Nosotros volamos desde España al aeropuerto de Kilimanjaro y pasamos un día en Arusha antes de comenzar el safari. Lo de volar un día antes lo hicimos por precaución ante cualquier posible retraso de los vuelos que pudiera arruinar nuestro safari, pero como todo fue como esperábamos tuvimos tiempo para pasar un día por la ciudad de Arusha y creemos que es algo que vale la pena. Es bonito dar una vuelta por la ciudad ya que es segura y cuenta con diversos mercados típicos que bien merecen una visita, sobre todo el mercado Masai.
Por fin llegó el día: empieza nuestro safari organizado a través de Udare. Son las 7.30h de la mañana y Gregory llega a nuestro hotel con el conductor, Bruno, y el guía, Valence. Nos meten las maletas en el coche, paramos a coger las cajas con las comidas y el agua para el primer día y empieza nuestra aventura.
Tras dos horas y media de viaje desde Arusha llegamos a Tarangire, donde pudimos disfrutar de un día de safari hasta las 16.00h. Con 2.850 kilómetros cuadrados se trata de un bello parque en el que destacan sus baobabs. Sus más de 450 especies de aves atribuyen a Tarangire el honor de ser considerado el mejor lugar de Tanzania para el avistamiento de aves. Además alberga, tras el Serengeti, la mayor concentración de fauna de Tanzania y la primera en elefantes; entre su fauna destacan cebras, ñus, órices, antílopes, jirafas, búfalos, leones, leopardos y guepardos. Era el primer día de safari e hicimos la primera y única parada del día, la comida. Es el único momento del día en el que bajas del coche durante el safari… pero aquí surge una de nuestras grandes dudas era, ¿qué se come? Paramos en un merendero y Bruno y Valence tenían en el coche unas cajas de comida variada que recogen cada mañana en el hotel en el que nos albergamos, ¡muy rico!La parada de la comida se hace sobre la 13.00h según el día, y luego se sigue recorriendo el parque durante la tarde. Después de nuestro primer día de safari en Tarangire nos dirigimos a Karatu para pasar la noche en el Hotel Eileens Tree Inn.
A las 8.00h de la mañana ya habíamos desayunado y estábamos listos para salir desde Karatu al cráter de Ngorongoro. Lo bueno de haber pasado la noche en Karatu es que nos encontrábamos a sólo 30 minutos de Ngorongoro, por lo que llegamos temprano para disfrutar de todo el día de safari. El cráter del Ngorongoro, con un ancho de 19 kilómetros y una superficie de 264 kilómetros cuadrados, es una de las calderas más grandes del mundo, que acoge la mayor concentración de leones y depredadores de toda África. La parada para comer hoy tuvimos que hacerla dentro del coche, ya que hacía mucho viento y había arena en el ambiente que era desagradable, pero pudimos bajar a estirar las pierdas de todas maneras. Alrededor de las 16.00h nos dejaron en nuestro Lodge de esa noche, el Ngorongoro Rhino Lodge. Es un sitio con un ambiente muy agradable y unas habitaciones muy cómodas desde las que se pueden ver animales con mucha frecuencia. Las habitaciones, además, disponen de chimenea, algo que se agradece mucho ya que la zona de Ngorongoro es más fría que el resto. En este hotel los guías se alojaron con nosotros, algo que no habían hecho las noches anteriores, y fue muy divertido.