DIA 3: RUTA CENTRO DE LA SELVA NEGRA I
• Durbach
• Oberkirch
• Oppenau
• Ruinas Allerheiligen
• Freudenstadt
Volvemos salir sobre las 10,15h desde Francia en dirección a la Selva Negra con el primer destino fijado en Durbach, un pequeño pueblo atravesado por la carretera y dominado por viñedos en lo alto. La carretera que cruza el pueblo de norte a sur va paralela a un pequeño río adornado con arriates de flores de colores perfectamente cuidados. Subimos hasta un castillo- bodega (Staufenberg) que presenta unas vistas maravillosas sobre el pueblo y sobre los viñedos que lo rodean que aparentan ser un puzzle, las distintas disposiciones de las hileras de las vides representan sugerentes figuras geométricas. Es impresionante la forma en que se aprovecha el terreno en las laderas escarpadas que llevan hasta el castillo.
Una vez finalizada esta visita proseguimos hacia el siguiente destino Oberkirch, aparcamos en los alrededores del centro, que es muy pequeñito aunque como todos bonito con casas de entramado de madera y cruzado por un riachuelo de limpias y bravas aguas, vemos que están montando una especie de casetas, preguntamos y nos dicen que esa noche hay fiesta en el pueblo así que tomamos nota para visitarlo por la noche y aprovechar para cenar allí.
Cuando ya salíamos del pueblo vemos una indicación hacia las ruinas del castillo de Schauenburg hasta donde subimos. El castillo está rodeado de bosques de abetos y presenta una estampa preciosa con sus estancias interiores semiderruidas. El acceso al castillo se realiza a través de un pequeño puente de piedra.
Comemos en el restaurante que hay junto al castillo que te permite con unos precios moderados disfrutar de ese hermoso paisaje y tenemos nuestro primer contacto con las salchichas blancas Brühwurst, que nos parecen muy sabrosas, como siempre la acompañamos de una gran cerveza.
Después de la comida ponemos rumbo a Oppenau pero al llegar al pueblo comprobamos que tiene poco atractivo y continuamos hacia las cascadas y ruinas de Allerheiligen, existe un parking donde se puede dejar el coche de manera gratuita y desde ahí comenzar el precioso sendero de suave ascensión junto al río aunque con varios tramos de empinadas escaleras
que transcurre junto a varias cascadas de bella factura
y que desemboca en las ruinas de la abadía de Allerheiligen donde nos damos un respiro sentándonos en su interior e intentando imaginar la vida en la edad media en una selva de infinita arboleda alejado del resto del mundo.
Una vez recuperados desandamos nuevamente el sendero hasta el coche y ponemos dirección hasta el siguiente destino Freudenstadt famoso por su gran Markplatz, pero que no tiene ningún otro atractivo. En cambio, disfrutamos mucho de un rato de descanso en el césped, junto a una explanada surcada por surtidores de agua en el que los niños juegan y se refrescan.
De vuelta, como habíamos previsto, paramos en Oberkirch para cenar, la animación es increíble y tenemos la suerte de poder vivir la experiencia de una fiesta típicamente alemana. Las mesas están dispuestas con bancos corridos y la cerveza circula que da gusto, la orquesta está situada en un escenario sobre el río que atraviesa la plaza toca en directo y cuando ya hemos cenado y tomado varias cervezas, nos arrancamos a bailar en el escenario. Lo pasamos genial, hubo lugar incluso para unos caipiriña, menos para el conductor de vuelta.