Guate, aquí hay tomate. ✏️ Diarios de Viajes de Indonesia

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El vuelo a Makassar, discurría tranquilo, todo lo contrario a nuestras cabezas, que intentaban asimilar todo lo vivido hasta ese momento, lo bueno y

lo malo.

Lo bueno, la experiencia de Borneo, la calidez de la gente en Java.

Las chicas del taller de batik, justo al lado del hotel, y que intentaron en vano enseñarme la técnica. No soy torpe, soy lo siguiente.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Nuestro guía, que se negó a aceptar ninguna clase de propina.
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Y el personal del hotel Puri Artha, que conociendo nuestra situación, nos dejaron usar internet, todo el tiempo que necesitamos.

Lo malo, bueno eso ya os lo he contado.

No paramos de dar vueltas a nuestra situación, y que es lo que haríamos al llegar a Sulawesi. Cómo nos arreglaríamos para entendernos con

la policía llegado el caso. Nuestro inglés no pasa de entender cuatro carteles, las indicaciones en los aeropuertos y decir... Ainojandesten no pikinglis.

Qué porvenir más oscuro. Carlos me miraba a mí, y yo a él, no necesitábamos hablar, para saber lo que pasaba en esos momentos por nuestra mente.

El estaba pensando en llamar al seguro, que nos proporcionasen un interprete, interponer la denuncia, y si hacía falta quedarnos unos

días más, incluso unas semanas, pues no hay problema, teníamos casi un mes más de vacaciones que de costumbre. Tiempo suficiente, para conseguir

aclarar las cosas.

Y yo, pues también estaba pensando en el seguro, si tenía cobertura jurídica, y cuanto me costaría penalmente, convertirme en nin-ja, y liarme a palos

con “ el niño de la capea”, por lo que nos estaba toreando.

En esas estábamos, cuando aterrizamos en Makassar. El aeropuerto nos llamó gratamente la atención, muy moderno, nada que ver con los que

habíamos usado hasta el momento. Salimos al exterior, a buscar un taxi, y presentarnos en la agencia de Ziaur, cuando de frente, veo mi nombre

en un cartel. No puede ser, será una alucinación, pues no, hay estaba, con una sonrisa de oreja a oreja, y casi cantando bienvenido Mr Marsall, un

chavalin poco mayor que mi hijo. Nos dejamos ir hacia él, y le soltamos todas nuestras aventuras, en menos que se persigna un cura loco. Antes de

que se pudiera presentar, ya se había llevado un buen rapapolvo y algún zarandeo. Con su sonrisa ya más que borrada de la cara, nos sacó del

error, él no era Ziaur, sino Udín, e intentó tranquilizarnos, nos llevó hasta la furgoneta, y nos dirigimos a la salida de la ciudad, justo a las afueras

estaba la casa de sus padres, y allí paramos para aclarar las cosas, delante de un buen café con pastas. Nos pidió el programa, hizo algunas llamadas,

y nos confirmó, que toda la parte de Sulawesi, estaba confirmada, pero que una vez saliéramos de la isla, no tenía ni idea, ni forma de saber, si el resto,

Komodo, Rinca y Flores, estaría rechazado. No podía encontrar a Ziaur, y no contestaba sus llamadas, las chicas que llevaban la agencia, hacía

días que no sabían de él, les habían cortado el teléfono fijo, y no podían recibir ni mandar ningún fax, así que ni siquiera teníamos confirmación del

vuelo para Bali. Todo lo de fuera de Sulawesi, era contratado a otras agencias, y se negaban a ofrecer sus servicios, los últimos no los

habían cobrado, y no estaban dispuestos a perder más dinero. Empezamos a ver claro cuál era el problema, incluso Udín estaba teniendo problemas

para cobrar. Hasta nosotros, los demás clientes habían podido hacer todos sus programas, justo ahora le habían cerrado el grifo.

Udin llamó al padre de Ziaur, y le pidió explicaciones, pero este se limitó a pedir disculpas, intentar localizar a su hijo, mandarle dinero en cuanto

pudiera, y comprarnos el vuelo a Bali. El pobre chico tenía que hacerse cargo de todo nuestro programa, y de un montón de gastos y reservas

que Ziaur, no había pagado aún. (de esto nos enteramos más tarde), y aún así nos recomendó que disfrutáramos de nuestro circuito por su isla,

que ya a la vuelta de Bira, arreglaríamos las cosas, y si era preciso, acudiríamos a la policía. Y eso hicimos intentar relajarnos y disfrutar.

Nos despedimos de su familia, y tomamos rumbo a Rantepao.

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Casa y familia de Udin



El camino es largo, 8 horas, pero con bastantes paradas, en unas vimos las salinas, en otra los lagos que han creado para criar gambas y doradas,
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también visitamos secaderos de pescado, muy típicos de la zona, plantaciones de tabaco, conforme íbamos ascendiendo el paisaje se hacía más

espectacular, y ya se iban viendo los arrozales, las aldeas, la verdad que merece la pena pasar unos días por allí.
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Cuando entras en la zona Toraja, te llama la atención, las construcciones, tanto de las casas típicas, como de grandes mansiones cerca de la carretera,

una extraña mezcla de población agrícola y su sencillez, con el lujo de las otras, la mayoría de extranjeros residentes allí, hasta vimos lo que había sido

hasta hace poco un hotel de lujo, y ahora era la residencia de un español casado con una indonesa, con helipuerto y todo.

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Hotel Missiliana
Disfrutamos mucho allí, el hotel Missiliana, está en un entorno precioso, y nos alojaron en un cottage, por coincidir nuestra estancia, con

nuestros cumpleaños, nuestra llegada estaba anunciada en un panel en la entrada, y oh sorpresa, debajo de nuestro nombre, el de Alfonso

el chico con el que contratamos nuestro viaje anterior, cuanto más nos hubiera valido repetir con él este año, cuantos quebraderos de cabeza menos.

Yo solo pensaba, ojalá no me lo encuentre, y me pregunte como nos va, porque a esas alturas y como entre las agencias de allí se conocen todos,

nuestra odisea era ya vox populi, como ya expliqué, más de una a la que habíamos pedido presupuesto, nos habían brindado su ayuda por correo.

Pues sí, nos lo encontramos varias veces a la hora de cenar, pero si nos reconoció, prefirió no hurgar en la herida. Ya nos advirtió, lo barato sale caro,

lo de “te lo dije”, me hubiera hecho mucha pupita.

En Toraja visitamos los emplazamientos más típicos, relacionados con sus ritos funerarios, asistimos a un entierro, o tomate, como lo llaman ellos, y por lo menos al que

asistimos , no daba la impresión de estar preparado para turistas, era el de una señora muy influyente, con muchísimos invitados,

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las fiestas durarían varios días, nosotros estuvimos el día que llevan el féretro por todo el pueblo, y lo suben a un altar.

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Ese día no hay sacrificios, fue lo primero que le pedimos a Udín, eso era al día siguiente y no lo queríamos ver. Había llegado familia de todas partes, incluso de Europa, pero los únicos turistas ese día eramos nosotros.

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Nos invitaron a comer, y por la tarde al café, no nos pidieron nada a cambio, como he oído contar a otros

viajeros, y nos trataron como de la familia, he de reconocer, que en esas fechas, nos encontramos con poquísimos viajeros en todas partes. También

aceptamos, la invitación para acudir al día siguiente a una barbacoa, se celebraba la inauguración de la casa de un familiar de nuestro chófer.

Tampoco nos pidieron nada. Le preguntamos a Udín si podíamos llevar algo pues nos sentíamos incómodos al llegar con las manos vacías, nos comentó

que algunas familias no les gusta, porque para ellos es un honor tenernos como invitados, pero que si insistíamos, podíamos llevar azúcar y café.

Y eso hicimos.

No voy a explicar mucho del tema de las ceremonias, porque ya está más que explicado en los foros y en diversos blog, y no me voy a repetir, para muestra un botón.

www.ocholeguas.com/ ...?pestana=1

diariodeyaiza.blogspot.com/ ...nesia.html

Una cultura, muy particular, viven toda la vida ahorrando para celebrar la muerte.

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Una de las imagenes más impresionantes, los arboles donde enterraban a los bebes, ahora ya no lo practican, pero antes, cada aldea tenia su arbol de los inocentes, con el tiempo, el arbol absorvia al niño, y así pasaba a formar parte de la madre naturaleza
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observar el detalle, de como el arbol absorve el nicho.

Al cuarta día abandonamos Tana Toraja, y nos dirigimos hacia Sengkang, para visitar el lago Tempe.

Esta visita, de entrada era simplemente una pequeña escala, para no hacer el recorrido a Bira de un tirón, pero una vez visitado el lago....

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de verdad que merece la pena, los pescadores viven en unas casas sobre palos en el agua, y es una comunidad muy abierta, enseguida te invitan a compartir una café y pastas con ellos, y los niños son increíbles, aunque al principio te miran mucho, no están muy acostumbrados al turismo, luego te buscan para jugar, me lo pasé en grande.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

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Aconsejo consultar primero el caudal del río, porque si está muy bajo, no se puede
entrar al lago, las embarcaciones embarrancan, tendréis que bajaros, ayudar al barquero a sacarla, y volver sin ver el lago. Protegeros bien de los mosquitos, aquí eran tan grandes, que te daban las buenas tardes.



Esa noche Udín, nos dio una pequeña alegría, un guía que subía hacia Rantepao, le había llamado para entregarle un sobre con dinero que mandaba el padre de Ziaur. Ahí fue donde nos confesó, que había tenido que pagar casi todo de su bolsillo, en algunos restaurantes, debido a que los conocían bastante, nos habían atendido sin tener que pagar, “ya pasaremos cuentas con su jefe”, le decían. Ziaur seguía sin dar señales de vida. Udín que la última tarde en Toraja, estaba muy muy serio, cambió, y volvió a ser el chico sonriente que nos esperaba en el aeropuerto.


Fuimos a tomar unas copas a una fiesta que había montada en la orilla del río, una banda local que tocaba bastante bien amenizaba la noche. Cómo de costumbre, los únicos guiris,nosotros.

La gente muy simpática, gracias a Udin, pudimos intercambiar información de nuestro país y viceversa, porque sólo hablaban su idioma, ni los jóvenes hablaba inglés. Al pagar una de las rondas, vieron la foto de mi hijo en el monedero, el verdadero triunfador de la noche, me vine de allí con tres aspirantes a nueras.

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Al amanecer, dimos buena cuenta de nuestro desayuno, y partimos hacía Bira.

Esta zona, hasta hace poco tiempo, vivía una época de prosperidad, gracias al turismo, pero ahora está bastante abandonada, culpa de la poca infraestructura, (hay numerosos cortes de luz), los terremotos, esa misma semana habían sufrido uno, y el terrorismo, este último, es un factor colateral, lo sufren otras zonas, pero afecta al resto. Una pena, porque tiene unas playas esplendidas, nada que envidiar a otras de Indonesia, y mucho más accesibles, desde Makassar la carretera está bastante bien. El coral está vivo, no como en las Gili, el alojamiento es barato, en el trayecto hasta la isla de Liukan, hay montones de delfines que te acompañan en el trayecto, jugando con la embarcación, hay agencias de buceo, incluso una regentada por un español, nosotros hicimos snorkel, y la visibilidad, espectacular. Aconsejo la visita a la isla que he nombrado antes, puedes pasar el día con ellos, visitar la escuela, charlar con los pescadores, bañarte en su preciosa playa, comer allí, a nosotros nos entraba la comida en el programa, y nos fueron a buscar dos langostas, que nos cocinaron delante nuestro, acompañada con pescado, arroz, fruta, todo buenisismo. Regresamos cuando empezaba a oscurecer.


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Alquilamos una moto para el último día y fuimos a recorrer las playas cercanas, nos bañamos completamente solos en la mayoría de ellas.

Esa noche coincidimos con una pareja española que acababa de llegar, cenamos juntos, con Udin y... “el chófer”, la única vez que pudimos convencerlo, siempre cenaba sólo, aunque lo invitáramos, era reacio, y resultó ser el típico tímido que cuando se lanza es el rey de la fiesta. Se le soltó la lengua.
Empezó a decir, que él nos vengaría, que no nos merecíamos el comportamiento de su “jefe”, y que al día siguiente, saldríamos temprano e iríamos a buscarlo, que el sabía donde se escondía, todo esto, hablando estilo tarzán, su español era limitado, y aunque no lo parezca, sin una sola gota de alcohol en su cuerpo. Después estuvimos conversando con unas sevillanas, ya jubiladas, que estaban en otro hotel, y con una marcha, increíble. Todo el rato las invitábamos al karaoke del pueblo, porque cuando lo nombrábamos, Udín, el chófer, y el personal del restaurante se partían, enseguida descubrimos lo que era un karaoke por aquellos lares, y porqué estaba a las afueras del pueblo. Cuando empezaron a hablar de los micros, con doble sentido, ya no tuvimos ninguna duda, aún me río recordando las caras de las abuelitas marchosas.

Llegó el día de la verdad, regresabamos a Makassar, y por lo de la noche anterior, y la indumentaria que se había puesto nuestro chófer (gorra y camiseta militar, y unas grandiosas gafas de sol negras), no eramos los únicos preparados para dar guerra. He de decir, que el buen hombre, medía casi dos metros, pesaría 120 kilos, aunque nacido en Makassar, era descendiente de una familia negra, que habían llegado en los años 70. como servicio de una familia portuguesa, si alguien a visto la película, la milla verde, este era primo hermano del actor. Por lo menos protegidos íbamos a estar.

El equipo A, se dirige a Makassar.

continuará.....













































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