El sábado era el día que pensábamos dedicar a ver Santander, como estaba lloviendo salimos más tarde, sobre las 10 y nos fuimos hacia el Palacio de la Magdalena, hacía muchísimo viento y cuando aflojó las lluvia nos bajamos del coche y entramos, de pronto empezó a caer muchísima agua y aunque llevábamos los chubasqueros y los paraguas nos mojamos los vaqueros, los deportivos y hasta se me rompió el paraguas, así que no llegamos a verlo, nos dimos la vuelta directos al hotel a cambiarnos. Viendo que era imposible visitar el palacio, nos fuimos al centro, justo cuando llegamos dejó de llover y como allí hacia menos aire estuvimos paseando, vimos la Catedral, los jardines de Pereda, el edificio del Banco Santander, el Ayuntamiento, etc.
Comimos por allí unos pinchos y como seguía sin llover decidimos ir por tercera vez a la península de la Magdalena y por fin pudimos verla.
Es espectacular, muy bonita toda la zona, nos gustó mucho, hubo incluso un ratito de sol que aprovechamos para estar sentados en uno de los bancos mirando al mar.
Desde aquí fuimos en coche hasta el hotel Chiqui para ver todo el Sardinero y desde allí, fuimos caminando por el sendero del Cabo Menor, nuestra idea era llegar al Faro Mayor pero cuando llegamos a un mirador que hay a mitad de camino decidimos dar la vuelta porque faltaba poco para anochecer y no queríamos que se nos hiciera de noche, desde esa zona hay unas vistas preciosas de Santander y de la península de la Magdalena. Donde si estuvimos es en el parque de Mataleñas. Hicimos un montón de fotos y de vuelta al hotel.
El sábado por la noche cenamos un bocadillo cerca del hotel porque no nos apetecía coger el coche y además no queríamos que se nos hiciera muy tarde que el domingo teníamos que volver a casa.