Viernes 31 de julio
Ni que decir tiene que nos levantamos tarde y con unas agujetas superlativas después de la caminata del dia anterior así que hoy era otro día dedicado al relax. Tras desayunar hicimos el check out porque por la noche dormiríamos en Heraklion. El plan era visitar otra de las grandes playas de la isla: la playa de Balos.
PLAYA DE BALOS
GPS 35.586174, 23.598731
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La playa de Balos esta situada al oeste de una península que sale de la esquina noroeste de la isla a unos 13 kilómetros al oeste de Kissamos.
A la playa se puede llegar por coche o mediante ferry. Justo tras abandonar Kissamos pasamos por su puerto, separado 2 km del pueblo, desde donde salen los ferries que hacen la visita a la playa por unos 30€. El viaje incluye una parada en la isla de Gramvousa donde se visitan a pie los restos de una fortaleza veneciana y 3 horas de tiempo libre en la playa de Balos antes de regresar a Kissamos.
Pero nosotros optamos por ir en coche. Los primeros kilómetros discurren por la habitual carreterita cretense pero tras pasar el pueblo de Kaliviani la carretera se convierte en una pista de tierra en los últimos 6 kilómetros del recorrido.
Nada más cuzar el pueblo nos topamos con una caseta de control de entrada al Parque Natural, regentada por una chica del pueblo que estaba completamente loca. La amiga no tenía absolutamente ninguna prisa. Nos preguntó de donde éramos, hablamos del tiempo y de lo que habiamos visitado, etc mientras se formaba detrás nuestros una pequeña cola de coches que querían seguir camino. Cuando impacientes empezaron a hacer sonar las bocinas, la loca nos dijo que lo estaba haciendo a propósito porque "los alemanes siempre tenían prisa" y nos entretuvo aún unos minutos más para hacerles rabiar hasta que finalmente nos cobró la entrada. En fin: Merkel, has hecho muuuchos amigos en Grecia!
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En el camino disfrutamos de unas maravillosas vistas de la costa. La península ofrece un paisaje muy rocoso de piedra caliza erosionada por siglos de viento, sin apenas vegetación y salpicado de cabras que ramonean libres por las rocas, un panorama muy desolado pero hermoso. A media subida paramos a ver el paisaje desde una pequeña ermita en el camino.
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La pista era de tierra pero sin baches ni rocas pero aún así es inevitable toparte con algún conductor hipercuidadoso que no sobrepasa los 20 kilometros por hora y como el camino es estrecho y el adelantamiento dificil, al final no nos libramos de ir en caravana pisando huevos. En total desde el hotel tardamos casi 45 minutos para 13 míseros kilómetros, paradas incluídas.
Arriba había un pequeño aparcamiento pero ya estaba lleno y la gente iba dejando los coches en el arcén interior de la carretera y así lo hicimos también nosotros. Desde el coche al parking nos tocó andar unos 500 metros.
Junto al aparcamiento había un pequeño bar-tienda de recuerdos. Por entre los coches campaban a placer cabras que obviamente esperaban que algún turista les invitara a desayunar.
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La playa de Balos es un paraíso probablemente porque tiene un acceso muy difícil ya que desde el aparcamiento aún hay que andar un kilometro por un estrecho sendero que en una bajada vertiginosa desciende hasta la playa que se encuentra unos 150 metros más abajo. Así que os podeis imaginar que la pendiente es de aupa. De hecho en algunos tramos hay escaleras.
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A medio camino hay un pequeño mirador desde el que se puede disfrutar del panorama de la playa en todo su esplendor.
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La geografia es parecida a la playa de Elafonisi. Hay una pequeña isla cerca de la costa donde las olas remansan arena y se forma una gran laguna muy poco profunda de aguas calentadas por el sol. En el extremo oeste de la laguna, hay una hilera de rocas que unen la isla con la península y que separan la laguna del mar abierto. En esta zona fondean los ferries más grandes. Por el extremo noreste la laguna está contenida por una estrecha franja de arena que da a una pequeña cala de aguas tranquilas con fondo rocoso y donde también fondean yates y los ferries más pequeños.
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Del mirador hacia abajo es la parte del descenso con más pendiente y el mirador tambien es la parada de un servicio de burro -axi del que nos reimos a la bajada pero que contemplamos con ojos más benévolos cuando nos tocó subirla
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En la playa de abajo hay dos chiringuitos muy básicos que ofrecen bebidas, helados y bocadillos. Por supuestos toda la franja de arena estaba cubierta por hamacas y sombrillas de pago que una cosa es que el sitio sea un paraiso de difícil acceso y otra que no haya que aprovecharlo para sablear al turista. Había mucha menos gente que en Elafonisi, pero tambien muchas menos hamacas. No obstante, esta vez conseguimos sombrilla y hamacas si bien no en primera fila.
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Y ¿qué se puede hacer en una playa paradisiaca? Pues tomar el sol, bucear, leer y demás cosas estresantes que se hacen en estos sitios.
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A mitad de mañana empezamos a ver aparecer tanto por el norte como por el oeste varios ferries que tras atracar, empezaron a vomitar turistas como si no hubiera mañana y lo que era una playa paradisiaca se convirtió de nuevo en Benidorm.
Aprovechamos la invasión para comer unos bocadillos del chiringuito y para pasear por las caldosas aguas de la laguna con su extremadamente desagradable fondo fangoso. En las orillas había kilos y kilos de algas en putrefaccion y eran un poco repugnantes...
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Nos acercamos a las rocas del límite oeste de la laguna que eran negras de aspecto volcánico con afiladas aristas, un verdadero placer si, como yo, vas descalzo y que formaban oquedades naturales rellenas de sal dejada al evaporarse el agua de la marea alta.
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Aprovechamos para echar unas fotos al enorme ferry que estaba atracado junto a la laguna. Junto al ferry habia varias plataformas de madera desplegadas para favorecer el tránsito de los pasajeros por las peligrosas rocas.
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En ese momento, el ferry comenzó a hacer sonar su bocina y asistimos boquiabiertos al espectáculo de cientos de turistas recogiendo sus bártulos y dirigiéndose hacia el ferry en animada caminata atravesando la laguna para volver a Kissamos.
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Cuando se fue la marabunta de nuevo disfrutamos en relativa soledad de la maravillosa geología de la playa y de sus preciosas aguas turquesa mientras ibamos haciéndonos a la idea de la subidita que nos esperaba para volver al coche.
Pero no podíamos quedarnos mucho tiempo asi que con resignación, poco antes de las 5 de la tarde, recogimos nuestro equipo y emprendimos el ascenso amenizado por el dolor de las agujetas de las piernas de la caminata del día anterior. El ascenso fue muy entretenido mientras esquivábamos a los burros taxi que subian y bajaban turistas mientras ignoraban nuestras miradas de envidia. La ascensión nos llevó media hora de tiempo y varios litros de fluidos orgánicos transpirados que intentamos recuperar en el bar del aparcamiento mientras éramos observados por cabras hambrientas.
La vuelta en coche por el camino de tierra fue igual de lenta que la subida ya que, aunque yo tenía un coche alquilado por el que no tenía ningun apego y que no me importaba destrozar, nos topamos con un conductor tipo Flanders que nos obligó a ir en aburrida y penosa caravana hasta alcanzar la carretera.
Luego recorrimos los 200 kilometros que nos separaban de la capital de la isla: Heraklion.
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Inicialmente habiamos pensado en visitar Chania pero ibamos muy justos de tiempo asi que eliminamos la parada. Según las guías, Chania es una hermona ciudad medieval con bellos edificios construídos por los venecianos en el siglo XIV y estrechas callejuelas alrededor de un magnífico puerto que mantiene todo su sabor medieval. Nos quedamos con muchas ganas de visitarla pero habíamos preferido disfrutar de la playa.
AQUILA ATLANTIS HOTEL
Después de un viaje muy pesado plagado de arcenismos, llegamos anocheciendo ya a Heraklion a eso de las 8 de la tarde. El contacto con Heraklion fue brutal, una ciudad de calles estrechas e intrincadas y un tráfico demencial con cientos de motocicletas que se te colaban por todas direcciones, atascos continuos, conductores asesinos y señales de circulación decorativas. Afortunadamente y gracias a nuestro Tomtom llegamos sin problemas al hotel que estaba junto al Museo Arqueológico de Heraklion, donde se exponen los frescos orginales de Knossos y que no pudimos visitar en el viaje.
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En Heraklion nos alojamos en el Aquila Atlantis Hotel, un hotel completamente distinto a todos los demas del viaje. Es un hotel urbano de negocios, tipo los hoteles NH aquí en España, situado en un edificio de 6 plantas en lo alto de una de las colinas de Heraklion. Lo elegimos porque estaba al lado del puerto de ferries y nos permitía llegar a él andando con las maletas sin grandes dificultades. El hotel es bonito, funcional y muy elegante. La habitación era pequeña pero correcta. Wifi estupenda. Desayuno buffet continental muy variado en el hall del hotel. El único problema es que el acceso es dificil por callejuelas (pero así es Heraklion) y que el aparcamiento en los alrededores es difícil pero tiene parking propio. El precio tambien era proporcional al nivel del hotel (134€/noche).
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Como al dia siguiente cogiamos temprano el ferry, deje a mi mujer con las maletas haciendo el check-in y me fui al aeropuerto a devolver el coche. Dando gracias a Dios por sobrevivir a unos de los 10 minutos de tráfico más estresantes de mi vida logré llegar a la oficina de Europcar sin problemas.
Una vez devuelto el bólido, intenté coger un taxi para volver al hotel lo que me permitió seguir descubriendo el carácter de los habitantes de Heraklion. Los taxistas del aeropuerto estaban literlamente subastándose a los turistas como si fueran ganado en función de lo que pensaban que iban a poder sacarles. Discutían entre ellos a grandes voces ante los atónitos turistas que esperaban ser adquiridos por los taxistas. Por supuesto, como yo iba en chanclas y bañador y no tenía maletas, no era un premio apetecible para ninguno y noté como me iban evitando mientras cargaban sus enormes Mercedes con familias completas de visitantes.
Como no estaba el horno para bollos despues de un duro día de viaje, me dirigí al que manejaba el cotarro y le dije que necesitaba un taxi para mi hotel. Con esa jeta que le echan todos los estafadores del mundo, me dirigió una gran sonrisa y me dijo que tenía que esperar. Aguanté un par de minutos más y ya cabreado como un mono me dirigi hacia el primer taxi saltándome la cola mientras el conductor ponía cara de sorpresa y me increpaba. El jefe de los estafadores me gritó en inglés que esperara, yo le conteste que llevaba 10 minutos esperando y se me habían colado 20 turistas y que iba a coger ese taxi "yes or yes" (cuando me cabreo el inglés me sale fluidísimo, que curioso ;). El conductor y el sheriff discutieron unos segundos pero finalmente se rindieron a la evidencia y me dejaron montarme.
El taxista, claro está, iba fino
HERAKLION
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Salimos a dar un paseo rápido y a cenar. Heraklion es la capital de Creta y en ella viven unos 200.000 habitantes. Es una ciudad moderna con un tráfico terrible como bien comprobamos. Aunque las guias la describen como fea, nosotros no la encontramos tan horrible quiza porque era de noche
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Llegamos a una rotonda llamada la Plaza 18 Agglon que estaba rodeada de restaurantes con una comida de aspecto sumamente atractivo. Cenamos estupendamente en la terraza de un restaurante llamado Paralia y antes de acostarnos dimos un paseo por el casco viejo de la ciudad que nos pareció muy agradable con edificios y fuentes venecianas, calles peatonales muy concurridas, con mucho comercio aún abierto a esas horas y animada vida en la calle. Como no llevaba la cámara las fotos de Heraklion son de internet.
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