Por fin llegaba el día más esperado... Era lunes y allí estábamos, a las dos de la tarde en Barajas para coger el vuelo poco después de las cinco! El vuelo, sin incidencias y la verdad es que como soy muy dormilona solo puedo decir que dormí durante buena parte del mismo aunque eso sí, cuando estábamos cerca ya me desperté y me pasé todo el tiempo mirando por la ventana para ver como Praga nos daba la bienvenida. Nos daba la bienvenida, para ser sinceros, con una niebla espantosa que era sólo el preámbulo del frío que pasaríamos durante los siguientes días. Tras aterrizas y esperar bastante tiempo a por las maletas, fuimos a buscar a la chica de Travelplan, que nos llevó junto a otros viajeros a un minibús hacia el hotel. Nuestro hotel era el Juno, el último del recorrido, por lo que la agente nos contó cuestiones importantes para nuestros siguientes días... Y pudimos observar la belleza de esta ciudad única!! Cuando por fin llegamos al hotel era noche cerrada y hacía un frío insoportable!!! Aquí haré un inciso para reconocer que íbamos un poco con la mosca detrás de la oreja después de ver los comentarios sobre el hotel Juno en internet. La verdad es que no nos pareció tan malo, la habitación estaba limpia, el desayuno abundante y las instalaciones adecuadas aunque el principal problema era la lejanía con el centro pero bueno, el metro y el tranvía hacen milagros y estábamos en Praga así que... A disfrutar!
Eso sí, esa noche poco hicimos. Cenamos en el propio hotel dos platos de comida típica checa y ¿cómo no? dos cervecitas para ir poniéndonos a tono con las costumbres del país