Me resulta difícil poder organizar todos mis recuerdos por etapas o por días, aunque en mil años no podría olvidar las gentes ,los lugares, los paisajes.......
Mi avión aterrizó un jueves sobre las 11 de la mañana hora marroquí. Tenía contratado el traslado del primer día; así , Salah, un guapísimo chico marroquí me estaba esperando trás la puerta de salida del aeropuerto. Me llevó hacía un minibus, ya que recogía a otras cuatro o cinco personas y por el camino (yo y otro chico español eramos los últimos en bajar) nos contó a dónde ir, que ver, que hacer en Marruecos.
Llegamos al hotel y Salah quedo en volver a las 14:30 supongo que para intentar vendernos excursiones. Yo aproveche ese rato para ir a visitar los jardines Majorelle, dar un pequeño paseo y establecer mi primer contacto.
Los jardines Majorelle me han encantado. Mi primer contacto fue con el chico de la puerta, que insistentemente se empeñaba en invitarme a un té esa tarde. Decliné la inviitación, ya que quería ir hoy a Jma Fna, y volví al hotel a la hora acordada.
Allí estaba Salah, que le endosó al otro chico español la cena fantasía y un par de excursiones, y a mi me dijo...-Se que tú lo quieres todo a tu aire, si necesitas cualquier cosa no tienes más que decírmelo.-
No quise excursiones como era de esperar, ni tampoco cena fantasía pero acepté gustosamente dar una vuelta con Salah esa noche por la plaza. A las 20:30.
Mientras, el director del hotel, otro guapo marroquí, se presentó y me indicó el camino hacía la plaza, prometiéndome ir allí después de trabajar para invitarme a mi primer té marroquí. Vale, a las 19:30, que a las 20:30 ya he quedado.
Caminé hacía la plaza escuchando saludos allá por dónde iba, cambié dinero en un banco y trás algunas vueltas y bastante ayuda por parte de los vecinos de Marruecos (no así de los franceses) llegué a Jma Fna.
Lo primero, subir a una de sus terrazas para observarla desde arriba. Elegí Cafe Le Glacier y por lo que pasó después, no podía haber elegido mejor.
Llegué a Le Glacier, cogí una botella de agua y me senté en una de las mejores mesas. Los camareros y el dueño del local vinieron a presentarse, me enseñaron palabras en árabe, me invitaron a un té y se quedaron un rato conmigo enseñándome todo lo que podía pasar en la plaza un día cualquiera. Al rato salí, fui hacía la Koutobia y sus jardines, y bajé a la plaza para ver los puestos, tomar un zumo de naranja que por supuesto hice que me exprimieran en el momento; y me llevé de Le Glacier una de las invitaciones que más ilusión me hizo. Compartir con ellos al día siguiente la cena de Ramadán-la harira, los dátiles, los crepes, zumo de naranja, cus cus y tagine-
Pasa el tiempo demasiado rápido entre charla y charla mezclando palabras en árabe y utilizando mi macarrónico francés. Pero eso mezclado con inglés y español dan lugar a que me entienda perfectamente con todo el mundo. Me llama la atención que con un "la , sukrán" sea suficiente y que la gente n ose meta conmigo, todos me saludan respetuosamente, todos me dan la mano, y a todos por lo que veo les hace una tremenda ilusión que les salude en árabe.
Las 19:30 llegan en un abrir y cerrar de ojos, y de repente me veo en una terraza muy muy alta cerca de la plaza desde donde hay unas vistas espectaculares (el bar se llamaba algo así como Mas alto que la Koutobia-traducción por supuesto-). Houssein es encantador, afortunadamente habla un perfecto inglés por lo que no tenemos ningun problema en enterdernos .Una hora más tarde me despido, y voy hacía Le France, donde me espera Salah para repetir otro té. Afortunadamente el te a la menta me ha encantado. Me sería imposible describir a Salah, no podría aunque quisiera. Doy un paseo con él por la plaza, por las murallas, por los jardines, tomamos té, nos reimos todo el rato y sobre la una de la madrugada coge un taxi conmigo y me deja en mi hotel, insistiendo en que ni de broma voy yo sola. El primer día ha sido maravilloso , pero largo, estoy cansada y mañana quiero madrugar. Mañana será todavía más inolvidable.[align=justify]
Que sueño tengo y ya son las seis y media de la mañana. Me meto en la ducha para espabilar, hago el equipaje y bajo a desayunar. Me espera mi cafe humeante y un zumo que exprimen delante de mi, mientras me explican como exactamente se prepara el té de menta. Una suerte hablar inglés la verdad, me ayuda a entenderme al menos con Houssein.
Poco más tarde me hallo camino de Ouarzazate, subiendo montañas y dando los tres millones de curvas que aún faltan para llegar. Una parada en el camino, dónde en pleno ramadán y todos marroquies, me escondo para fumar un pitillo sin molestar, y horas más tarde llegamos a la puerta del desierto. Llego a mi hotel, dejo la maleta que ni me molesto en abrir y me voy caminando hacía la Kashba; ahora me doy cuenta de qeu quiza bajo 38 grados de temperatura y un sol de infarto, el ir andando casi una hora seguida, no haya sido la mejor idea; teniendo en cuenta además de que estamos a mediodía. Llego deshidratada, pero veo la Kashba, qeu me impresiona, sobre todo , el que albergue familias dentro. Pasa un rato, camino de vuelta, y me paro a cambiar dinero y a beber algo, si no quiero morir de sed (y nisiquiera en el desierto, que ya sería triste). Uno de los vigilantes de la casa de cambio me invita a cenar en su casa, lo cual primero acepto y luego declino, ya que mi sexto sentido entra en juego y dice no no no.Nunca sabré lo que hubiese pasado, aunque francamente, el chico era muy muy guapo.
Regreso al hotel y me doy un bañito en la piscina. Anda, una piscina, no está mal teniendo en cuenta el calor. Despues cojo un petit taxi y visito la otra kashba, me divierto con los niños que me rodean allá a donde voy (los niños son todos preciosos) y regreso a la pequeña ciudad. Además de las kashbas, que me impresionan, Ouarzazate no tiene demasiado que ver; un zoco pequeño en el centro de la medina, pero nada que ver ni por asomo con Marrakech. Mi consejo trás el viaje es que no es necesario hacer noche allí. Pero claro, en algo tenía yo que pagar el pato. Ceno en la piscina del hotel, me doy otro largo baño por la noche y subo a dormir, ya que al dia siguiente vuelvo a Marrakech.
Mañana, Marrakech de nuevo logra sorprenderme de las maneras más insospechadas. Por hoy, yo, me voy a la cama, pero estad seguros de que continuará.