Este como tantos otros, fue un viaje inesperado. Pensando en hacer un viaje con una amiga unos dias a la costa española, pasó por ser la playa tunecina para ser Circuito + Estancia.
Este viaje lo realizamos hace 2 añitos, cuando todavía no había problemas políticos en Túnez.
Pues bien, decidido el destino y lo que íbamos a hacer, sólo quedaba esperar a que llegara el día.
Recogí a mi amiga, que no vive en Madrid, y nos dimos una vuelta antes de que nos acercaran al aeropuerto para coger nuestro avión de Tunish Air, que salía a las 19.35
El avión vino con poco retraso, y allí venía la gente que ya volvía de sus vacaciones, donde nosotras iríamos ahora a pasar calor.
Cuando embarcamos, en el avión lo que más nos llamó la atención fueron las indicaciones en árabe, para cinturones, salvavidas, etc…
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Entablamos conversación con la chica que iba a nuestro lado, que iba a Túnez a estudiar árabe.
Al menos nos dieron de cenar, cosa que no suelen hacer en las compañías españolas.
Al llegar allí te encuentras con la cola de los pasaportes. Te miran, miran el pasaporte, te vuelven a mirar, sellan el pasaporte y para dentro!
Tras coger las maletas, buscamos a la gente de iberojet, que es la que se encargaría de nosotros. Buscando y buscando, los encontramos y nos mandaron a nuestro autobús.
Hacia las 12 nos dejaron en el hotel en el que dormíamos, de la cadena Mouradi. En este caso era el Mouradi Gammarth. Al llegar comenzó lo que días siguientes nos pasaría en otros hoteles; teníamos que rellenar en una hoja los datos de nuestro pasaporte. Un rollo. Esto la verdad es que no me había pasado nunca, también es verdad que nunca antes había salido de la unión europea
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Quisimos cambiar dinero, pero obviamente, hasta el día siguiente como a las 7 no abrían la oficina de cambio del hotel.
Así que a dormir que empieza la aventura!!
La verdad es que no disfrutamos mucho del hotel, porque a las 5,30 estabamos en pie, pues salíamos a las 6 para nuestro circuito. Era tan temprano que ni siquiera tenían todo puesto en el buffet de desayuno.
Tras esto y dejar la habitación, salimos y los distintos guías nos dijeron en el autobús que teníamos que ir.
El caso es que el tiempo empezó a pasar y no nos íbamos, porque teníamos a un grupo de adolescentes de 18 años allí, que les había tocado un premio en el instituto y faltaba una persona que no encontraban, y resulta que es que no había ido al viaje!!!! Así que mientras todo este rollo, mi amiga se bajó del autobús y se fue a cambiar nuestros euros a dinares (1 euro, 2 dinares) y le dio tiempo y todo.
Salimos para la primera ciudad que íbamos a visitar, Kairouan, ciudad sagrada.
Lo primero que nos llevaron a ver fueron los depósitos de agua.
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Fuimos también al Mausoleo del Barbero, que es un edificio muy típico, muy bonito. Allí celebraban ceremonias de circuncisión, con niños ya mayorcitos como uno que vimos, que tendría como unos 10 años. Tardaban tanto en hacerlo porque es una ceremonia especial y ahorran para poder pagar la fiesta.
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Nos llevaron a la mezquita, donde nos tuvimos que poner pañuelos en los hombros y en las piernas, para taparlos… Era un sitio muy bonito, pero sólo se podía visitar el patio y ver desde fuera la zona interior donde rezaban, puesto que ahí sólo podías entrar si eras musulmán a rezar.
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Al salir pasamos por delante de un cementerio privado, con todas las lápidas blancas, para llegar a una fábrica de alfombras. Te enseñan cómo hacen las alfombras y a ver si hay suerte y compras algo.
Tardan mucho tiempo en hacerlas y los dibujos suelen ser inspirados en algún detalle de las mezquitas, a las que van a verlos y los reproducen de memoria.
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Después nos llevaron a la medina y nos dejaron una hora libre. Por tanto nos dimos unas cuantas vueltas por las tiendas que hay allí, y todo el mundo intentando que comprásemos, regateando. Algo que no me gusta absolutamente nada. Como nos cansamos, nos fuimos por una calle, que era la de los bancos, y nos sentamos a la sombra, en un banco en una especie de plaza a observar al personal.
Había mucho tráfico, y se veía que no eran muy diestros conduciendo. Además había un montón de hombres en la calle, hablando entre ellos, en pequeños grupos. Porqué ¿? No se sabe, pero no había mujeres haciendo lo mismo.
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Por la tarde emprendimos viaje de nuevo hasta el siguente hotel, el mejor de los que estuvimos en el circuito, en pleno desierto, el mouradi tozeur.
Estaba muy bien y nada, sólo había 40 grados a las 12 de la noche, menos mal que hay aire acondicionado!!
El caso es que como llegamos pronto, nos pudiemos bañar en la piscina, y luego, ducha y cena. En ese momento había que pagarle al guía lo que sería la parte más divertida: 4x4, camellos y cena bereber. Lógicamente, compramos para las 3. No recuerdo exactamente el precio, pero eran como cerca de unos 100 dinares. En ningún momento dudamos de hacerlas todas, para eso habíamos ido.
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Por la noche, como éramos pocos en el hotel, puesto que es más un hotel de turismo invernal, y llevábamos al grupo de adolescentes, les dejaron bañarse de noche en la piscina y tomarse una copas en el bar de la misma.
Nosotras preferimos meternos en la camita, que ya estbamos algo cansadillas, y de nuevo al dia siguiente tocaba madrugar.
Por la mañana, tocaba levantarse prontito de nuevo. Nos estaban esperando los 4x4!!
Desayunamos y salimos al hall del hotel donde nos distribuyeron de 7 en 7 en los todoterreno. Nos tocó con una pareja y su hija de unos 20 años, y 2 señoras.
Resultaron ser personas fantásticas, es más, pasamos el resto de las vacaciones con todos ellos porque teníamos el mismo hotel de estancia en Hammamet.
Después de mucho esperar a que acomodaran a todos, salimos a adentrarnos en el desierto. Como era un 4x4 te llevan por unas rutas que tienen para subirte por cuestas y hacer un poco de exhibición. Y luego te llevan a donde resulta que rodaron escenas de la guerra de las galaxias parte I (La amenaza Fantasma).
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Tras unas cuantas fotos y unos cuantos intentos de que compraras colgantes, rosas del desierto o cualquier otra cosa después, nos subimos de nuevo en el coche.
En plena ruta, paramos un rato a descansar, y nos subimos mi amiga y yo en la parte de arriba del 4x4 y nos dio unas vueltas el conductor, que fue un encanto. Parecíamos los adolescentes que viajaban en nuestro grupo... ni que decir tiene que nosotras no lo somos
Luego nos llevaron a un oasis, donde se supone que íbamos a ver “ la gran cascada” La verdad es que no recuerdo el nombre del oasis... Nos pasearon por una especie de cañón y luego llegamos a la parte verde, donde estaba la gran cascada. En fin, más que la gran cascada, yo diría la pequeña cascada… porque mira que era pequeña.
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Aún así estuvo bien para pegarse un baño, aunque o te agarrabas la parte de debajo del biquini, y te quedabas sin él, de la fuerza con la que bajaba el agua.
Fotos después, nos llevaron de vuelta al autobús, pero antes, algunos tomaron algo en un chiringuito que había por el camino.
Por cierto, cuidado en la carretera con los camellos...
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Nos llevaron a comer para reponer fuerzas y luego fuimos al museo de tradiciones, donde hay montón de cosas típicas de tunez. Lo que más recuerdo era que había secuencias de como era una boda en Tunez, como se preparaba la novia, que cuidados tenía, que ropas y joyas vestía… no estuvo mal.
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Tras esto nos subimos de nuevo en el autobús para dirigirnos a subir en camello, parándonos antes en el lago de sal Chott El Djerid. La verdad es que es un sitio muy chulo.
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Menudo calor pasamos. Puedo prometer y prometo... que creo que jamás había pasado tanto calor, hasta dolía. Va a ser que por eso en el desierto van tan tapados.
Nos pararon en un sitio destinado a españoles. Me imagino que habrá otro para ingleses, otro para franceses. Mas que nada porque vendían cosas tipo rosa del desierto y demás y te ponía: Mas barato que el corte ingles, más barato que Carrefour, más barato que el chino de la esquina!!!
Lo que hay que ver, todo sea por vender.
Después nos llevaron a última hora del a subirnos en los camellos, lo cual se agradeció, ya que así el sol había bajado un poco, porque en agosto hace un calor que te mueres.
Como no, nos plantaron unas túnicas y unos turbantes, para ir a la moda guiri, y nos dieron una vuelta con los camellos. Muy divertido. Nunca me había subido en camello, y puedo asegurar que no está mal. Lo peor es para subir o bajar, que parece que te vas a caer de bruces, y de hecho ocurre sino te agarras bien… El camello es bastante brusco al subir o bajar las patas para levantarse o tumbarse.
La arena es una pasada, superfina. Precioso.
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Esa noche tocaba la cena bereber. Consistía en vestirte otra vez a lo guiri con una túnica y un turbante todavía menos favorecedor que el de los camellos, y en un restaurante, pero al aire libre, tenían montadas como unas tiendas con mesas. Allí nos sirvieron la comida, mientras una chica bailaba la danza del vientre por allí. Para comer nos dieron una especie de sopa típica, que tenía muuuuuuuucho perejil picado, que tuve que quitar todos los trozos porque no hay cosa que más mal me sepa que morder perejil. De segundo, pues cordero (o se supone que cordero) con cuscus. Y yo lo siento mucho, pero el cus-cus y yo, no nos llevamos bien, no me gusta, me parece algo pastoso e insípido, pero bueno, algo hubo que comer. Lo que no recuerdo es el postre.
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Si que recuerdo a un chico típico del desierto con su túnica y su turbante que sólo dejaba a la vista los ojos, que hacía tatuajes con henna. Como no, allí que mi amiga y yo dijimos, a nosotros!! Te cobraba lo que le quisieras pagar, nosotras recuerdo que le dimos 10 dinares entre las 2. También se apuntaron a esto todas las chicas de la mesa, es decir, madre e hija y las 2 amigas.
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Nosotras habíamos visto que otras se habían puesto dibujos típicos de henna, pero nosotras dijimos que no, que queríamos nuestro nombre, y así fue como acabamos con nuestros nombres en árabe puestos en el pie. Ibamos de contentas…
Y para acabar la velada te hacían baliar, también una demostración de montar a caballo, y una chica bailando la danza de vientre...
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Tras el día tan agotador, nos volvimos al hotel, que volvía a ser el de la noche anterior, a dormir.