Cogimos el 26 hasta Prado de San Sebastián directos al Real Alzázar ya que teníamos reserva para las 11:00 (cuesta un euro más on line, pero merece la pena ahorrarse las colas). Llegamos a las 10:30 y accedimos directamente sin esperar la larga cola que ya había.
Visitamos por libre el Alcázar. Se accede a través de la Puerta del León y pasando los controles penetras a un jardín donde se puede visitar la Sala de la Justicia (muy parecido al Salón del Trono de la Alhambra) y el patio del Yeso por la parte norte; y al Cuarto del Almirante y la primera sede de la Casa de Contratación al sur.
Posteriormente y hacia el este se accede al Patio de la Montería desde donde entramos al Palacio Mudéjar o de Pedro I que contiene la parte arquitectónica más impresionante del Alcázar, sobre todo destaca el Patio de las Doncellas, donde veremos un patio con una alberca enmarcada por unas esbeltas columnas que sujetan unos bellos arcos apuntados polilobulados decorados con motivos de paños de sebka.
Salimos directamente al patio de banderas y fuimos derechos a la plaza de San Salvador, punto más alejado de todo el recorrido que teníamos pensado para ese día, ya que además comprando la entrada conjunta en la basílica de San Salvador puedes acceder a la Catedral y Giralda sin esperar colas, que ya vimos de pasada cómo estaba aun antes de su apertura. La entrada conjunta a ambos cuesta 9 euros y permite la visita en un plazo de una semana. La Basílica de San Salvador está construida sobre una antigua mezquita, de ella queda el patio y el minarete que se usa ahora de campanario. El resto del templo es barroco con planta de cruz latina.
Tras la visita paramos a comer en Casa Antonio Los caracoles y después recorrimos camino a la Catedral la plaza de San Francisco donde se encuentra el Ayuntamiento y la Plaza Nueva.
Llegamos a la Catedral a las 15:00 y todavía había una cola considerable que nosotros obviamos gracias a nuestra entrada adquirida en San Salvador.
y el alminar, hoy llamada Giralda, porque tiene una veleta en su parte superior a la que los sevillanos empezaron a llamar giraldillo, porque giraba con el viento. A la Giralda se puede ascender desde el interior de la catedral cuya ascensión se efectúa en tramos de rampa (34 tramos) y un último tramo en escalera. Merecen la pena las vistas desde arriba bajo las campanas.
Una vez fuera de la Catedral nos hicimos unas fotos de rigor en la Plaza de los Reyes y nos adentramos en el barrio de Santa Cruz.
Nos encantaron su callecitas estrechas, blancas, con los balcones y fachadas con flores.
Es muy agradable pasear por sus calles sin rumbo pero sin saltarte: la judería, ya que fue el barrio judío más importante tras Toledo; los jardines de Murillo con el monumento a Colón,
el callejón de las Aguas junto a la muralla de los Reales Alcázares,
el callejón de los suspiros,
la plaza de Santa Cruz con su cruz herrada,
la plaza de los Venerables, la plaza de doña Elvira...
Como aún era pronto y las iglesias más alejadas cerraban tarde decidimos ir hacia la Macarena. De camino pasamos por la plaza de la Encarnación con su gigantes setas en el Espacio Metropol Parasol.
Cuando llegamos al barrio de la Macarena aquello estaba abarrotado de gente, y es que estaba a punto de salir el vía Crucis desde la basílica, por lo que no pudimos entrar y apenas ver la puerta y murallas del barrio.
De modo que de camino al centro para coger nuestro autobús pasamos por San Luis de los Franceses, templo de estilo barroco del s.XVIII y planta oval; San Marcos, iglesia gótico-mudéjar con tres naves separadas por arcos de herradura apuntados con alfiz, que la nave central está cubierta de madera y las paredes y los arcos están pintados de blanco y eso hace resaltar toda su belleza arquitectónica. La torre está decorada con paños de Sebka igual que la Giralda.
Y San Pedro cerca de la Plaza de la Encarnación de estilo gótico-mudéjar y dónde fue bautizado Diego Velázquez.