La primera ocasión en que pisé suelo jordano fue en un caluroso mes de junio del año 2007.
En ese viaje figuraba un recorrido por los lugares más significativos y que mejor pueden representar la cultura e historia de Jordania, como son:
- Los Castillos del Desierto con el fabuloso Quseir Amra y sus maravillosos frescos, declarados Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el año 1985, Qasr Al Azraq magnífica estructura toda de basalto, y Qasr Kharana restaurado en 1970 y que se supone fue un palacete reconvertido en caravasar.
- Umm Qays, ciudad ubicada sobre la antigua Gadara perteneciente a la Decapolis y desde donde se divisa, en días claros, los Altos del Golán y el lago Tiberíades.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
- Madaba y su famoso mosaico de la época bizantina que es la representación mas antigua de Jerusalen y Tierra Santa.
- Las ruinas romanas de Jerash, que con el nombre de Gerasa fue otra de las ciudades de la Decápolis.
- Desierto de Wadi Rum, valle de granito y arenisca rojiza, también llamado Valle de la Luna.
- Mar Muerto, el punto más bajo del planeta con 420 metros por debajo del nivel del mar. Sus aguas son ricas en calcio, magnesio, potasio y bromo. Pero el motivo principal para visitarlo (digan lo que digan), es su increíble flotabilidad, debido al exceso de salinidad del agua.
- Y la joya de la corona: Petra, la impresionante ciudad nabatea, punto de mira de todo viajero a Jordania, ya sea por 1 día o por una semana.
La segunda fue a finales de mayo del 2013. Repetí algunos lugares, pero mi objetivo era Aqaba, el único punto por donde Jordania tiene salida al mar, el Mar Rojo, paraíso de los aficionados al snorkel y buceo, y donde a pocos metros de la orilla ya se pueden observar la variedad y colorido de la fauna marina que habita en sus aguas.