Precio del viaje con RUMBO vuelo+7 noches hotel (más barato que por separado): 669€ - 50€ cupón descuento encontrado en google =
619€
Preparativos previos:
-Cambiar 500€ a Dirhams
-Sacar el pasaporte a los niños (a 30€ cada uno, validez dos años de mierda,
menuda estafa)
Salimos de Asturias rumbo al aeropuerto Severiano Ballesteros de Santander para coger el vuelo de Ryanair de las 19 con destino a
Marrakech Menara Airport; como siempre dejamos el coche con la gente de Parking Parayas (una semana
35 € en parking cubierto y te lo lavan por afuera); al final optamos por llevar
dos sillitas individuales y no la gemelar, lo que fue
todo un acierto para maniobrar y movernos por las laberínticas calles de los zocos de Marrakech.
Cuando ya facturamos, y mandamos las maletas de mano y la grande, para poder manejarnos mejor con las sillas y los niños (21 meses) nos vamos a embarcar y es aquí que ya yendo hacia el avión dicen que han detectado una rueda baja de aire y que hay que volver mientras revisan….parece ser que el mecánico vive en Cádiz porque no salimos hasta casi las 23 horas, es decir,
4 horas de espera en el aeropuerto con los niños…una experiencia nada recomendable
**UN MES Y PICO DESPUÉS, TRAS HABER PRESENTADO LA DOCUMENTACIÓN OPORTUNA, RYANAIR NOS DEVOLVIÓ 250€ POR PASAJERO, ES DECIR 1000€, SALIÉNDONOS EL VIAJE GRATIS **
Su primer vuelo, pues ellos intranquilos, porque estaban fuera de hora de sueño, llorando, removiéndose encima tuya etc, (
porque no tienen derecho a asiento propio pero te cobran por ir encima de tí y por el aire que consumen en el avión supongo, por los precios...) pero finalmente llegamos; nos dicen que
no hay que hacer colas con los niños para el control de pasaporte
por lo que vamos por otra sin cola y pasamos enseguida a recoger las maletas; el problema es que el sistema de la cinta de maletas es que si no hay hueco libre no saca más maletas, y al estar la gente aun en la cola de seguridad tuve que sacar unas cuantas a mano hasta que salieron los carros de los niños y nuestras maletas…
Por suerte el contacto del coche de alquiler (con
Trocadero, Citroen Elysee grande para que nos cogieran las maletas y las sillitas, + 2 sillas para bebes =
210€ la semana) estaba allí con el cartel y mi nombre y nos llevó al coche, desde el cual y mediante los mapas offline de Google Maps, llegamos al estupendo
Hotel Le Semiramis a eso de casi la 1 de la mañana horario de allí (una hora menos que en España).
Nos pusieron las dos cunas que había solicitado (aunque me dijeron que solo tenían una cuando les mandé el email, al llegar el chico del hotel le dije que dos y me trajo dos sin problema).
Darles el biberón a los niños y a dormir todo el mundo que ya eran casi las 3 de la mañana entre unas cosas y otras.
La habitación a la mañana siguiente.
Nos levantamos y bajamos al buffete, con sus crepes, fruta, huevos revueltos, zumo natural etc, nada mal, y tras recargar pilas nos fuimos a la zona de la estupenda piscina del hotel, en donde, tras coger 3 tumbonas y una sobrilla nos plantamos a pasar la mañana por allí.
Vistas desde la habitacion, un auténtico vergel.
Los niños que al principio eran algo reacios al agua, acaban metiéndose conmigo sin problema y jugando con muchos otros niños que hay en la piscina infantil; además les habíamos llevado unos flotadores de estos que los metes en medio y quedan flotando sin peligro ninguno, para usarlos en la grande y bañarse con nosotros también.
Llegó la hora de comer y
pedimos dos pizzas en el restaurante de la piscina, así como fruta, y sándwich que teníamos para ellos; tras pasar el día en la piscina nos volvemos a la habitación, en donde los peques se acuestan otro poco a dormir una siesta y posteriormente cambiarnos e irnos a hacer compras a un
Carrefour que traía yo ya apuntado en el móvil; tras volver a la habitación a dejar la leche, potitos, fruta etc que compramos en la mininevera y lo que no coge afuera con el a/c puesto, ya que afuera hay unos
37 grados.
Volvemos a salir, pero esta vez rumbo a la famosa
plaza de Yama o Jemaa el Fna que, al no ser aún de noche, todavía no tiene ese bullicio tan característico; decir que para aparcar, en la
calle Tetuan, junto a la misma Plaza, y alrededores encontramos un parking de gorrillas, como el 95% en Marrakech, que por 30 Dirhams, 3€, lo podemos dejar 3 horas, suficiente para callejear con los niños y cenar.
Localización de la mencionada calle, con varios parkings de gorrillas y al lado de la Plaza
Así pues, entramos en la plaza y nos perdemos por los
zocos adyacentes, mirando cientos y cientos de puestos con miles y miles de souvenirs etc para el turista,
telas, babuchas, figuras de madera, camellos, dromedarios, aceite de Argán etc etc etc hasta todo lo que puedas imaginar.
Dando vueltas por la plaza y tras bebernos un estupendo
zumo de Sandia con esos vendedores llamándote a voces y peleándose por atraer clientes los unos con los otros, todo un espectáculo jajaja, vemos el
Toubkal, que yo conocía de los foros, y a él vamos a cenar; decir que la atención con los niños y dándonos facilidades para colocar las sillitas es excepcional y en él cenamos ensalada, tajine de pollo, cuscús de verduras, tortilla para los niños, pan y agua de litro (
11€).
Tras la cena volvemos tranquilamente, ya de noche y viendo el gentío y el bullicio de la plaza con los
vendedores, artistas, bailes, músicos, monos, cobras etc etc y contemplando la iluminación de la
Torre Kotoubia al fondo,
la hermana de la Giralda.
Del parking al hotel, tras mezclarnos con el tráfico de los alrededores de la plaza, que es un absoluto caos de motos por doquier, carros de caballos, autobuses etc etc, llegamos al hotel en unos 15 minutos, con los niños fritos en las sillas, aunque aún darán un poco de guerra para dormirse pero lo han pasado muy bien viendo el ambiente, los caballos etc y no han sido nada pesados intentando vendernos cosas para ellos, dándoselas en la mano, tan solo una vez y enseguida al decirles que LA LA (No) se han ido.
**Mención aparte para el trato que los marroquíes en general han tenido con los niños, supongo que es algo cultural, pero los idolatran, han jugado con ellos, les han hecho carantoñas, les han dado besos, así sin más, como en medio de un zoco cuando una mujer de burka se ha parado, y les ha dado un beso a cada uno en sus sillas y después ha seguido caminando sin decir palabra…la verdad que te llama la atención y te reconcilia con el ser humano que quieran así a los niños, algo que se ha perdido en Europa**
Hoy repetimos la misma rutina, despertamos a los niños y bajamos sobre las 9 a desayunar, puesto que cierra a las 10; después nos vamos a las tumbonas que previamente he reservado dejando algo encima a primera hora de la mañana, y nos vamos al agua, a
disfrutar con los niños que ya han perdido el miedo totalmente y se quieren meter en la piscina grande a sus 21 meses; vuelvo a la habitación sobre las 13:30 para buscar yogures potitos etc, que hemos dejado en la mininevera de la habitación, ya que en la neverita con las dos placas que hemos llevado desde Asturias, solo metemos el agua, algo de fruta etc.
Nuevamente pasamos una mañana tarde de lujo en la piscina, con la música y el ambientazo tan chulo y familiar que hay en ella..
Obviamente son otro tipo de vacaciones que yendo nosotros dos solos, lo importante son los niños así que vamos a otro ritmo mucho más relajado.
A eso de las 18 nos subimos a cambiarnos e irnos a ver la
Torre Kotoubia, el minarete hermano de la Giralda de Sevilla, aparcando en la misma calle Tetuan pero en diferente sitio (en apenas unos metros hay 3 parkings)
Un calor de justicia
Dimos vuelta por los puestos de comida, puesto que ya anochecía, y visitamos nuevas callejuelas de los zocos, que parecen un caos pero creo que te acabas orientando sin mayores problemas (y en caso de duda el gps funciona perfectamente) y como con los niños no nos podemos lanzar a la aventura de comer en cualquier sitio, nos decantamos por la
amabilidad y fiabilidad del Toubkal nuevamente, donde nos volvieron a atender con plena exquisitez y pagamos
109 Dirhams (no llega a 11€) por la cena, ensalada, tajine, spaguetti boloñesa y tortilla de queso.
Con la plaza en pleno apogeo y abriéndonos camino entre la gente
llegamos al parking, nos dieron las llaves (las dejas para que ellos puedan colocar los coches metiendo y sacándolos) y nos metimos en el
tumultuoso y caótico tráfico de los aledaños de la plaza, volviendo al hotel en apenas 10 minutos.