Tras la primera toma de contacto con Italia en la ciudad de Bérgamo, al día siguiente emprendimos la marcha a Milán,pero he de decir que empezó bastante mal.
Antes que nada, explicar que como nuestra idea era visitar esas cuatro ciudades, teniendo de base de operaciones Milán, no íbamos a alquilar coche, sino desplazarnos en tren. Si no habéis viajado en este medio por Italia os gustará saber que hay varios tipos de trenes, los mas rápidos y nuevos (los intercity y los eurostar) y los mas viejos y lentos (los regionales). Hay grandes diferencias entre ellos, y por supuesto una de ellas es el precio. Si queréis saber mas sobre los trenes:
www.conociendoitalia.com/ ...de-italia/
www.trenitalia.com/
En nuestro viaje low cost nos desplazamos en trenes regionales. En la página de trenitalia puedes ver los horarios y precios y aunque no los compres on-line ya sabes el que quieres coger, la duración del viaje...etc... En general son viejos (algunas lineas están mejor que otras) y más lentos que los intercity, pero el precio es prácticamente la mitad. Si vais justos de presupuesto y no sois muy exigentes es una buena opción, pero aviso, son cutres y no lleváis asientos reservados, que como indicare mas adelante puede ser algo problemático.
Había dicho que el día había empezado mal, pues bien, con la confianza de tener el billete comprado perdimos el tren, eso supuso esperar una hora a que pasara el siguiente regional. Nos lo tomamos con humor y esperamos pacientemente en la estación, amenizada la espera con los comentarios de una italiana loca a la que no terminábamos de entender muy bien.
Llegó el tren y ya estábamos rumbo a Milán, una horita de camino y 4.7 €. Pero el día tenía que continuar de forma extraña, así que el tren decidió estropearse a medio camino. El revisor nos hizo bajarnos a todos del tren en una pequeña estación en mitad de la nada. Al pobre hombre parecía que le iba a dar un infarto con todo el mundo gritándole (había gente que tenía que hacer transbordo en Milán y estaba bastante nerviosa). Una pareja de policías poniendo orden, la italiana loca dando vueltas, nosotros que de italiano nada y le teníamos que buscar alguien que hablara ingles para entendernos.... vamos, de película. Y cuando parecía que ya estaba decidido que teníamos que esperar a otro tren que iba a dejarnos en otra estación de trenes de Milán (bastante alejada de nuestro hotel), por obra de magia se puso en marcha la locomotora y todos para arriba que llegamos tarde.
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Entre unas cosas y otras llegamos a la estación central de Milán sobre las 13h. Solo ver el edificio ya merece la pena todos los problemas del día.
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Nos dirigimos al hotel para dejar las maletas.Nnos alojamos en Hotel The Best, 25 € la noche con desayuno incluido. Está a unos 5 minutos de la estación y de las paradas de metro, nada lujoso pero correcto. El recepcionista hablaba algo de español y se esforzaban por hacernos las cosas fáciles. Tuvimos un problema con la ducha la segunda noche, dimos aviso y nos lo arreglaron por la mañana temprano. Nos dieron un mapa gratuito de la ciudad y nos dispusimos a conocerla.
Volvimos a la estación central con la idea de comer algo y coger el metro (era tarde, así que con una hamburguesa en el Mc Donald nos conformamos). Detalle a tener en cuenta es que en las estaciones de tren los servicios son de pago y para asegurarse que los usas los restaurantes y bares no tienen servicios públicos.
Desde la estación se accede directamente al metro. Milán es grande, no se puede recorrer a pie, así que nos hicimos con una tarjeta de transporte de 24 h (3€). Es válida para metro, bus y tranvía y se amortiza muy pronto si quieres ver varias cosas en la ciudad. El metro funciona muy bien, varias lineas que te permiten llegar a las principales zonas de la ciudad, rápido, barato y muy fácil orientarte.
Con tarjeta en mano cogimos la linea roja en dirección al Duomo, la principal atracción de Milán. En un par de paradas ya estábamos allí, y la verdad es que es impresionante salir de la boca del metro y ver esa catedral majestuosa justo frente a ti.
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La entrada a la catedral es gratuita, pero hay que pagar para subir al tejado (5€ a pie y 8 € si coges el ascensor), pero la vista es preciosa. Nosotras, que ese día teníamos gafe, no pudimos entrar porque había un señor sumamente amable en la puerta que no le pareció adecuada la longitud de nuestros pantalones. Íbamos avisadas de que las normas de vestir para las iglesias en Italia eran un poco estrictas (llevábamos unos pañuelos para los hombros), pero no nos podíamos imaginar que llegarían a tanto. Mi enfado vino porque entraban hombres con pantalones igual de largos que los míos.
Tras pelearme un poco con el seguridad y despotricar un poco de los italianos decidimos dejarlo para otro día y visitar la galería Vittorio Emmanuele. La galería está justo al lado de la catedral, y es donde se encuentran las tiendas mas exclusivas de Milán. Conecta la plaza del Duomo con la de la Scala y vale la pena un paseo por ella viendo escaparates y precios impensables. Tiene varias cafeterías con veladores donde tomar algo (el presupuesto no lo permitía), pero si queréis pegaros el gusto de tomar algo allí siempre podéis hacerlo en el Mc Donald. No podéis iros de la galería sin ver el mosaico del toro y dar tres vueltas sobre sus partes íntimas (no tiene pérdida, siempre está lleno de turistas haciéndose la foto de rigor).
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El teatro de la Scala no es muy llamativo por fuera, pero por dentro dicen que es muy bonito, nosotras no entramos.
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Dimos una vuelta por la zona y volvimos al metro en dirección al Castillo Sforzesco. Se puede dar una vuelta por la zona del castillo y el patio, muy bien conservado. Tiene un museo de pago.
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Seguimos nuestro recorrido por el castillo y el parque Sempione, que está justo detrás y es un buen sitio para descansar un poco los pies y del sofocante calor de Italia en Julio.
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Metro y paseo por el barrio de Brera y de vuelta a la zona del Duomo para cenar algo. Por supuesto algo tenía que salir mal, los horarios no son los españoles, así que la mayoría de sitios ya no servían comidas (fallo imperdonable de novatas). Decidimos alejarnos un poco del centro y volver hacia el hotel. Por primera vez en el día tuvimos suerte y encontramos una pizzería buenísima y barata, muy cerca del hotel, y que sería nuestra salvación en alguna otra ocasión.
Llegada al hotel, ducha y planear el día siguiente. Teníamos dos opciones: Verona o lago di Como. Para ir al lago teníamos que coger el tren en una estación bastante lejos, en Cadorna, mientras que para Verona ibamos desde la estación central. Como nuestra tarjeta de metro duraba 24 horas la decision estaba clara, lago di Como.
Y para concluir el día descubrimos otra cosa de Italia que nos afectaría durante todo el viaje, , los mosquitos, mejor dicho, los MOSQUITOS ASESINOS. Aquello parecía una guerra y nosotras fuimos las claras derrotadas. Las marcas nos duraron varios días tras la vuelta. No se si será durante todo el año, pero en Julio fue así. Si sois de los que suelen picar no lo penséis y llevad repelente o preparaos para rascaros.