Olite (unos 3.500 habitantes) es
ciudad de orden de Felipe IV desde 1630, y cabeza de una de las cinco merindades de Navarra (con Pamplona, Sangüesa, Tudela y Estella), rescoldos de un pasado mítico que los orgullosos habitantes de Olite llevan en su ADN.
Esa tozuda realidad nos dice que pasó de ser la niña de los ojos de la monarquía navarra entre los siglos XIV y XV a convertirse en la capital del vino de Navarra en pleno siglo XXI, sin dejar nunca de ser parada obligada al cruzar la región, desde la fértil Ribera del Ebro a la Vieja Iruña, o viceversa, en esta Zona Media con alma de Toscana Foral.
Aunque existen restos arqueológicos romanos del siglo I, la fundación de Olite se atribuye al rey godo Suintila hacia el año 621. El rey navarro García Ramírez dio a la ciudad su primer fuero y Teobaldo II le concedió ferias anuales en 1276, año a partir del cual se celebraron Cortes en Olite.
Fue sede real durante el medioevo y residencia predilecta de Carlos III el Noble (1337-1425), monarca que deseaba tener un palacio fastuoso y que en él albergó animales exóticos como jirafas, leones o búfalos, además de realizar auténticos jardines colgantes tropicales en sus muros.
Como ejemplo de aquel lejano esplendor cortesano quedó el
Palacio Real, que ocupa un tercio del casco urbano medieval.
En realidad, se trata de dos palacios construidos uno junto a otro. Del
palacio "viejo" (XII-XIII), actual Parador de Turismo, sólo quedan en pie los muros y las torres, mientras que el
palacio "nuevo" (XIV-XV) es un magnífico representante del estilo gótico civil francés. Un amplio patio da acceso al interior que puede visitar acompañado de un guía.
El palacio es un complejo e irregular conjunto de torres, estancias, jardines, galerías y patios que sobresalen majestuosos sobre el caserío de Olite. Su esplendor fue tal que se decía que en él había “tantas habitaciones como días tenía el año”. Muchas son las torres: la del Homenaje, la de Ochavada o de las Tres Coronas, la de los Cuatro Vientos, la de Atalaya y la torre del Aljibe. Desde esta última, un curioso complejo hidráulico elevaba el agua desde el río Cidacos para alimentar a los jardines.
La portada de la
iglesia de Santa María y la
torre de la Iglesia de San Pedro completan la visita al casco histórico de Olite.
Olite conserva las
murallas romanas más completas y en mejor estado de Navarra. Es una construcción del siglo I de la que podemos distinguir sus restos por los característicos sillares de labra almohadillada. En la Edad Media se ampliaría el recinto amurallado.
Paseando por el Casco Antiguo encontramos también casonas medievales y palacios renacentistas y barrocos, con sus escudos de piedra y amplios aleros decorados.
Fiestas
Las Fiestas Medievales se celebran en agosto. La ciudad se llena de mercaderes, artesanos, titiriteros, trovadores, clérigos, arqueros, halconeros y malabaristas que ofrecen sus productos y espectáculos a los visitantes, mientras desfilan reyes y princesas y se celebran torneos entre caballeros. También hay comidas y cenas medievales servidas en vasijas de barro por posaderos ataviados con ropajes de la época.
Durante el verano se celebra también el Festival de Teatro, con actuaciones en la calle y en escenarios al aire libre.
Cultura del vino
Se puede completar la estancia con la visita a alguna de las muchas bodegas de la localidad.
También se celebra la Fiesta de la Vendimia (primera quincena de septiembre) y se pueden ampliar conocimientos sobre el vino visitando el Centro de Exposición de la Viña y el Vino, situado en la plaza Teobaldos.
www.oliteinfo.es/ ...-de-olite/
Fuentes
www.turismo.navarra.es/ .../Olite.htm
www.turismo.navarra.es/ ...-olite.htm
Plano de la ciudad
www.turismo.navarra.es/ ...ASTDEF.pdf