Por fin hacía sol... no nos lo creíamos.... Así que desayunamos y nos fuimos rumbo al Puente de las Cadenas, sería la primera vez que lo cruzáramos...
La ciudad con sol parece otra... Cruzamos el Puente y llegamos hasta la taquilla de esa especie de trenecito que sube a Buda, nosotros compramos el billete sólo para subir, no es muy caro y bueno, resulta curioso la subida en esas cabinas de madera. De todas formas podéis subir a pie.
Te dejan en la entrada a Palacio, hoy convertido en Museo... nosotros dimos un paseo por la zona, donde estaban montando unas casetas de madera, supongo que para un mercado. Y luego a pasear. Allí cogimos en un punto de información un mapa de Buda y es lo que hicimos, perdernos por aquel pequeño pueblo casi desierto y lleno de tranquilidad. Asomarnos a ver las vistas al Bastión de los pescadores. Aquí hay dos alturas, para la más alta hay que pagar, al igual que si quieres entrar al baño que hay aquí.
Como digo Buda es la antítesis de Pest. Paramos a tomarnos un trozo de tarta y un capuccino... Los tartas que hacen tanto en Viena como aquí estan de muerte..... Mi marido se empeñó en entrar al laberinto de Buda, creo que fueron los euros más tirados del viaje. Eso es un timo, en serio, es tontería entrar, porque no es más que unas cuevas en las que han puesto estatuas de piedra, una crutez, pero vamos, que si tenéis sed o ganas de ir al baño, podéis bajar y tomar algo de aguita fresca o ir al baño sin tener que pagar nada.
Después de nuestro paseo por los sótanos de Buda bajamos de nuevo hacia el Puente de las Cadenas. Cruzamos a Pest, y comimos en una terracita que había al lado del Danubio... de esto sí me acuerdo, para que os hagais una idea pedimos una ensalada césar que fui incapaz de acabar, y mi marido una hamburguesa enorme acompañada de patatas y ensalada, y dos cervezas grandes y con propina obligada fueron unos 30€ al cambio... No es barato, pero para el lugar, ya os digo que una terraza al lado del Danubio, no estuvo mal... Y más porque nos cobraron la propina en la facturo.
En esto están muy listos. así que tener cuidado. Si no queréis dejar propina con decírselo al camarero es suficiente, y si él se empeña. decir que vais a llamar a la policía. Es algo que no se está obligado a pagar, y ellos muy listo la apuntan a boli en la factura. Nosotros en este caso no protestamos porque el camarero fue muy amable.
Aprovechamos para informarnos de los horarios de los cruceros por el Danubio para acercarnos esa noche. El chico que estaba en el punto de información de Legenda nos atendió muy bien, y decidimos hacer el recorrido con ellos a las 21.00h. El chico muy amable nos vendió los billetes con descuento, como si lleváramos la tarjeta Budapest. El precio normal del pasaje es de 4200 huf por persona, pero nos cobró 950 huf, así que nosotros encantados.
Nos fuimos al hotel porque nos habíamos quedado sin batería en la cámara y tras cargarla nos fuimos a cruzar los otros puentes, el de Sissi y el de Francisco José. Llegamos hasta el balneario Gellert, queríamos subir al monte Gellert, pero nos dio un poco de apuro y cuando comenzaba a atardecer volvimos al hotel a cenar algo antes de hacer el crucero por el Danubio.
Y si Buda es la antítesis de Pest, el valle del Danubio de noche es otro mundo. El barco está muy bien, tiene dos plantas, la de abajo cubierta y la superior al aire, como ese día por fin no llovía nos subimos arriba. En los asientos hay cascos y en ellos el Danubio te explica su historia y la de los edificios que lo rodean. Mientras puedes ver un video que con las imágenes del interior de los edificios que vas viendo. Sin duda, es la imagen de Budapest que nos llevamos.
Tras el paseo estábamos derrotados, por suerte el hotel estaba cerca. Así que nos fuimos hacia el hotel a preparar las maletas, porque al día siguiente teníamos que volar a Praga.
Nosotros nos quedamos con las ganas de ver Isla Margarita, pero con el tiempo tan malo no pudo ser. Si queréis ir a pasar una tarde teneis que coger el tranvia nº 4 que os lleva hasta allí.
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