A pesar de que estábamos bastante cansados por llevar muchas horas sin dormir, por el largo viaje en avión, por el cambio horario y demás, nuestra primera noche en Nueva York fue muy larga. Nos despertamos a las 2 am, a las 4 am, a las 6 am, y al final decidimos levantarnos porque habíamos quedado en el Hotel Stanford (en el 36 west de la calle 32) a las 8 de la mañana, donde nos recogerían para empezar la excursión de contrastes con la empresa British Tours.
A esa hora estábamos enfrente del hotel, y 5 minutos después salió del hotel otra pareja, de Pamplona, que también iban a hacer esa excursión con nosotros. Eran las 8:10 y no aparecía nadie de British Tours, así que empezaban otra vez los nervios por si algo salía mal, pero al poco rato aparece Harold, un colombiano simpatiquísimo, con su lista de pasajeros en la cual estábamos tanto los pamplonicas como nosotros, así que subimos y arrancamos para pasar a recoger a los otros 8 pasajeros con los que haríamos el tour.
El primer sitio que visitamos fue “The Cloisters”, al norte de Harlem.
Una parada rápida, unas fotos y vuelta a la carretera, para ir a ver las casas (mejor dicho, mansiones) que tienen algunos judíos por la zona del Bronx. La calidad de las fotos no es muy buena, ya que aquí no paramos, y teníamos que hacerlas con la furgoneta en marcha.
Después de un paseo por esta zona, fuimos a ver el estadio de los Yankees de Nueva York; mejor dicho, los estadios, ya que están haciendo otro al lado mismo del viejo, el cual no saben todavía que van a hacer con él, si derruirlo, si hacer un centro comercial… lo que está claro es que el pasado 21 de septiembre jugaron en él el último partido de su historia, y la próxima temporada ya jugarán en el nuevo. Las fotos son del estadio viejo, la entrada de la tienda que había también en el estadio viejo y la fachada del nuevo.
De aquí ya pasamos al Bronx, ese barrio que todos conocemos de las películas, con sus bandas callejeras, sus graffitis en las paredes, y la verdad es que es tal cual lo imaginamos, sobre todo por los graffitis, muchos de ellos verdaderas obras de arte, como un gran mural en el que está reflejada la situación mundial que atravesamos, con referencia a las guerras, el petróleo, la economía…
Y en los distintos barrios hay otros en homenaje a algunas personas, como el que está dedicado a Christopher Ríos (Big Pun), un rapero puertorriqueño afincado en el Bronx que fue el primero en conseguir un disco de plata, y en el año 2000 y debido a su obesidad, sufrió un ataque al corazón y falleció.
Llaman mucho la atención los dedicados a dos chicos, Amadou Diallo y Jonathan. El primero era un chico guineano que murió (mataron) en 1999, cuando 4 agentes lo confundieron con un peligroso violador y lo cosieron a balazos. Según la versión policial, el chico no hizo caso a la orden de alto y sacó “algo” de su bolsillo. Ese “algo” era en realidad su cartera para identificarse, y como luego se pudo comprobar, Diallo iba desarmado. En este graffiti se puede ver a los 4 policías representados como miembros del Ku Klux Klan, y también la Estatua de la Libertad cuya cara es una calavera, todo con una bandera americana y un mensaje que reza “AMERICAN DREAM”. Aparte de este graffiti, también le han dado su nombre a esta calle.
En cuanto a Jonathan, cuentan que en una pelea entre pandillas, se liaron a disparos y Jonathan tuvo la mala suerte de pasar por allí y se llevó uno de los disparos. En el graffiti puede verse una PlayStation y a ScoobyDoo, ya que Jonathan era un gran aficionado a los videojuegos y a esa serie de dibujos animados. La gente acude a este lugar a recordarlo y le pone juguetes debajo del retrato, como aquí hacemos llevando flores a los cementerios.
Otra de las imágenes que llaman la atención en este barrio, son las zapatillas colgadas de los cables de la luz, y que representan que cada vez que hay alguna pelea entre bandas y alguno de sus miembros muere, los colegas le cuelgan las zapatillas de los cables como homenaje. También se cuenta que es al revés, que quien cuelga las zapatillas es la banda rival, como una forma de “marcar” su territorio y decirle a los demás a cuanta gente han matado. Sea como sea, cuando ves tantas zapatillas colgadas te das cuenta de las movidas que han tenido que pasar en estas calles, y aunque no sientes miedo, sí que te da un poco de “yuyu”. Nos contaba Harold, el guía, que precisamente hacían por la mañana la excursión de contrastes, porque a esa hora los pandilleros están durmiendo; que a partir de la tarde-noche esas calles son muy muy peligrosas…
Y como esta excursión se llama “contrastes”, nuestra siguiente visita es Queens; madre mía que nivel de vida hay ahí, menudas casonas, menudos jardines bien cuidados. Son las típicas casas que vemos en las películas que va el chaval repartiendo periódicos en su bici, y tirándolos en el césped (aunque parecen alfombras) de cada casa. Incluso tienen seguridad privada, y lo que más me llamó la atención es que no tenían vallas, ni setos ocultando nada, y nos decía Harold que la delincuencia en esa zona es prácticamente 0, que puedes irte de casa una semana y a la vuelta tendrás tus 7 periódicos en tu césped, nadie te habrá tocado nada. Igual que en España… jejejejeje. Vimos una que estaba en venta en esa zona y hemos empezado a poner las vueltas del pan en una hucha para irnos a vivir allí…
Aquí también visitamos el estadio de los Mets (por fuera), la zona de Flushing Meadows donde se juega el US Open, y cerca de aquí fuimos a ver una maqueta enooooorme de Nueva York, con sus puentes, sus rascacielos, sus parques... impresionante.
Y después de esto que hay que ver para dar sentido al nombre de la excursión? Pues el barrio judío. Cuando sales del Bronx estás impresionado por lo de las zapatillas, la delincuencia, las casas con rejas, crees que nada te va a sorprender más que eso, pero estás equivocado. Cuando entras en el barrio judío y empiezas a ver a toda esa gente con su forma de vestir, crees que has entrado en otra época. Los niños varones con los hombres, las niñas con las mujeres, los hombres con sus tirabuzones y sus gorros, todos iguales, las mujeres con sus pañoletas, sus zapatos y sus medias, sus trajes de chaqueta, todas iguales. Y luego las historias que te va contando el guía sobre sus costumbres, sus riquezas, su forma de vida, todavía te llaman más la atención.
De todas formas no me sentía cómodo en esta zona, ya que suelo tener claro siempre que las monedas tienen dos caras, y una cosa es nuestro punto de vista (los turistas que vamos en shuttles y sacamos fotos) y otra cosa debe ser su punto de vista. Yo intentaba ponerme en su lado y creo que no me gustaría que todos los sábados, el día que salgo con mi familia, con mis amigos a la sinagoga, que visto mis mejores trajes, mis mejores sombreros, mi barrio se empiece a llenar de furgonetas, de autobuses llenos de turistas que nos miran raro, que nos sacan fotos, que nos juzgan, y que seguro que se sienten superiores a nosotros.
No sé, que fueron unas sensaciones bastante contrapuestas, y ya no os cuento todo lo que nos contaba Harold sobre sus costumbres, porque están contadas en otras experiencias del foro y también porque los que no hayáis hecho esta excursión no se os desvelan estos detalles. De todas formas, aquí pasa como en toda religión, que los hay que cumplen las normas a rajatabla y los que son más permisivos.
Y después de casi 5 horas de excursión, llegamos a China Town, al cruce con Little Italy, donde casualmente estaban en fiestas, era San Genaro, el patrón de los italianos. Hago aquí un inciso para comentar algo sobre la empresa British Tours, y es que no te cobran la excursión por adelantado, sino que cuando nos bajamos de la furgoneta, le pagamos los $170 ($85 por persona), y también te permiten pagar con tarjeta, aunque así te cobran las tasas, que son sobre $15 adicionales.
Estábamos en Little Italy, en plena celebración de San Genaro, con toda la calle engalanada con los colores de la bandera italiana, y nos metemos en plena vorágine; puestos de comida en ambas aceras, restaurantes, pizzas, ensaladas, pastas, helados… yo que sé cuanta comida había allí!!! Y claro, casi las 2 de la tarde y en medio de todos esos olores, el estómago se da cuenta… y protesta.
- Vaaaaale, pues vamos a buscar un sitio con referencias y te damos algo (le dije a mi estómago)
Puse el GPS donde llevaba anotados restaurantes, y me salió cerca Da Nico. Allá que nos vamos siguiendo la ruta que nos marcaba el TomTom, y en unos minutos estamos enfrente del restaurante. Casualmente una pareja dejaba libre una mesa en la terraza y nos sentamos en ella. Nos atendieron rápido, con regalo de dos grandes vasos de agua con hielo (o sería más correcto decir dos vasos grandes de hielo con un poco de agua). Pedimos una ensalada y una pizza, además de 2 cervezas, sin postre, y $46… con este precio ya debe ir incluida la propina, así que no añadimos nada al total.
Estuvimos un rato en la terraza de De Nico, ya que empezaron a pasar carrozas (con reina de las fiestas incluida), y no podíamos salir de allí. En cuanto finalizaron, ya estábamos algo cansados de tanta fiesta, así que otra vez recurrimos al señor TomTom, al cual le preguntamos si quedaba cerca la fachada de la casa que sale en Friends, y nos dijo que si, que a unas calles de allí estaba la fachada. Seguimos sus indicaciones y nos adentramos en Greenwich Village; que calles más acogedoras, con sus arbolitos en las aceras, edificios no demasiado altos, con sombras; nuestra próxima visita a Nueva York igual buscamos un pisito por esa zona. De verdad que el barrio en sí es una atracción que merece recorrer con calma, es otra de las cosas que dejas anotadas para la próxima visita, callejear por Greenwich Village, sin prisas, como si fuese tu barrio, sentarte en un parque, en un banco, disfrutar del barrio.
Encontramos la fachada de Friends, y vimos que las escaleras que salen en Sexo en Nueva York también quedaban cerca, así que nos acercamos a hacerle unas fotos.
Desde aquí nos fuimos a Washington Park, pero estaba rodeado de vallas debido a unas obras que estaban haciendo, solo había acceso a los columpios para los niños, así que no entramos, y al fondo de la 5ª Avenida vemos el faro que nos guió siempre en nuestro viaje, el Empire State (siempre lo utilizábamos para localizar nuestro piso), así que nos ponemos a andar hacia él. Parecía que estaba cerca, pero son 30 calles (desde la 4ª hasta la 34ª), y aunque tanto a mi mujer como a mí nos gusta andar y hacemos deporte durante todo el año, esa caminata fue dura, ya que además ese día había muchísima humedad en el ambiente.
Llegamos al piso y después de una ducha ya estábamos en la calle otra vez… pero empezó a llover de nuevo.
- A dónde vamos ahora?
- Pues a Macy’s, que lo tenemos al lado de casa.
Dicho y hecho, cruzamos la calle y entramos en El Corte Inglés de Nueva York, no para comprar nada, sino para echar un vistazo y aprovechar que llovía y no podíamos ir a otro sitio. Localizamos la planta donde te dan los tickets con el 11% de descuento por ser extranjero, y dimos un paseo por las distintas plantas, creo que tiene 9 pisos. No es un sitio donde vayas a encontrar grandes ofertas ni grandes descuentos, pero tienes de todo. Cuando salimos todavía llovía algo, así que decidimos subir al piso, cenar algo, subir hasta Times Square (esta ruta desde la calle 34 hasta la 42 la hacíamos casi cada noche, siempre hay algo distinto en Times Square) y luego a dormir, que estábamos muy cansados y mañana tocaba visita a Central Park…
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