![]() ![]() Pigmeos y Gorilas, un paseo por la selva centroafricana ✏️ Blogs de Centro Africa R.
Un viaje en el tiempo por una de las pocas zonas virgenes del planetaAutor: JMGT Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (21 Votos) Índice del Diario: Pigmeos y Gorilas, un paseo por la selva centroafricana
01: 1.- Introducción
02: 2.- La Ruta
03: 3.- De Yaundé a Lomié
04: 4.- Selva del Dja. Tribu Baka
05: 5.- Tambores, cantos polifónicos y espíritus
06: 6.- En busca de miel
07: 7.- Seguimos en ruta hacia la RCA.
08: 8.- GORILAS!!
09: 9.- Dzanga Bai
10: 10.- Bailando con Bantúes
11: 11.- Encuentro con los Bayaka.
12: 12.- En el “Infierno Verde”
13: 13.- Viviendo la selva
14: 14.- El regreso
15: 15.- Kribi
16: 16.- Fin
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Etapas 4 a 6, total 16
Nos despertamos temprano, para descubrir que ha estado toda la noche lloviendo y que lo sigue haciendo a raudales. Ni hablar de entrar en la selva ahora, habrá que esperar a que esto amaine un poco. Nos dicen que probablemente, hacia el mediodía deje de llover, así que tendremos que esperar hasta entonces. Mientras, seguimos repasando el equipo que nos llevaremos con nosotros en nuestras pequeñas mochilas de día, el resto del equipaje se quedará aquí, no hace falta ni tan solo sacar las bolsas, no hay nadie más en el hotel ni esperan que llegue nadie, dejamos todas las bolsas juntas en una sola habitación, más por seguridad que otra cosa.
Tal como nos habían pronosticado a eso de las doce deja de llover e inmediatamente se da la orden de partida. Después de pasar por las ultimas chozas del pueblo, donde nos despedimos de los habitantes del pueblo, de etnia Bantú, empezamos a entrar en la selva. Poco a poco, los arboles van siendo cada vez más altos y la luz es más escasa a nivel del suelo, a pesar de que para nosotros, aquello ya es una verdadera jungla, más adelante, cuando estemos en la RCA, nos daremos cuenta de que esto es solo el aperitivo de lo que nos espera en los próximos días. ![]() Vamos pasando por algunos pasos complicados, troncos caídos para poder salvar pequeños ríos, que además, debido a la fuerte lluvia caída, se encuentran totalmente empapados y resbalan como si estuvieran engrasados. Manu nos aconseja andar descalzos, él lo hace, pero nosotros aún estamos demasiado “verdes” en esto de la selva para atrevernos a hacerlo, pero en general, el camino es llano y no presenta muchas dificultades, con una sola excepción, las hormigas. Hay que andar con mucho ojo con ellas, mirar siempre al suelo y en cuanto veas una hilera de hormigas que cruza el camino, intentar evitarlas sea como sea, pasar saltando, corriendo o como se pueda, porque no son como las hormigas de aquí, estas son hormigas soldado, las de las famosas marabuntas y una tercera parte de su cuerpo son unas poderosas mandíbulas que si pueden hincarte en tus tobillos, (o Dios no lo quiera, subir por dentro de tus pantalones hacia partes más delicadas) te hacen pegar saltos de dolor. ![]() Después de unas tres horas de andar, finalmente damos con las chozas de la tribu Baka en un pequeño claro de la selva. Es nuestro primer encuentro con los Aka y al principio nos sentimos un poco como el que llega a casa de alguien, a quien no conoce y no sabe qué hacer ni dónde meterse, pero esta gente, que nunca han peleado en una guerra, que solucionan todos sus problemas hablando, que tienen el sistema de vida más anárquico que jamás haya visto, donde cada cual es totalmente libre de hacer lo que quiera cuando quiera, nos reciben como si nos conocieran de toda la vida y nos piden que nos quedemos con ellos a pasar unos días. Imposible negarse, nos alejamos unos cien metros del poblado, en busca de un lugar adecuado donde podamos plantar nuestras tiendas y procedemos a instalarnos. Y empiezan los problemas. Debido a la cantidad de lluvia caída, todo está embarrado y nosotros aun no llevamos suficiente tiempo aquí, como para haber desechado ya, todas las manías que traemos de casa, de manera que nos molesta el barro, nos molesta no tener un palmo de piedra o tronco secos, donde apuntar el culo para descansar, hacemos mil y una virguerías para introducirnos dentro de las tiendas sin llenarlas de barro y comemos de pie, pues Dios nos libre de mojarnos el culo sentándonos en troncos húmedos. Si ahora alguien nos dijera, que dentro de una semana, cuando estemos con los Bayaka en la RCA, todo esto no tendrá ningún tipo de importancia para nosotros, le trataríamos de loco. ![]() Finalmente conseguimos acomodarnos mínimamente y cocinamos un poco de pasta para la cena y mientras estamos cenando, empezamos a escuchar los tambores. Los Baka están llamando a los espíritus. Etapas 4 a 6, total 16
Estas en la selva, es de noche y la única luz que puedes apreciar, es la escasa luz de las estrellas que se cuela entre las ramas de los árboles y los rescoldos de los pequeños fuegos en los que se ha cocinado la cena. Los sonidos nocturnos de la selva nos recuerdan que, a pesar de la oscuridad, nos encontramos en un lugar lleno de vida, que no se detiene cuando la luz desaparece. El sonido de los insectos, el canto de algún pájaro, el grito de un mono, el rugido distante de un leopardo o el bramido de un elefante de selva nos acompañan mientras nuestros ojos intentan ver algo a más de dos pasos de donde nos encontramos.
Y de pronto, un tambor empieza a unirse al concierto de sonidos de la selva, los Aka se preparan para llamar a sus espíritus. Nos reunimos con ellos en el centro del “poblado”, donde las mujeres se unen al sonido de los tambores batiendo las palmas de las manos y poco a poco empiezan a entonar sus cantos polifónicos, llamando al Jenji, uno de los principales espíritus aka. El sonido es hipnótico, la total falta de luz, unida al ritmo de los tambores te sumerge en una especie de sopor, del cual te despiertas de golpe cuando aparece saliendo de la selva una figura parecida a un matorral que se mueve. Es Jenji, uno de los muchos espíritus de los Aka que viven en la selva y que acuden a la llamada de los tambores y los cantos de las mujeres. ![]() Poder vivir una ceremonia de los Aka en la selva, escuchando sus cantos durante dos, tres o cuatro horas, mientras aparecen y desaparecen los diferentes espíritus, danzando sus bailes rituales, es algo por lo que vale la pena pasar por la dureza del camino o los posibles peligros que la selva pueda reservarte. Los Aka tienen muchos espíritus, a algunos se les llama para que les ayuden, como por ejemplo, antes de salir de caza, se llama al espíritu de la caza, otros solo aparecen cuando se encuentran fuera de la selva, como es el caso de Jenji, otros solo cuando la oscuridad es total, cuando no brilla la luna en el cielo. ![]() Tiene docenas de ellos, nosotros tuvimos ocasión de “conocer” a unos pocos y fue en la RCA, con los Bayaka, donde vivimos momentos increíbles asistiendo a sus ceremonias nocturnas, pero ya hablare de ello cuando llegue el momento. Avanzo también, que al final de este diario, podéis encontrar un link a un video en YouTube, de 15 minutos de duración, se trata de una recopilación de fotos del viaje y la banda sonora es un extracto de una ceremonia a las que asistimos en la RCA de tres horas de duración y que pude grabar usando el teléfono como grabadora. Etapas 4 a 6, total 16
Después de un profundo sueño, nos despertamos con los primeros rayos de sol que consiguen llegar hasta nuestras tiendas y con el recuerdo de la música y los bailes de la noche anterior. Aún no hemos terminado de desayunar y aparecen los primeros Baka invitándonos a acompañarles en busca de miel.
![]() Hay dos cosas que vuelven locos a esta gente, la miel y el tabaco. Si eres fumador y vas de visita a un poblado de pigmeos, procura fumar a escondidas, porque como saques un paquete de cigarrillos, te vas a encontrar rodeado de Aka pidiéndote un cigarro y vas a ver cómo te desaparece rápidamente el paquete entero. No se trata de que sean especialmente “gorrones”, son sus costumbres, para ellos, compartir es una forma de vida, todo se comparte, no existe el concepto de propiedad privada tal como lo conocemos nosotros, si alguno caza un animal, el único privilegio que tiene, es el de escoger la mejor parte del animal, pero a partir de ahí, todo es de todos. Así que para ellos, es normal que si uno tiene tabaco, lo comparta con el resto. Terminamos el desayuno y nos apresuramos a unirnos al grupo de Baka que van a entrar más adentro de la selva en busca de su otra pasión, la miel. Para ellos, la miel es una exquisitez y si para conseguirla hay que andar todo el día, pues se anda. Así que nos unimos al grupo y empezamos a adentrarnos más y más en la selva. Por el camino, vamos encontrando frutos, que los Baka recogen y nos dan a probar, algunos de ellos, sencillamente exquisitos, otros no tanto. Después de un par o tres de horas de andar, llegamos a un Bai o claro en la selva, parcialmente empantanado en agua y vemos que empiezan a entrar en una especie de actividad febril. Unos cortan lianas que van a usar como cuerdas, otros, empiezan a fabricar un cesto que utilizarán tanto para subir brasas hasta lo alto del árbol donde se encuentra el panal, como para luego, bajar la miel recogida. Para esta gente, no es necesario tener prácticamente nada, con un machete son capaces de sobrevivir en la selva tranquilamente, cualquier otra cosa que necesiten, la fabrican en el momento en que la necesitan, ¿para qué acarrear peso si cuando llegues a sitio ya podrás fabricarte lo que necesites? Ríete tú de McGyver. ![]() Mientras, nosotros nos sentamos a mirar cómo se van preparando. Y cuando la sed aprieta, uno de los Aka, busca una liana, la corta y de ella sale un agua cristalina que bebemos ansiosos. Una vez terminados los preparativos, el más experimentado de los Aka, empieza a encaramarse por el tronco del árbol, utilizando un arnés que se ha fabricado con lianas hasta llegar a la parte más alta del árbol, donde se encuentra el panal. ![]() Llegado cerca del panal, sube mediante el cesto que han fabricado antes, un montón de brasas humeantes, que pasea por delante del panal y cuando le parece que las abejas ya han ido saliendo, tranquilamente mete la mano en el panal y empieza a sacar panes de miel que va colocando en el cesto. ![]() Si las abejas le pican o no, no tengo ni idea, pero él se encuentra allá arriba, a unos 30 metros del suelo, encaramado en una rama mientras va sacando la miel y las abejas zumban a su alrededor, que no se caiga o que las abejas no le cosan a picotazos es uno más de los misterios de la selva. A saber qué es lo que ocurre allá arriba realmente. ![]() Finalmente, el cesto lleno a rebosar de panes de miel, baja hasta donde estamos nosotros y podemos catar una miel como no la hemos probado nunca antes. Etapas 4 a 6, total 16
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