Otro día más de madrugar(como casi todos), y nos ponemos en marcha hacia Split. A la hora de coger el coche observamos que está cubierto por una especia de ceniza, y flotando en el aire hay más. No le damos mayor importancia. Como estamos alojados en okrug Gornji nos toca atravesar Trogir. El atasco es monumental, ya que Trogir es como una pequeña isla pegada al continente y se forman atascos considerables. Nos costó como media hora, pero enseguida cogemos la autovía. Muy cerca ya de Split averiguamos de donde venía esa ceniza. Hay un incendio importante por las montañas que rodean la cuidad. La imagen es tremenda, ya que vemos fuego cerca de zonas habitadas, y multitud de hidroaviones intentan sofocarlo. Un poco acongojados llegamos a Split. Aparcamos en un parking cerca de la entrada al palacio de Diocleciano, por la zona del puerto. Tenemos suerte de tener un coche pequeño y que se va un smart justo delante nuestro, porque el parking estaba lleno. Por fin entramos al palacio; bueno, más que palacio parece una ciudad pequeña, ya que hay todo tipo de comercios. La pena son los andamios que tienen en el peristilo. El calor aprieta bastante pero el hecho de pasear por un entorno tan espectacular nos hace olvidar un poco la temperatura. Comemos pizza y nos vamos de vuelta a casa. Después de una ducha y un rato de descanso, tomamos un bote-taxi, que por unos 2€ nos lleva al puerto de Trogir en unos 15 minutos. La ciudad es de las más me han gustado. Solo se trata de callejear y callejear sin más. Cenamos en el restaurante Il Capo, muy bueno y baratito, 95 Kn 2 personas con pescado a la parrilla, ensaladas y bebida. Después de un heladito (buenísimos y baratos), cogemos el bote-taxi y nos vamos a dormir.
Palacio de Diocleciano
Atardecer en Trogir
Trogir
Calles muy estrechas
Ante todo limpieza
Trogir de noche
La máquina