Aprovechando los dos días de vaporettos dedicamos el día a recorrer las islas de la laguna Norte. Nos dirigimos a Fondamenta Nove en Cannaregio desde donde salen los vaporettos, perdemos el de las 9:45 y tuvimos que esperar al de las 10:15. Desde la parada ves la isla de San Michelle, el cementerio. Tardamos 47 minutos en llegar a Torcello donde vas andando por un camino hasta llegar a la zona de la Basilica dell`Assunta, entrada 9 euros o 5, dependiendo de si quieres subir al campanile.
El interior está impresionante decorado con mosaicos bizantinos: en la cabecera hay una maravillosa Virgen con el niño, y en los pies de la basílica un impresionante Juicio Final, si os gusta el arte no os lo podéis perder. Y ya está, porque Torcello no tiene más, de modo que valorad lo que os interesa antes de decidir si os merece la pena ir.
Después cogimos el vaporetto a Burano (decidimos prescindir de Murano en principio) para pasear por los canales admirando el colorido de sus casitas; en esta ocasión yo embelesada porque soy más de turismo de calle y ambiente, y mi marido decepcionado porque es más de arte. Estuvimos cerca de dos horas, y comimos en el chiringuito de cerca del embarcadero unas cestas de fritura mixta (28 euros un menú completo más una fritura más).
Después nos dirigimos a la isla de Lido, una hora de trayecto, llegamos a las 14:30 y recorrimos la avenida principal hasta llegar a la playa pública. Se entra por una puerta y para ir al aseo también hay tornos de pago. Jugamos un buen rato metiendo los pies en el mar Adriático antes de continuar el paseo por lo que sería el paseo marítimo pero sin ningún encanto, la verdad, hasta llegar al Grand Hotel des Bains y donde se celebra el Festival de cine de Venecia, un edificio con muy poco atractivo que enfrente tiene un mirador donde en ocasiones si hemos podido ver alguna entrevista a actores en la entrega de los leones de oro de Venecia.
Nos fuimos en el vaporetto y nos bajamos en Castello a las 16:45 Estuvimos recorriendo este barrio considerado el más poblado de Venecia y llamado así por la fortaleza del siglo VIII. Intentamos visitar San Pietro di Castello pero estaba cerrada. Me sorprendió comprobar que es en este barrio en el que más se puede ver la ropa tendida de edificio a edificio, muy extendido entre las calles de aspecto muy humilde.
Luego paseamos por la Vía Garibaldi, pero no llegamos a entrar en el acceso al jardín La Biennale, pero pudimos entrar en San Zaccaria, iglesia con una bella portada entre gótica y renacentista, en su interior la obra más destacada es la Sacra Conversazione de Bellini. Como era domingo por la tarde no pudimos acceder a la Sacristía que tiene obras de Tintoretto y Tiziano.
Buscamos el Palacio Contarini del Bovolo conocido por su escalera de caracol exterior, Scala de Bobolo, que según los foros está muy escondida y hay que buscarla a propósito, y aun sabiendo la ubicación aproximada cerca de la calle Campo Manin nos costó.