Respecto al vuelo con Ryanair, todo correcto. Solo decir que quien viaja con un Lowcost ya sabe las ventajas e inconvenientes. Salvo el caos propio de viajar sin asientos asignados, todo fué según lo esperado. El vuelo fué puntual (¿sabiais que cuando un vuelo de ryanair aterriza puntual suena unas trompetas por megafonía en señal de victoria?) y al no llevar maletas facturadas, en 5 minutos ya estabamos en la calle, ahorrandonos cintas transportadoras, carritos, etc.
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Lo primero que hicimos fué preguntar por el BUS que lleva hasta el centro. Adverrtir que tanto mi ingles como el de mi novia es nulo, pero hablamos divinamente por gestos. Descubrimos que hay dos lineas (747 y 748) que te llevan al centro de la ciudad. La linea 747 tardó 30 minutos en dejarnos en el mismo centro de la calle O’Connell Street (corazón neuralgico de la ciudad), justo al lado de la oficina de turismo, por tan solo 6€ el trayecto. También hacía parada a escasos metros de nuestro hotel, cosa ventajosa a la hora de marcharnos el último día. Nos llamó mucho la atención el colorido de la ciudad:
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La primera impresión que tuvimos fué la de estar en una ciudad pequeña (no llega al medio millon de habitantes). En Dublín todo está cerca y no hay que coger autobuses, todo se puede hacer andando. Nos dirigimos al hotel, donde nos llevamos una grata impresión, tanto es así, que pensabamos que estabamos equivocados. Tuve que salir a mirar el nombre porque no creiamos que fuera el nuestro. Super moderno, trato agradable y una habitacion muy acojedora. LA recepcionista fué muy amable y nos dejó depositar las maletas en recepción, ya que aún no era la hora para poder acceder a la habitación.
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Nada mas salir, empezamos a callejear hasta O’Connell Street, en busca del famoso Spire. El Spire es un cono de 120 metros de altura, siendo el monumento mas alto del mundo. Tambien se le conoce como el monumento de la luz (se ilumina por las noches). Se puede ver desde cualquier punto de la ciudad y es donde suele quedar todo el mundo:
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Tanta emoción comenzó a darnos hambre. Tuvimos suerte de que el primer sitio en el que entramos fué el mejor de todos los que vimos despues. Un camarero español nos informo de una oferta: "todo lo que metais en una bandeja, por solo 10€". Creo que la mentalidad española es muy diferente en este aspecto al resto de Europa... no saben lo que hacen. Menudo desayuno nos pegamos. En una bandeja podeis poner el desayuno de 2 o 3 personas (se paga por bandeja, no por persona). Siempre dudabamos de si a primera hora de la mañana apetecería comer tanto, con refrescos, salchichas, bacon, etc. La respuesta es sí rotundamente:
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La cafeteria se llamaba Kylemoke y está justo al lado de la estatua de James Joyce en North Earl Street (el autor de Ulises). También le pusieron su nombre a uno de los puentes mas conocidos de la ciudad que da justo al barrio de Temple Bar:
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Ya con el estomago lleno, empezamos a andurrear por Dublin, que estaba ya adornada con motivos navideños. Incluso vimos a un Papa Noel autentico bajar por una fachada:
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Nos dirijimos dirección al río Liffey, ya que al otro lado se encuentra el famoso Temple Bar, pequeño barrio repletos de pubs. El camino desde el Spire al rio es de apenas 100 metros. Como os digo, todo esta realmente cerca:
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Fué llamativo el colorido de sus autobuses. Nos encantó el contraste de colores en cada esquina. Las fachadas, las puertas de las casas, los parques, etc:
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Al poco de cruzar el río Liffey, a mano derecha llegamos a Temple Bar, la zona más conocida de Dublin y la única de diversión nocturna. Se dice que tiene ese nombre por su antigua prohibición a los judíos de entrar allí, aunque la mayoría piensa que toma nombre del Pub mas famoso de Irlanda:
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Como aun era temprano, decidimos movernos por la zona para hacer tiempo. Las calles son muy anchas y están muy bien cuidadas. A penas obserbamos suciedad en el suelo, y la gente decora sus casas de manera muy coquetas, con macetas, duendes, etc. Sorprendente los jardines:
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y las fachadas de los edificios:
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A 5 minutos de Temple Bar, bordeando el río, pudimos ver la iglesia de la Stima Trinidad, la mas antigua de Dublin, y conocida por sus 16 campanas:
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Pero sin duda, la catedral mas importante y famosa de Dublin es la de San Patrick. Es la mayor de Irlanda y aunque algo escondida, merece la pena ir a verla.
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Tambien aprovechamos para hacer algunas compras en las tiendas Carroll. Es una franquicia que tiene muchas tiendas repartidas por toda la ciudad. Los precios son muy asequibles, aunque no pudimos comprar muchos recuerdos porque teniamos el problema del peso a la hora de embarcar a la vuelta:
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Cuando ya hicimos tiempo de que abrieran los pubs y empezó a caer la noche (muy pronto en esas fechas), fuimos a tomarnos unas Pintas de cerveza Guiness, donde en muchos pubs había grupos de musica en vivo. La verdad que al volver a España he bebido cerveza Guinnes, pero tan solo me gusta si la bebo en Temple Bar. Aconsejable acompañarlas con unas buenas ostras. Nosotros, como ibamos en plan lowcost, acompañamos con unos pistachos, que nos hizo el mismo avío:
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Con mucha pena y un mareo considerable, nos fuimos al hotel a descansar y a preparar la jornada siguiente, que empezaría temprano (iremos a la fabrica de cerveza Guinnes ummmmmmm). En el camino de vuelta pudimos ver que Dublín tambien es bonita por la noche. Hay mucha gente en la calle y se pueden ver personajes de todo tipo, como un cowboy jugando al ajedrez con los transeuntes:
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De este primer dia me llevo la sensación de que Dubín sería una ciudad donde viviría, sin dudarlo. Mucha tranquilidad y la gente muy amable. Hay muchos españoles trabajando y estudiando allí. Adoro Dublín.
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