Casi todo el mundo que planea un viaje a Nueva York lo hace con la intención de encontrarse con la "gran ciudad del S. XX", una ciudad de excesos a lo alto y a lo ancho que adquiere su máxima expresión en Manhattan, el corazón cinematográfico del mundo. Esa también era mi intención y éste, el resumen de mi viaje.
No voy a entretenerme demasiado en detalles sobre la preparación del viaje, ya que con el foro y los diarios de esta web hay información de sobra. De hecho, yo creo que no hay viaje que se pueda preparar mejor para los que somos meticulosos y nos gusta empaparnos del destino que vamos a visitar. En principio tenía la idea de ir con los itinerarios muy marcados, pero una vez llegas a la ciudad y echas a andar, los itinerarios se diluyen un poco y eso es parte del encanto de este viaje.
Aviso para navegantes: es una ciudad para andar. Seguro que alguien dirá...vaya chorrada...Pues sí, lo remarco, se anda salvajemente...Es un viaje para el que yo diría que hay que ir entrenado y que conste que he hecho el Camino de Santiago.
Elegimos otoño para ir porque en junio ya teníamos planificado otro viaje y decidimos dejarlo para después de verano. Un acierto total, imagino que tanto otoño como primavera son los mejores momentos para ir. En nuestro caso tuvimos la suerte de que no nos llovió en toda la semana y las temperaturas fueron perfectas, siempre en torno a los 20 grados, pero nos comentaron que la semana de antes había hecho bastante frío.
Nuestros preparativos de vuelo + alojamiento fueron sencillos. Cogimos un vuelo con Iberia en marzo en una de esas campañas que hacen de vez en cuando y compramos los billetes para octubre por 417€ i/v cada uno. Lo del alojamiento fue bastante más complicado ya que los precios, si uno quiere un hotel cómodo y céntrico, son prohibitivos. Nosotros al principio íbamos con la idea de hotel, pero acabamos buscando un apartamento. Estuvimos a punto de alquilar un apartamento en Harlem por $130/noche, por si a alguien le sirve de orientación, pero finalmente y por casualidad, tuvimos la suerte de tener a una conocida en la ciudad que nos consiguió un alojamiento, el único "inconveniente" (que para nada lo fue) es que estábamos en Roosevelt Island, una isla pegada a Manhattan por la que pasa la línea F de metro y que en tres estaciones te deja en Rockefeller Center. Además, guarda uno de los secretos de la ciudad: el teleférico de Manhattan, toda una experiencia que yo no me perdería.
Lo primero que hicimos esa tarde fue darnos una vuelta por Manhattan. Cogimos el metro hasta la estación 47-50 St. Rockefeller center y nos dimos un paseo por los alrededores: Radio City Music Hall, la pista de hielo del Rockefeller, la 5ª av., la catedral de San Patricio, que estaba completamente en obras y llegamos a Times Square de noche, que es como de verdad sorprende, luces y pantallas a lo bestia.
Tirando de recomendaciones, decidimos darnos un paseo hasta el Hotel Park Meridien (119 W 56th St) para cenar en el famoso Burger Joint y acabar nuestro primer día con una hamburguesa. Llegamos al hotel e hicimos media hora de cola, el cansancio de llevar encima un día de 36 horas por el cambio horario y pensar que nos quedaban otros 40 minutos nos hizo desistir, no dudo de que sea una de las mejores hamburguesas de Manhattan, pero nosotros nos fuimos antes de entrar. Cenamos en un irlandés y nos fuimos al dormir, que el día siguiente iba a ser muy exigente.