El martes 7 de septiembre a las 15:30 salía nuestro vuelo de Pullmantur Air de Barajas. Habíamos tenido unos días previos muy duros, con una mudanza justo en los primeros días del mes, y al final terminamos haciendo la maleta el mismo día 7 por la mañana.
Sobre las 12 salimos de casa rumbo al aeropuerto y, una vez allí, nos dirigimos al mostrador de Pullmantur donde ya había bastante cola, cuando todavía quedaban más de dos horas para la salida. Facturamos las maletas y nos fuimos a pasar el control para comer algo y después esperar al embarque.
Los asientos del avión ya los teníamos comprados, yo soy pequeñita pero mi chico siempre va bastante incómodo en los aviones así que habíamos decidido comprarnos unos de inicio de sección, los que tienen una pared delante. Gran acierto, los dos asientos de ida y los dos de vuelta nos costaron 72 euros y ganamos bastante en comodidad (sobre todo él). La comida del avión no estuvo mal (comestible al menos) excepto una “ensaladilla rusa” que no sé cómo estaba hecha pero no merecía ni el nombre, el resto bien. El tema del entretenimiento a bordo en Pullmantur flaquea bastante, así que os recomiendo que vayáis provistos de todo tipo de artilugios que os hagan el vuelo más ameno porque las películas que pusieron eran bastante malas, la mitad de las pantallas no se veían, la mitad de las tomas de sonido no funcionaban y las que funcionaban a veces dejaban de hacerlo a mitad de la película. Además llevaros vuestros propios auriculares porque si queréis los del avión los tenéis que pagar al “módico” precio de 3€.
Después de aproximadamente 8 horas de viaje llegamos al aeropuerto de Punta Cana, se abren las puertas del avión y… CALOOOOOOOOOR.
Empezamos a sudar como pollos en el acto, nos dirigimos a la terminal y en la cola un calor horrible también, pagas los 10$ por barba de entrada, te sellan el pasaporte y a por las maletas. Tengo que decir que a nosotros no nos recibieron las famosas dominicanas para hacernos la foto con ellas (debe de ser que no vendían ni una y ya no se ponen), sólo había un grupillo tocando música típica de allí…
Las maletas se hicieron bastante de rogar y cuando por fin llegaron nos dirigimos hacia la salida, esquivamos a los maleteros y nos acercamos al mostrador de “Club Caribe” (empresa que representa a Pullmantur allí en el Caribe) donde nos dijeron el autobús que nos correspondía.
Una vez llegamos a la puerta del autobús, dimos el nombre y ya nos pusieron la pulserita y nos dieron un sobre con el número de habitación, las llaves, el plano del hotel y las tarjetas de las toallas. Aquí me llevé un pequeño disgusto porque queríamos una de las villas del Bávaro (las de numeración mil y pico) y así lo habíamos solicitado, pero no nos la dieron. De todas formas nos dieron una en la villa 71 que aunque está en la zona del Punta Cana también pertenece al Bávaro y además está prácticamente en el centro del complejo, con lo que llegas bastante rápido a todas partes. Una foto de la villa:
Después del viaje en autobús y de un ligero mareo por lo “movidito” del mismo, llegamos al lobby del Bávaro, nos tomamos el cóctel de bienvenida y nos dirigimos hacia nuestra habitación. La habitación deluxe para mí es perfecta, una cama enorme, una bañera de hidromasaje junto a la cama, un lavabo también en la habitación y en un cuartito aparte el wc y la ducha. Todas tienen un balcón con dos sillas y una mesita pero no lo utilizamos más que para poner la ropa a secar (en dos días, con suerte) porque hacía muchísimo calor. En la bañera de hidromasaje tengo que decir que entrábamos los dos y la utilizamos varias veces, apretaditos, pero no más que en una bañera normal de las que cualquiera de nosotros tenemos en casa. Había también una cestita con gel, champú, crema corporal, peine, gorro de ducha, kit de afeitado, kit de costura y jabones, cualquier cosa que utilizases te la reponían al día siguiente. En el minibar refrescos, cerveza y agua, lo único que consumimos fue el agua y también la repusieron. Nuestra habitación era de planta alta (como queríamos) y sólo le encontramos dos fallos: uno que no tenía visillo, sólo las cortinas opacas, con lo que, o estabas todo el día con luz artificial o perdías toda la intimidad (un poco agobiante) y otro que el aire acondicionado si lo apagabas goteaba y generaba muchísima humedad. Por lo demás ninguna queja, todos los días nos la encontrábamos perfectamente limpia y ordenada y con alguna figurita hecha con las toallas (sin necesidad de dejar propina). Sin embargo, otros foreros que conocimos allí nos comentaron que su camarera les arreglaba la habitación todos los días tarde y mal y que no les hacía ninguna figura ni nada parecido, así que me imagino que dependerá de la camarera que te toque.
Después de un rato llegó el maletero con las maletas, las deshicimos y nos fuimos a cenar. Como era el día de llegada no teníamos claro dónde cenar así que nos fuimos al Buffet La Catedral (que además tenía cena temática oriental, que nos encanta), pero fue el único día que cenamos de buffet, para nosotros los temáticos son uno de los mayores alicientes del hotel, pero ya iremos contando.
Después de la cena queríamos tomarnos nuestra primera copilla y decidimos ir a probar el Cóctel-Bar Hemingway. El bar es muy bonito y muy bien decorado (como todo el hotel) pero para nosotros, demasiado tranquilo, muy poca vidilla, sólo había parejas y bastante mayores todos. Como el mayor aliciente de este bar es que sirven bebidas premium pero nosotros bebemos Brugal y eso lo hay en todo el complejo, ésa fue la única vez que fuimos a este bar, convirtiéndose desde ese momento el Lobby-Bar del Bávaro en nuestro centro de operaciones. Cuando nos dirigíamos hacia allí, vimos un cartel donde ponía el espectáculo del día en el teatro, que era el de Michael Jackson. Como había oído hablar tan bien de él decidimos ir para aguantar más rato despiertos y ¡nos encantó! Son unos cracks, la verdad que merece mucho la pena...
Después del espectáculo nos fuimos a dormir, estábamos muertos...