobiar. Aquí podéis ver un pequeño vídeo del yacimiento, incluyendo un cántico de Pelayo en una de las cuevas.
Al parecer por este yacimiento pasaron varias culturas rupestres, estando propuesto para entrar en la lista de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Tengo que decir que tras visitar las tres ciudades cueva de Georgia, Vardzia, David Gareja y Uplistsikhe, me quedo con ésta, sobre todo si tenéis tiempo muy limitado. Vardzia es impresionantemente grande y complicada de visitar, está en una ladera muy empinada, hay que subir y bajar muchas escaleras, no apta para todos los públicos, pero en la zona hay cosas para ver como la Fortaleza de Rabati. Sin embargo David Gareja está en medio de la nada, rodeada por las Rainbow Mountains, pero no se pueden visitar las cuevas. Por lo tanto valorad según el tiempo que tengáis qué se adapta mejor a vuestro viaje.
Tras ver numerosas cuevas talladas en la piedra, bodegas, una iglesia construida varios siglos después, etc, pasamos a la zona de viñedo. Allí había una pequeña construcción de donde salía una pequeña cola así que esperamos un rato. Al poco nos dieron paso, explicándonos rápidamente en inglés difícil de entender, los cuatro vinos que elaboran y dándonos a probar un chupito de cada uno. Eran un blanco, dos ámbar y un tinto que no nos convencieron en general.
Continuamos hasta Tiflis, donde el tráfico era infernal, por lo que tardamos muchísimo en llegar a nuestro hotel, que estaba en el casco histórico/Old Tiflis. En Booking había reservado un hotel pero me escribieron diciendo que no nos podían dar alojamiento así que tuve que buscar otro rápidamente, decantándome por el Hotel MMG por 214'2GEL/72,17€ dos noches con desayuno, que resultó ser el piso de un hombre mayor, en el que alquilaba habitaciones, dentro de una casa totalmente destartalada y apuntalada. El hombre además no hablaba inglés así que amablemente un joven que trabajaba para un hotel cercano nos hizo de traductor: no conseguíamos entrar en coche hasta la calle del hotel, por lo que estaba aparcado en una avenida cercana, y queríamos saber cómo acceder las callejuelas donde estaba el alojamiento, además de dónde podíamos aparcarlo. El hombre nos señaló la acera que había delante de la puerta del hotel pero no nos convencía demasiado porque no había plazas señaladas como tal...
Fuimos a por el coche y al final atinamos con la calle del hotel, pues no habíamos sido capaces antes de encontrarla por las direcciones únicas, lo estrecho de las calles y la oscuridad de las mismas. Allí nos esperaba el señor en una plaza de coche de verdad que debía de haber quedado vacía justo en ese momento, así que fue genial porque allí dejamos el coche aparcado durante dos días sin pagar nada.
El hombre nos acompañó hasta la puerta de la casa y la verdad que el portal metía miedo: entre que estaba abierto todo el día, oscuro, las grietas de las paredes, etc, pero no nos apetecía buscar otra cosa, dada la hora. Su casa tenía una puerta de metal con cerradura antes de la puerta de madera y, una vez dentro, el piso estaba muy bien, reformado, con dos plantas. Nuestra habitación estaba arriba, a donde llegamos tras subir unas escaleras bien empinadas que metían casi tanto miedo como el portal (y eso que tenían barandilla). La habitación estaba bien, pero el baño estaba sucio, por lo tanto NO OS RECOMIENDO ESTE ALOJAMIENTO, a pesar de que el desayuno fue muy rico y completo, nos pareció peligroso por el estado del edificio y la suciedad del baño era bastante.
Dejamos las cosas en la habitación y salimos a buscar un sitio donde cenar, cosa que fue difícil porque los locales que estaban abiertos estaban llenos; acabamos en un local de los que llevaba anotados, Salobie Bia, en los bajos del Teatro Rustaveli. Fue toda una suerte acabar en este sitio porque no estaba muy lleno, la decoración es alucinante y la comida estupenda; esto fue lo que pedimos:
Salobie Bia
-catfish in kindzmari: pescado con vinagre y cilantro, delicioso pero sólo apto para paladares a los que les gusta el ácido
-Berenjena con nueces
-Ojakhuri: cerdo con patatas
Para beber pedimos un vino rosado de variedad Saperavi de la bodega Peri, muy rico, pagando por todo 149'5GEL/50'37. Fue una de las comidas más caras durante nuestra estancia en Georgia pero sí que es verdad que fue el único local con comida "moderna" en el que estuvimos, y con tanta calidad. El local de todos modos merece la pena verlo (hay muchos cuadros curioso, colecciones de objetos antiguos, etc), por lo que podéis bajar a verlo y tomar algo simplemente, pues hay barra con mesas altas.
Volvimos caminando pero hicimos una parada en un local llamado Chacha Time, donde pudimos probar diferentes cócteles elaborados con este orujo blanco que proviene de la destilación de hollejos y pepitas, al estilo del que se hace en Galicia pero en mi opinión el de Georgia es más suave. También probamos varios chupitos de algunas marcas, todas riquísimas, además las camareras nos atendieron muy bien, explicándonos y respondiendo todas nuestras preguntas. Por dos cócteles y cuatro chachas pagamos 88GEL/30€, pareciéndonos extremadamente barato, pues las bebidas alcohólicas cuando viajamos suelen encarecer la cuenta. De ahí volvimos al hotel en un periquete, pues estaba muy cerca, paseando por las oscuras callejuelas de Old Tiblisi, sin ningún problema.