El primer destino de hoy es
WERNIGERODE, un pequeño pueblo de cuento a los pies de las montañas del Harz, con el Brocken como punto más alto, aunque altura lo que se dice altura, después de llevar veraneando 5 años en suiza, pues no tiene mucha la verdad: 1142 metros.
Cuenta la leyenda que el Harz, es un bosque encantado. Cuando la neblina se posa en su pico más alto, el Brocken, a 1.141 metros sobre el nivel del mar, los fantasmas y las brujas deambulan por la montaña. Sombras de gran magnitud, halos luminosos, espectros difuminados, un fenómeno que alcanza su máximo esplendor en primavera durante la cita anual de Walpurgis o Noche de brujas.
De esta localidad parte el tren a vapor que sube a esta montaña, y nuestra idea era hacer el recorrido porque además según vi en su web, en el tren de la 1 de la tarde viajaba San Nicolás, pero les escribí para saber más detalles y no obtuve respuesta.
Esto es algo que me ha llamado muchisimo la atención. Apenas hay información en la web en inglés (ya en español, olvídate); me he puesto en contacto con las oficinas de turismo de todas las localidades que hemos visitado para que me enviasen algo de información sobre qué hacer en estas fechas, y de todas ellas, solo me ha contestado la de Goslar, que me envió 5 panfletos y un resguardo bancario para hacerles un ingreso de 4 euros. Entiendo que es una zona que recibe turismo interno, pero me parece fatal que no hayan contestado a ninguno de mis emails ni desde el Parque Natural del Harz ni desde la red de ferrocarriles a vapor ni desde las propias oficinas de turismo.
Bueno a lo que iba, que nuestra idea era coger el tren que sube al Brocken, pero las webcam indicaban que no se veía nada a 3 pasos de ti (dicen que el Brocken está cubierto de niebla 300 días al año), y claro está, aquel día no iba a ser uno de los 65 restantes. Además diluviaba y el tren de regreso llegaba a Wernigerode alrededor de las 16:30, ya completamente de noche, así que optamos por seguir viendo pueblitos y sus mercados navideños.
Aquí en Wernigerode, los recuerdos se basan en escobas voladoras, brujas, pociones y todo lo relacionado con este mundo. Sus casas góticas y barrocas conviven en un altstadt en el que es fácil encontrar esculturas de animales que sobresalen de las mismas. Y si encima lo adornas con un mercado navideño y que deja de llover durante media hora, pues ya hace de Wenigerode una localidad mágica.
Tiene dos mercados de navidad, el primero es el Märchenwald y es íntegro para los más pequeños, incluso tienen su propia puerta de entrada a medida. Dentro todo está dedicado a los cuentos, tienen varias atracciones y unas tómbolas:
Un poco más adelante, en pleno alstadt encontramos el Weinhnatchsmarkt auténtico, con la fachada del ayuntamiento de fondo:
Seguimos paseando el ratito que la lluvia nos permitió por las calles de los alrededores y después nos fuimos a buscar una foto del famoso castillo de Wenigerode, al que puedes acceder a pie, o en tren. Aquí volvió el diluvio y decidimos dejar esta localidad e intentar probar suerte en Quedlinburg. Os dejo unas últimas fotos:
QUEDLINBURG debo decir que ha sido la joya de la corona de este viaje. Se lleva el broche de oro a la ciudad con las casas de entramado de madera más bonitas (recuerda un poco a Colmar), con más mercados navideños por metro cuadrado, y los precios más bajos para comer en ellos.
Si además tenemos en cuenta que tras la segunda guerra mundial y la posterior ocupación por parte de los soviéticos quedó completamente derruida y fue poco a poco rehabilitada ya entonces se puede considerar como una auténtica villa medieval.
Tiene alrededor de 1200 casas de entramado de madera, y con semejante número claro está, tiene un museo dedicado íntegramente a ellas.
Pero vamos a lo navideño, porque Quedlinburg cuenta con nada más y nada menos que con 25 mercados en sus patios. Son los llamados "Advent in der Höfen". Sólo abren los fines de semana de las 4 semanas de adviento, y son los patios de las viviendas convertidas en coquetos mercados navideños dedicados a diferentes oficios (estaba el mercado del vidrio, otro medieval, otro español, el de las antigüedades, el dedicado a los adornos navideños,otros solo a comidas y bebidas, de especialidades de otros países...) en definitiva, digno de ver. Todos ellos están señalizados con un número, para que no te pierdas ninguno.
A parte está el mercado tradicional en la Markt Platz, otro dedicado a los niños y un tercero conocido como el Winterzauber, un poco más alejado del centro histórico, pero ideal para recorrer la ciudad al completo.
Y para completarlo, todo el río está engalanado con antorchas de colores, que hace que al atardecer adquiera más magia todavía.
Aquí comimos, merendamos, y recorrimos todos y cada uno de los mercados. Y para finalizar esperamos la hora azul para hacer unas últimas fotos tomándonos un aftereight.
Al anochecer (las 4 de la tarde) decidimos regresar a Goslar e intentar volver a ver su mercado, ya que ayer la lluvia y las multitudes nos lo impidieron. Aparcamos muy cerca del centro histórico, se notaba que era domingo, nada que ver con la cantidad de gente de la noche anterior. Y además la lluvia nos dejaba realizar la visita...genial!
Para cenar elegimos la cervecería alemana Wirtshaus, en Gemeindehof 3-6, la típica taberna paulaner, toda de madera, súper acogedora. Además el personal era encantador. Cenamos unos schnitzels variados con unas ricas cervezas para despedirnos de Goslar, y volvimos a nuestro hotel para pasar la última noche.