Amsterdam. Fin del viaje. ✏️ Diarios de Viajes de Noruega

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Tras un día de navegación desde que dejamos Bergen, llegamos hasta Amsterdam, nuestro destino final.
El día de antes del desembarco te dejan unas tiras de color para que las pegues en tu maleta y las desembarquen.Como en el anterior crucero las maletas hay que dejarlas la noche de antes del desembarco junto a la puerta del camarote.
Según el color de la cinta, debes desembarcar a una hora, a nosotros nos las dejaron blancas, lo que significaba que debíamos desembarcar a primera hora. Puesto que nuestro vuelo salía sobre las 18:00 y ya habíamos visitado Amsterdam, no teníamos ningún interés en desembarcar pronto, ya que incluso nuestra idea era comer en el barco y desembarcar lo más tarde posible. Fuimos a atención al viajero y nos dijeron que lo más tarde que podíamos desembarcar era un par de horas más tardes, ya que no quedaban cintas para última hora. Otro matrimonio que estaba en la misma situación protestó enérgicamente, indicando que habían hecho muchos cruceros con ellos y que habían comunicado que su avión salía por la tarde, por lo que no entendían por qué no podían desembarcar a última hora. Su protesta fue efectiva, ya que inmediatamente nos trajeron unos cintas negras para nuestras maletas, para poder desembarcar sobre las 14:45. Ya con este problema solucionado y con el barco sin apenas pasajeros, nos dedicamos a hacer tiempo hasta la hora de la comida, vimos como repostaban combustible e incluso coincidimos con algún nuevo huésped. Yo me dediqué a tomar fotografías de las diferentes estancias del barco, ahora totalmente vacías de gente.
Después de haber comido por última vez en el barco, llegó la hora del desembarco. Bajamos al puerto, recogimos nuestras maletas y todo el mundo menos nosotros cuatro se subió a un autobús con destino al aeropuerto. Este traslado costaba 18 € por persona, pero cuando lo solicitamos, unos 3 días antes de llegar a Amsterdam, ya no quedaban plazas. Preguntamos al personal de Costa por dónde debíamos salir nosotros que no teníamos el transporte contratado y nadie lo sabía, preguntándose unos a otros, al final nos acompañó un miembro de la tripulación hasta un portón enorme, y tras hablar con un responsable del puerto, nos abrieron para que pudiéramos abandonar el recinto portuario. Allí mismo cogimos un taxi para que nos llevara al aeropuerto, tardó unos 30 minutos y nos costó unos 60 €, por lo que,como íbamos 4, nos salió más barato que el transporte concertado con Costa.

Por último, y para finalizar este diario, voy a contar una anécdota que nos ocurrió en el aeropuerto con el personal de facturación. Puesto que a la ida nos había tocado pagar una penalización por sobrepeso, al rehacer las maletas, pusimos en el equipaje de mano lo más pesado. Llevábamos una troley y una mochila. Nos pesan las maletas y perfecto, ningún inconveniente, pero antes de darnos las tarjetas de embarque, nos indican que debemos pesar también el equipaje de mano, la troley pesaba 11 kg y la mochila 6 kg. Nos indican que el equipaje de mano no puede sobrepasar los 10 kg y que debemos cambiar cosas de un equipaje al otro, lo cual lo encuentro totalmente estúpido ya que siguen siendo 17 kg los que suben al avión. Por no discutir, nos apartamos a un lado y cogemos varios cargadores de móvil, un miniportátil y una tablet y los pasamos a la mochila. Cuando me dirijo de nuevo al mostrador a que pesen de nuevo la maleta, resulta que habían abierto otro mostrador y me dicen que pese la maleta allí. Oh sorpresa!!!!! la maleta seguía pesando 11 kg. Le dije que no podía ser, que habíamos quitado más de 1 kg de peso, que las cintas estarían más calibradas y la chica me dice que dónde había metido todo ese peso, a lo que yo respondí, en esta mochila que pesaba 6 kg Aunque no se mostraba demasiado convencida, al final nos dio nuestras ansiadas tarjetas de embarque.

El resto del viaje se limitó a un buen vuelo hasta casita.

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