Moya fue una ciudad próspera desde la edad media, hasta el siglo XVIII en que entra en decadencia. Las Ruinas de Moya fueron declaradas Monumento histórico-artístico en 1982, y constituyen un importante vestigio arqueológico de lo que fuera una notable ciudad medieval, hoy casi completamente en ruinas. Situado al nordeste de la provincia, a algo más de 100km de la capital, está formado por la Villa y el Castillo de Moya, actualmente deshabitado, y por cuatro barrios o pedanías.
Su importancia estratégica se debió a su emplazamiento haciendo de límite entre Castilla, el Reino de Aragón y el Reino de Valencia, siendo un importante lugar de paso y aduana para el comercio entre dichos territorios.
Moya fue siempre rebelde y en varias ocasiones se levantó contra sus señores e incluso compró su libertad y fueros. Sin embargo, estos no siempre fueron respetados.
Desde su elevación a marquesado, en 1480, por Isabel la Católica, Moya se personificó en sus marqueses. Su años de máximo esplendor fueron los de sus primeros señores, Andrés de Cabrera y Beatriz de Bobadilla (consejera y amiga de la reina).
Moya era entonces cabeza administrativa y religiosa de un extenso territorio que ocupaba gran parte del este de la provincia de Cuenca. En las Cortes de Toledo de 1480 los Reyes Católicos convierten este señorío en marquesado dándole jurisdicción y dominio sobre treinta y dos poblaciones que llegarían en algunos momentos hasta treinta y seis.
En 1520 y 1521, en el contexto de las revueltas antiseñoriales de la Guerra de las Comunidades de Castilla, Moya se rebeló contra su señor en dos ocasiones, extendiendo la comunidad a todo el marquesado.
Las Casas de Villena y de Moya se unieron por matrimonio de la tercera Marquesa de Moya, Luisa de Cabrera, con Diego López Pacheco, marqués de Villena. En el siglo xvii sigue Moya engrandeciéndose. Su arcedianato es muy solicitado por ilustres personajes. Entre ellos figuran el historiador Jaime Capistrano de Moya y el literato José de Villaviciosa, además de otros que alcanzaron altas dignidades eclesiásticas.
Ruinas de Moya
Situadas en lo alto de un cerro alomando, se hallan circundadas por cinco Recintos amurallados y ocho puertas. Propiamente, la ciudad se halla en el centro del Primero y el Segundo, conteniendo los principales edificios civiles y religiosos en torno a la plaza Mayor: la casa consistorial (antiguo pósito municipal), el convento de las Concepcionistas y seis templos: iglesia de Santa María, iglesia de la Trinidad y la iglesia de San Miguel (actual cementerio). Otras iglesias han desaparecido hasta los cimientos: San Juan y San Pedro. La iglesia de San Bartolomé, situada entre el Segundo Recinto y el Tercer Recinto, se halla arruinada, pendiente de recuperación como centro de interpretación. Poseyó también dos centros asistenciales: el Hospital de Pobres y el Hospital de Cautivos, éste desaparecido hasta los cimientos.
El Castillo de Moya se halla en el extremo meridional del cerro, entre el Primer Recinto —la Albacara— y el Cuarto Recinto, donde se abre la Puerta de Carros.
El Quinto Recinto se halla en la ladera nororiental del cerro, corresponde a La Coracha, estructura amurallada para la defensa del abastecimiento del agua que posee dos torres: la Torre del Agua (que protege el manantial) y la Torre de San Roque (Puerto Seco donde se cobraba la lezda, impuesto por el paso de mercaderías entre reinos).
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Iglesia de Santa María, Moya, Cuenca, Moya y su marquesado - Serranía baja de Cuenca 0
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Castillo de Moya, Cuenca, Moya y su marquesado - Serranía baja de Cuenca 1
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