Mombasa es una isla y sin duda, la ciudad más cosmopolita de Africa Oriental.
Su estratégica posición la convirtió en objeto de deseo de múltiples civilizaciones.
El triángulo comercial de esta parte del Indico tenía uno de sus vértices aquí.
Durante siglos, los vientos alisios marcaron el ritmo de las rutas comerciales entre la India y Africa, de nordeste a sudoeste.
Hoy es una gran ciudad que se extiende más allá de la isla pero sigue conservando ese carácter mestizo.
Pon un quinto de Omán, otro quinto de India y el resto de Africa. Agita bien la coctelera y tendrás la ciudad de Mombasa.
Este pluralismo cultural se respira en el ambiente.
Son muchos los templos hindús con sus coloridas torres.
Un gran número de asiáticos fueron traídos por el Imperio Británico para la construcción de ferrocarril.
Los supervivientes se quedaron y hoy en día se consideran tan kenianos como los propios africanos.
No cabe duda que la prosperidad de país se debe en parte a ellos, emprendedores y comerciantes como nadie.
Antes de visitar la ciudad vieja nos acercamos a una cooperativa de artesanos realmente interesante.
Es como un pequeño campamento donde los nativos tallan manualmente la madera que luego venden en la tienda a precios fijos e infinitamente más baratos de lo que os pedirán en las zonas turísticas.
Además, os garantizo que no es made in China, porque vi y hablé con los trabajadores.
Es este lugar www.akambahandicraftcoop.com/
goo.gl/maps/DsR7Tn2pTRB2
El alma de una gran ciudad es su mercado
Se recomienda a todo el mundo contratar un guía local que por una propina de 5 o 10€ nos acompañará en el recorrido a pie por la ciudad explicando y, de paso, ahuyentando a los oportunistas que pueden llegar a ser agobiantes.
En el mercado de la carne la higiene es una utopía.
El olor es ofensivo, caliente y acre especialmente de la casquería.
Visita totalmente prescindible.
Todo lo contrario es el mercado de frutas y legumbres.
Colorido y vital nos envuelve en aromas dulces y exóticos.
Me regalan una naranja, me llevan de la mano a oler las especias y al final acabo comprando un paquetito de canela y otro de garam masala.
Pasear por la ciudad vieja es un placer.
En este pequeño espacio han convivido durante siglos las gentes locales con asiáticos, portugueses, árabes y británicos.
Minaretes medievales surgen por cualquier esquina,
Es caótico y decadente pero encantador.
Hace 20 años fue declarado Patrimonio Histórico Cultural por la UNESCO.
Entre las estrechas callejuelas encontramos antiguas casas restauradas.
Los balcones de madera le dan un aire oriental, pero nos dice el guía que el estilo es swahili. En los talleres familiares se transmite la técnica de tallado de generación en generación.
La talla es minuciosa y compleja y se utilizan maderas de especies locales.
El Africa hotel, fundado en 1901 tiene el honor de ser el primer hotel construido en Kenia.
Se puede visitar a cambio de un donativo.
Nosotras no entramos.
Visita obligada es también la lonja de pescado fresco, en la famosa plaza del Gobernador.
Desde aquí se divisa el viejo puerto, con sus pesqueros y algún que otro dhow, ese barco legendario de vela triangular que surcaba el Indico de las mil y una noches.
Lo que queda de la antigua comisaría de policía.
Al final de esta calle se llega al famoso Fuerte de Jesús, bautizado así por geometría de su planta que recuerda a un crucificado.
Es un edificio militar pero con la armonía propia del Renacimiento.
Mombasa conserva las cicatrices de los enfrentamientos violentos de su historia.
Desde el siglo VIII que fue fundada por los comerciantes árabes se la disputaron portugueses (puerto clave en la ruta hacia la India) , bantúes, omanís, británicos (fue la capital del protectorado) hasta que en 1963 entró a formar parte de la nueva República de Kenia.
La entrada al fuerte cuesta 10€ y nos dicen que en su interior no queda nada, que mejor verlo desde fuera e imaginar cómo pudo ser esta ciudad.
Reflexionemos un momento sobre el origen de esta opulencia: no todo el comercio eran sedas y especias. Las grandes fortunas se amasaron con el tráfico de personas.
Mi recomendación: leed sobre esta ciudad antes de visitarla. Solo así podréis captar la esencia swahili que late en sus callejuelas.
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