Llevaba tiempo intentando convencer a mi marido de hacer este viaje, y por fin lo conseguí. En un principio íbamos a hacerlo Praga-Viena- Budapest, pero justo en esas fechas el Papa visitaba Viena, y los hoteles estaban carísimos, así que tuvimos que comenzar el viaje en Viena y terminarlo en Praga.
El viaje lo contratamos con Iberojet, aunque fue en viaje combinado, y no un circuito. Con ellos contratamos los billetes de avión, tren, hoteles y traslados. Luego nosotros nos movíamos por libre en cada ciudad.
Teníamos el avión a las 15.30h, llegamos a la una, y ¡¡¡overbookin!!!. Así que estuvimos esperando la solución hasta las 15.10h y por suerte para nosotros el retraso de un vuelo que venía de Buenos Aires nos dio la posibilidad de quedarnos con los asientos de esos pasajeros. Después del susto, y tras correr por toda la T4 (con lo que eso supone) nos acomodamos en el avión y emprendimos nuestro viaje hacia Viena.
A la llegada el representante de Iberojet nos estaba esperando, y nos llevó hacia el hotel. El chico era cubano y nos fue explicando por el camino cosas de la ciudad, qué ver, precios que deberíamos pagar si cogíamos taxis...... Muy majo. Luego nos acompañó a hacer el checking, pero la recepcionista era española, así que no hizo falta. El hotel era el NH Belvedere, al lado de este Palacio. Muy buen hotel la verdad, puse la crítica en tripadvisor. Y quedamos encantados.
Dejamos las cosas en nuestra habitación con vistas a los jardines, y nos fuimos a dar un paseo y a cenar algo. Yo salí muy dispuesta con mi mapa, pero después de 30 min andando nos dimos cuenta que estábamos caminando en sentido contrario... Ale, nos dimos la vuelta y para atrás. Por fin vimos el monumento a la Liberación... De ahí nos fuimos hacia Stadpark, donde Strauss nos dio la bienvenida a esta maravillosa ciudad.
Dimos una vueltecilla por el parque y nos dispusimos a irnos a cenar... pero antes paramos en Karlskirche, quizá la imagen que se nos quedó de la ciudad, aunque por ser la primera, porque la verdad es que a Viena aún le quedaba mucho por enseñarnos.
Luego cenamos en Salm Braün (Renweg,8), está al lado de la entrada al Palacio Belvedere en esta calle. 100% recomendable, nosotros cenamos ahí cada noche... Es un restaurante con un patio con mesas corridas, donde dan de comer bastante bien y nada caro para ser Viena. También fue aquí donde empezó nuestra degustación de cervezas
Nos levantamos temprano, y tras una ducha y un fuerte desayuno fuimos a conocer esta gran ciudad.
En la puerta del hotel había una parada de tranvía, pero nosotro preferimos andar los 10 minutitos hasta el centro.
De nuevo nos encontramos con el munumento a la Liberación, construido en honor a los caidos del ejercito rojo en 1945. Está hecho con bustos fundidos de Hitler.
Tras esto caminamos hasta Stephansdom, y para llegar allí pasamos por delante de la Ópera, pero no nos dimos ni cuenta, ya que el edificio por fuera la verdad es que nos defraudó un poco. El centro de la ciudad es peatonal, y está todo lleno de tiendas, hasta llegar a la Catedral, que está un poco deteriorada, pero la verdad es que impresiona.
Mi marido es asiduo a subirse a todos lados, así que aunque había alguna reforma, encontró la entrada para subir a la torre de la catedral y tras 343 escalones (3€), llegamos a la tienda de souvenirs, en donde unas cuantas ventanas mostraban las imágenes de la ciudad.
Y sobre todo hay que pasear... Viena es una maravilla y todo lo que hay que ver está concentrado en el Ring. Así que tras pasear por la calle Graben, nos fuimos hacia el Palacio Hofburg, fue nuestro primer encuentro con Sissí, por supuesto allí no han perdido la oportunidad de hacer negocio con la Emperatriz, y cobran una buena entrada por entrar al Palacio ( 12.40€) y ver sus vestidos y habitaciones. Nosotros no entramos, porque al día siguiente teníamos previsto ir a ver el palacio de Schobrunn.
El complejo merece mucho la pena, nosotros nos quedamos con las ganas de entrar en la biblioteca, pero al ser lunes estaba cerrada, también se puede ver la escuela española de equitación, y la iglesia de los Agustinos, donde Francico José y más trade Napoleón, contrajeron matrimonio. Yo me esperaba una gran iglesia, pero no, era una chiquitita, a la que se accedía por una puerta normal y corriente que estaba en el palacio, vamos, por el cartel, que si no ni nos damos cuenta de ella.. claro, íbamos buscando una gran iglesia....
Seguimos nuestro paseo por el Ring, antes hicimos una parada de Volksgarten.. la verdad es que los jardines de Viena son espectaculares... en este se encuentra el monumento a Sissí y una réplica del Templo de Teseo de Atenas.
Ahí mismo también el Burgtheater y enfrente el Rathauspark, donde están los edificios de la universidad, el Parlamento y el ayuntamiento. Os pongo una fotos para que veais como cada edificio es de un estilo diferente...
Y tras esto, el hambre ya hacía acto de presencia, así que nos paramos a comer en el primer sitio que encontramos, un Mc Donalds
. El calor apretaba bastante, y aún nos quedaban algunas cosas que ver.
Lo más cercano, la Iglesia Votiva, impactante, pero estaban limpiando la fachada, así que estaba la mitad cubierta por andamios. Descansamos un poco en el parque Sigmund Freud (ya os digo que el calor era aplastante) y cuandi nos dimos cuentas, tuvimos que salir corriendo porque la visita guiada para la ópera iba a comenzar a las 16.00h (dura 30 minutos y cuesta 5€)... Ahi es donde nos dimos cuenta que el edificio que en un principio creimos que era una estación, era la ópera. Pero por dentro, nada que ver, qué maravilla.... nos lo explicaron todo sala por sala, y hasta nos metieron en el escenario. Así es donde nos explicaron, que efectivamente, hay entradas para la ópera desde 2€, lástima que nosotros no estaríamos cuando comenzara la temporada.
Por cierto, que por todos lados habrá gente vestida de Mozart intentando venderos entradas para la ópera por el módico precio de 35€ por cabeza... si vais en temporada ya sabéis que por 2€ podréis ver una ópera, así que no hagáis mucho caso.
Tras la grata visita, seguimos nuestro paseo por la ciudad. Fuimos a ver el monumento a los judíos, que está metido entre callejuelas, hasta que llegas a la plaza, a mi me impactó el silencio que ahí se respiraba... y luego a ver a Mozart, de nuevo esta gente hace cosas preciosas con las flores.
Iba cayendo la tarde, nos dimos una vuelta por Maria Teresa Platz, donde se encuentran el Museo Quartier de arte, el museo de ciencia y el de bellas artes. Pero la verdad es que no teníamos mucho tiempo para ver museos.
Las últimas paradas fueron en el edificio de Secesión, que no pudimos averiguar cuándo estaba abierto ni lo que había dentro, enfrente vimos un mercado enorme, que en ese momento ya estaban recogiendo, qué pena!!!, y de ahí a Karsplatz, y no pudimos resistirnos a hacer una parada de nuevo en karskirche, por suerte, aún no había cerrado, así que pudimos entrar a verla...
Tras esto, estábamos reventados, así que para el hotel a ducharnos y salimos a cenar al mismo lugar que la noche anterior.
Como veis un día en Viena da para ver mucho, gracias a que todo está concentrado en el Ring. Creo que el tranvia nº2 da vueltas por el ring, y os permite haceros una idea de los edificios que hay. Pero si no tenéis incoveniente en andar, hacerlo, pasear os permitirá comprobar una de las más majestuosas capitales europeas.
Madrugamos bastante porque queríamos estar antes que abrieran en el Palacio Schonbrunn (8.30h). Desayunamos y nos fuimos a coger el metro a la estación Karlsplatz, de ahí directos a Schonbrunn. Llegamos a las 8.15 y claro está estaba cerrado. Esperamos a las 8.30 y compramos las entradas, cogimos la que daba acceso a casi todo por 16.90€ (Palacio, Jardines del Príncipe, Rotonda y Laberinto). Si además queréis entrar a la casa de las Palmeras y al zoo son 36€.
Os recomiendo que vayais temprano, antes de que lleguen los autobuses de las excursiones organizadas, así podréis ver las salas de palacio tranquilamente.
Nosotros comenzamos por el Palacio la visita, cogimos un audioguía, que es gratis, y a pasear por aquellas inmensas habitaciones, que casi no había gente.
Como dije antes, allí todo lo relacionado con Sissí lo tienen bien explotado. Yo la verdad es que no soy fan de la emperatriz, ni siquiera he visto las películas, pero al pasear por allí te das cuenta de la vida que tuvo esta chica.
Dentro no se pueden hacer fotos, nosotros a la salida compramos un librito que tiene fotos del interior y explicación de la historia y las habitaciones. No era muy caro.
Luego nos dedicamos a pasear por los jardines (estos son de acceso gratuito), subir hasta la rotonda, donde las vistas son espectaculares, y perdernos en el laberinto como si fueramos niños. Muy divertido.
De nuevo cogimos el metro y volvimos a Karslplazt. Hoy sí estaban montado los puestos del mercado, así que nos dimos una vuelta por ellos y cogimos algo para comer en la habitación del hotel, a donde nos fuimos a descansar.
Tras el descanso, nos fuimos al Palacio Belvedere, hoy convertido en Museo (12€). Ya teníamos ganas de ver la colección de obras de Klimt, y sobre todo "El Beso" mi cuadro favorito. Sin palabras me quedé al tenerlo delante.....
Aquí ya las piernas no dieron más de sí, y sentados en los jardines del palacio vimos como el sol caía.
Cenamos y nos fuimos al hotel, teníamos que hacer las maletas para a la mañana siguiente emprender rumbo a Budapest.
Tengo que decir que Viena me sorprendió gratamente, me enamoró. Y a mi marido, que en un principio quería ir a Berlín en vez de a Viena, le fascinó aún más.
Creo que dos días no son suficientes para estar en esta ciudad, pero nosotros aprovechamos bastante bien el tiempo.