27/09/08
Nuestro último día... y tras hacer las maletas y despedirnos de la familia Berni que nos había hecho tan especial el viaje, cogimos el coche y nos fuimos a Vinci, a ver el lugar donde nació Leonardo.
Es un bonito y pequeño pueblo donde tienen montada una ruta de da Vinci estupenda y donde sus museos nos enseñan algunos de sus inventos.
Tras esto nos fuimos para el aeropuerto, aunque antes tuvimos que buscar una gasolinera para llenar el depósito.
Las otras veces que lo habíamos llenado lo habíamos hecho en el pueblo donde estábamos alojados, donde lo servían y el chico era la mar de simpático. Pero esta vez, y por ser la última, nos enfrentábamos a la maquinita. Sin problemas, pudimos echar gasolina, y gracias que acertamos a la primera, y conseguimos llenar el depósito con la cantidad que habíamos metido.
Ahora para el aeropuerto. Llegamos a Hertz, dejamos el coche, firmamos, y entramos a facturar en las máquinas de auto chekin, reservamos los asientos y a comer algo que ya iba siendo hora, nuestra última pizza.
Cuando abrieron los mostradores pasamos por el de bussines, y dejamos la maleta, que para nuestra desgracia viajó hacia Bruselas y no hacia Madrid, pero de eso nos enteramos en Barajas a las 12 de la noche.
Los vuelos todos bien, y al llegar a Barajas es cuando nuestra maleta no aparece... la primera vez que nos la pierden e iba llena de botellas de vino, y no precisamente baratas.... qué miedo a que se rompieran. Por suerte, el lunes a primera hora la teníamos en casa, con un asa rota, y que sin problemas los de Alitalia por teléfono me dijeron que fuera a una tienda y me daban otra, y así fue. Tenemos maleta nueva y las botellas llegaron intactas.
Hasta aquí ha llegado el relato, espero que os sirva para un futuro viaje.