Este grandioso edificio fue comenzado en 1174 por los monjes de la orden del Císter en tierras que D. Afonso Henriques, primer rey de Portugal cedió a San Bernardo tras la conquista de Santarem. Se inicio así el primer templo gótico portugués, siguiendo las corrientes procedentes de Francia, bajo las características de la arquitectura cisterciense, estando así falto de todo tipo de decoración.


Parece ser que para la construcción del monasterio se excavó un brazo artificial del río Alcoa, que también fue desviado en algunos tramos de forma que pasa por debajo del monasterio dotándolo de agua corriente en el lavabo y en las cocinas. Estas obras de ingeniería hidráulica convirtieron la región en una zona muy fértil, que llevó al monasterio una gran riqueza, que explicaría la vida de excesos que llevaban los numerosos monjes que lo habitaban. Según las crónicas de un viajero inglés que visitó Portugal en el siglo XVIII, los monjes de Alcobaça eran los más gordos que había visto nunca, pues solo se dedicaban a comer, a la música, la diversión y la vida contemplativa. A su favor también hay que decir que parte de esta riqueza se usó para obras sociales, y de hecho los monjes abrieron la primera escuela pública en el siglo XIII, además de ser conocidos por sus obras de caridad.


El monasterio, de estilo gótico primitivo se construyó siguiendo la disposición de otros edificios cistercienses, estando por ejemplo el refectorio junto a la cocina o el dormitorio de los monjes en la planta superior con acceso directo al crucero de la iglesia y al claustro.


La iglesia destaca por su sencillez, pues carece de toda decoración. A uno y otro lado del crucero se encuentran las tumbas góticas de D. Pedro y D. Inês de Castro. Según se dice, D. Inês era una dama de compañía de la mujer de D. Pedro de la que este se enamoró perdidamente. A la muerte de la mujer de D. Pedro, se casaron en secreto, pero el padre de este (D. Afonso IV), no estuvo de acuerdo, y en ausencia de D. Pedro ordenó ejecutar a D. Inês. A su vuelta, D. Pedro montó en cólera por lo ocurrido e inició una guerra contra su padre que devastó el norte del país. Aunque acabó reconciliándose con su padre, no dudó en ejecutar a todos los que tuvieron algo que ver con la muerte de Inês. Una vez coronado rey, ordenó a toda la nobleza rendir homenaje a D. Inês como reina, de forma que hizo exhumar su cadáver, lo vistió con las mejores galas y lo sentó en el trono de Portugal para que todos los nobles le besaran la mano. Hoy están enterrados uno en frente del otro, de forma que cuando llegue el Juicio Final y resuciten, lo primero que hagan sea verse el uno al otro… Esta es la historia de amor más famosa de Portugal, y también la más truculenta…


Aparte de la iglesia la visita incluye la Sala de los Reyes, con esculturas de algunos monarcas portugueses, el claustro medieval (en obras en febrero de 2014) y el gran refectorio en el que podréis ver una estrechísima puerta (se supone que los frailes que no pudieran atravesar esa puerta no podrían comer ese día, una norma que imagino se llevaría con cierta laxitud…).


Junto al refectorio se encuentra la impresionante cocina, con una gigantesca chimenea recubierta de azulejos en la que se dice se cocinaban seis bueyes a la vez, además de numerosas fuentes alimentadas permanentemente por el río Alcoa.


En la planta superior se encuentra el dormitorio común de los monjes, donde se puede ver el acceso al crucero de la iglesia y el Claustro de Levada.


Alcobaça se encuentra a unos 100 km de Lisboa por la autovía A1 Lisboa – Porto o por la antigua nacional que une ambas ciudades. La visita a la iglesia es gratuita pero para acceder al monasterio hay que pagar una entrada de 6 euros (5 euros con el ticket conjunto de la Ruta del Patrimonio). Los domingos hasta las 14:00 es gratuito.

Podéis ubicar este monasterio en el siguiente diario: www.losviajeros.com/ ...php?b=9035