Planeamos el viaje para visitar a nuestro hijo que estaba con una beca en Ottawa, viviendo con una familia. Eso ha condicionado la elección de las fechas. La primavera es una época muy complicada. Fuimos a finales de abril y aún había nieve por las calles, una semana antes de nuestra llegada hubo "freezing rain" y se cubrió todo de hielo, pero nosotros tuvimos buen tiempo casi todos los días.
Vuelo directo Madrid - Toronto con Air Canada, salida el viernes 20 de abril y vuelta el jueves 3 de mayo, el billete incluye una maleta facturada, 489 €, comprado en enero en la página de El Corte Inglés, donde contratamos también un seguro por 24,50 €.
Viajamos desde León en Alsa, de noche, nos deja en la T4.
Itinerario: Toronto- Niágara - Toronto - Kingston - Montreal - Quebec - Ottawa - Algonquin Park - Toronto
Alquilamos el coche en Toronto, un Grand Cherokee, en AVIS, 9 días, reservado on line, 325 €. Ampliación del seguro 114€.
Hoteles: Holiday Inn Express en Toronto (2 noches), Four Points Sheraton en Kingston(1 noche), Hotel Faubourg Montreal (3 noches), Hotel Relais Charles Aleixandre en Quebec, la familia de Ottawa (dos noches), Mountain View en Barry´s Bay (una noche), y otra vez Holiday Inn Express en Toronto (dos noches).
Los hoteles están bien situados y tienen parking.
En Canadá el roaming es muy caro, pero se puede conseguir una tarjeta prepago de EEUU, 15 días de servicio y roaming en Canadá y Méjico hasta 5 GB, llamadas y mensajes locales ilimitados, y SMS ilimitados para todo el mundo. Es de T-Mobile y la compramos en Amazón por 32,99€.
Para viajar a Canadá hay que solicitar una
autorización electrónica de viaje (eTA).
También sacamos el permiso de conducir internacional, aunque no lo utilizamos en ningún momento, en Avis preferían nuestro carnet de conducir.
Llegamos al aeropuerto internacional a las doce de la mañana, tras 8 horas de vuelo. Pasamos rápidamente los controles y cogemos el [url=https://www.torontopearson.com/en/toandfrom/upexpress/#]UP Express[/url] que en 20 minutos nos lleva a Union Station. Es muy rápido, cómodo y cuesta 12 CAD. La estación es un bonito edificio histórico, enorme, perfectamente integrado en la ciudad, al lado del distrito financiero. Hay obras en el interior porque lo están restaurando. Nos acercamos al punto de información turística, nos dan un plano y nos dicen que la CN Tower está temporalmente cerrada por desprendimiento de hielo. Desde la estación vamos andando al hotel (Holiday Inn Express Toronto Downtown). El hotel está muy bien situado, en la zona de St Lawrence Market, y la habitación es amplia y cómoda.
Salimos a dar una vuelta por el distrito financiero y llegamos hasta el City Hall. Nos encontramos muchísima gente por las calles y al lado del letrero de Toronto. Es una concentración por la regularización del consumo recreativo de marihuana que se está tramitando en el Senado, aunque parece que muchos no han esperado a su legalización porque huele a hierba por todas partes. En Ontario se venderá en las tiendas LCBO, las únicas autorizadas para la venta de alcohol.
Seguimos caminando por Chinatown, hacia Little Italy pero las distancias son muy grandes y no parece buena idea moverse a pie fuera de la zona centro. Vamos hasta la CN tower, al lado está el Rogers Center que es el estadio de los Blue Jays, el equipo de béisbol que juega en la MLB, una de las cuatro grandes ligas entre Estados Unidos y Canadá. Muy cerca está el Air Canadá Center que es el pabellón donde juegan los Toronto Raptors (NBA), y los Toronto Maple Leafs, de hockey (NHL).
Cenamos muy bien en un pequeño restaurante japonés
Sakura Ichiban, al lado del hotel. Mañana a Niágara.
Lo primero es recoger el coche en AVIS, en 161 Bay St. Aunque no lo sabemos, vamos a recoger el coche en Brookfield Place, un complejo de oficinas situado en el downtown, que comprende una manzana entera, con dos torres enlazadas por la galería Allen Lambert diseñada por Santiago Calatrava. Muy bonito todo, y muy buen lugar para perderse. Damos varias vueltas buscando la oficina de AVIS hasta que la encontramos en los sótanos, en la conexión con el PATH, un laberinto subterráneo por el que se mueven en invierno, que comunica los lugares principales de la ciudad con túneles parecidos a los del metro.
En Avis nos intentan colar un coche más grande, pero nos llevamos un Grand Cherokee con sólo 10000 Km, ampliamos los seguros y rechazamos el navegador que intentan colocarnos, a pesar de que, como descubriremos más tarde, el coche tiene su propio navegador y funciona estupendamente. ¡A conducir!.
Importante: en los cruces, los semáforos no están como aquí, sobre la raya en la que hay que detenerse; están lejos, en la calle por la que vas a circular, y el nombre que tienen encima no es el de la propia calle sino el de la calle transversal. Además, si giras a la derecha debes pasar con semáforo rojo, cediendo el paso, excepto si está prohibido expresamente. Un poco complicado al principio pero la la gente es amable y te lo hace más fácil. Por autovía el límite de velocidad son 100 Km/h. En poco más de una hora llegamos a Niágara Falls, directos a la Skylon Tower y dejamos el coche en el aparcamiento. La vista desde la torre es impresionante y además sirve para hacerse una idea del lugar.
Niágara Falls, 2018 by
Pilar, en Flickr
En abril todavía no ha terminado el deshielo y no han comenzado la mayoría de las actividades. Hay muchísimas, de todo tipo, y comienzan en mayo y junio, cuando crece la afluencia de gente. Nos habría gustado hacer el viaje en barco, Maid of the Mist, pero no funcionaba todavía. Fuimos caminado hasta Clifton Hill, donde se concentran las atracciones de feria, hoteles, restaurantes temáticos, hamburgueserías, tiendas de souvenirs, etc...Bajamos hacia el Queen Victoria Park, desde donde se ven muy bien las cataratas del lado americano para continuar caminando hasta Table Rock, al lado de Horseshoe Fall, donde hay una de las mejores vistas de la caída del agua. Comimos en algún sitio de Clifton Hill que no vale la pena recordar, y volvimos al coche para visitar Niágara on the Lake.
Dejamos el coche a la entrada en el primer aparcamiento que nos encontramos y nos dimos un paseo por el centro histórico. Después de las estridencias de Clifton Hill,
Niágara on the Lake nos sorprende con sus edificios bien conservados, de estilo colonial, dispuestos formando una cuadrícula (four-acre-block grid) tal como se planteaban las ciudades norteamericanas en la primera mitad del siglo XIX. El ambiente es tranquilo, las calles principales están llenas de tiendas y restaurantes; en Queen Street probamos una heladería, Cows, muy recomendable. Por la tarde regreso a Toronto. En algún momento entramos en la
E-407, la única autopista de peaje de la zona, con sistema electrónico de peaje; ni nos enteramos, pero nos ha llegado una factura de $30CAD (peaje + gestión de AVIS).
Al llegar a Toronto nos acercamos al puerto y después de unas cuantas vueltas acabamos en Polson Pier, al final de Polson St, un sitio estupendo para fotografiar el skyline al atardecer. Previamente habíamos intentado aparcar en la zona en la que sale el ferry para Toronto Island pero había que pagar todo el fin de semana. Después de las fotos fuimos al hotel y nos encontramos el parking completo (aunque decían que no había que reservar) y terminamos aparcando muy cerca, en un parking público, al lado del Domino´s Pizza, que nos salió más barato y nos resolvió la cena. En general, aparcar en Toronto en días laborables es muy caro, en fines de semana muy barato, pero no pagas por horas sino por todo el fin de semana.