Este año elegimos como destino de vacaciones la Selva Negra alemana. Está situada justo en la frontera con la Alsacia francesa, por lo que también hicimos algunas visitas, además de a la parte norte de Suiza.
Fue elegido este destino pensando que no haría excesivo calor, pero nuestro viaje coincidió con una ola de calor en Centroeuropa, por lo que ningún día las temperaturas bajaron de los 30 grados (38 grados el día que visitamos Freiburg).
En Alemania, no hay límite de velocidad para conducir en las autopistas, salvo en algunos tramos donde sí que está indicada la velocidad máxima. También, al menos en verano, son numerosos los tramos que hay en obras y que hacen que haya circular entre 60 y 80 km./h. Para conducir por las carreteras que no son autopistas hay que armarse de paciencia, pues se atraviesan numerosos pueblos y en ellos, la velocidad máxima para atravesarlos es de 30 km/h, y los alemanes lo respetan. Además, casi no hay rotondas. Todo son semáforos, lo que ralentiza aún más la circulación.
No cuelgo fotos porque aún no se como se hace. Cuando consiga enterarme, lo haré.
Este verano decidimos volar con una compañía que no fuera de bajo coste, debido a los retrasos que habíamos sufrido en nuestro anterior viaje con Easyjet. Además, así, si queríamos facturar alguna maleta, no tendríamos que pagar ningún coste adicional. La compañía elegida fue Spanair, con la que volamos hasta el Aeropuerto Internacional de Frankfurt. Aún así, no nos libramos de los retrasos y salimos de Madrid con una hora y media de retraso.
Una vez llegados a Frankfurt y recogida nuestra maleta, fuimos a recoger nuestro coche de alquiler en Herzt (alquilado con Autoeurope) y empezamos nuestra aventura alemano-francesa. Siguiendo el consejo de muchos foreros, nuestro alojamiento estaba situado en Durbach, a algo más de un par de horas de Frankfurt. Por el camino, nuestro primer destino sería Heidelberg, donde llegamos a comer, aunque a una hora muy tardía y con serias dudas sobre sí ya podríamos hacerlo o no. Aparcamos en un parking de pago relativamente cercano al centro (no teníamos plano y no sabíamos muy bien donde estábamos). El sitio elegido para comer, siguiendo también los consejos del foro, fue la cervecería Brauhaus Vetter, en la Steingasse, 9. Menos mal que no tuvimos problemas y todavía servían comidas. El sitio es muy recomendable, comimos un plato de salchichas y un plato de pescado muy buenos y a muy buen precio.
Después de comer, hicimos la visita a Heidelberg. Como el restaurante quedaba cerca del puente Alte Brücke, fue lo primero que visitamos, junto con la estatua del mono metálico que sujeta un espejo y está rodeado de ratones. El camino de los filósofos sale del otro lado del puente, pero no hubo tiempo para recorrerlo. Desde aquí, se tiene la panorámica del castillo. Después a pie, subimos al mismo, desde donde se tienen unas bonitas vistas de Heidelberg, atravesado por el rio Neckar. Dimos una vuelta por el caso antiguo visitando la Markplatz, en la que se encuentra el Rathaus y la Heiliggeistkirche.
La calle principal de Heidelberg es la Hauptstraße, que es la calle peatonal más larga de Europa.
Siguiendo esta calle, llegamos a la Jesuitenkirche que está en otra placita. De esta iglesia nos llamó la atención la sencillez de su interior y sobre todo, la gran claridad que tenía. También paseamos por la Universitatsplatz donde se encuentran los edificios de la Alte y de la Neue Universitat.
Por último, buscamos un supermercado para comprar algo de comida, pues suponíamos que cuando llegaramos a Durbach estarían cerrados.
Llegamos Durbach a las 8 de tarde. Nuestro alojamiento era un apartamento para dos personas que os recomiendo, tanto por lo bonito y práctico que era, como por la gran amabilidad de nuestra anfitriona. El link del alojamiento es el siguiente:
www.badenpage.de/durbach/haus-latt/
Este día, era el día del partido de semifinales del mundial de Sudáfrica entre España y Alemania. Pusimos la tele en funcionamiento y unos a ver el partido y otros a deshacer las maletas. Finalmente, el partido fue ganado por España (y nosotros en territorio enemigo).
Después de desayunar, vamos al supermercado a hacer algunas compras. Nuestro apartamento está en el centro del pueblo, por lo que a 2 minutos tenemos el supermercado y una panadería-pastelería estupenda, donde compramos un pan riquísimo.
Nuestra primera visita del día son las cascadas y las ruinas del monasterio de Allerheilingen. Dejamos el coche en el parking de abajo, el de las cascadas, y empezamos a subir. El paseo a lo largo de los diferentes saltos de la cascada es muy agradable y en 15-20 minutos estamos arriba, en las ruinas del monasterio.
De vuelta al coche, nos encaminamos hacia el lago Mummelsee, por la carretera 500, la Schwarzwaldhochstrasse, la Alta Carretera Panorámica de la Selva Negra, que comienza en Baden-Baden y termina en Freudenstadt. Mummelsee, a 1.036 metros sobre el nivel del mar, es el lago glaciar situado a mayor altura de la Selva Negra. La circunferencia del lago es pequeña, pudiéndose bordear a pie en 15 minutos.
Se nos iba echando el tiempo encima y queríamos llegar a Baden Baden a comer. Dada la hora que era decidimos aparcar en uno de los parkings de pago del centro. Llegamos justitos de fuerzas y fuimos a comer al restaurante Leo´s (Luisenstrasse, 10). También nos gusta mucho. Después, visitamos la ciudad balneario de Baden Baden. Lo primero que hicimos fue ir a Trinkhalle, un bonito edificio con una galería de columna corintias, donde se pueden beber las famosas aguas calientes y saladas de los manantiales. En la cafetería compras por 20 céntimos de euro un vaso de plástico y coges el agua de la fuente. Después vimos el Kurhaus, donde se encuentra el lujoso Casino de la ciudad, vimos el edificio del Teatro, y fuimos a pasear por el bonito Lichtentaller Alle, que es el magnífico paseo-jardín de Baden-Baden, al lado del río Oosbach. Estuvimos un rato en Gonneranlage, la Rosaleda, y de allí nos fuimos a ver la Russsiche Kirche de la que destaca su cúpula dorada. Volviendo a la parte antigua de la ciudad, subimos al Neues Schloss, desde donde se disfrutan unas bonitas vistas de Baden Baden, con la Stiftskirche en primer plano.
Después queremos visitar los Baños Romanos, pero ya están cerrados cuando llegamos. Vemos el maravilloso edificio que tienen las termas de Friedrichsbad, (las de Caracalla están en un edificio moderno). Nos quedamos con muchas ganas de entrar. Quizás podamos volver otro día. Dimos una vuelta por las calles peatonales y nos fuimos de vuelta a Durbach, esta vez por la autopista.