mi familia y yo hemos pasado 3 días en brujas- bruselas. Soy una apasionada del chocolate, con lo que la boca se me hacía agua conforme se acercaba el viaje. Por fin, el momento mágico de las compras, frente a esa monísima casita de chocolate que es la CASA DUMON, en Brujas, y en la que debiera tener un cartel en la puerta diciendo: CUIDADO CON LA DEPENDIENTA (Hay dos, la que muerde es la de arriba).
Desde el primer momento que entramos nos abordó con una desconfianza molesta, siguiendo cada paso con gesto agrio y pocas ganas de contestar a nuestras lógicas preguntas a cerca del género. 80 eurazos gastamos en chocolates y como se me ocurrió pedir una factura, decía que la casa NO DABA FACTURAS. Imagino que mi insistencia la frustró aún más, cuando le recordé su obligación de darla si un cliente la pide.
Es más, ni siquiera me daba una nota con el sello de la casa. !!Increible!!
Chocolate amargo en DUMON. No es oro todo lo que reluce.