Miércoles 29 de Agosto. Hoy es nuestro último día en ENKEWA. Tenemos tiempo de disfrutar el dia en el Camp, paseando, leyendo, charlando con los maasais…
Así que aprovechamos para relajarnos, y para pensar y reflexionar, ya que han sido unos días tan intensos, llenos de actividad y emoción, risas, convivencia, etc… que no tienes tiempo ni para pararte a pensar y analizar cada cosa que has visto y aprendido.
No vendrá mal una buena tumbada en la hamaca bajo la sombra del “sausage tree”, el árbol salchicha africano. Lo del nombre, evidentemente, es por la apariencia de sus enormes frutos.
El resto de compañeros, Pilar y Emilio, y las tres chicas (Clara, María y Vanesa) han salido en un par de coches rumbo al río Mara para intentar ver el cruce de ñus y cebras. A ver si tienen la suerte que tuvimos nosotros.
Así que tenemos todo el Camp para nosotros. No hay ruidos ni voces, sólo vegetación y sonidos animales.
Aprovechamos para ojear los libros y albums sobre Kenia, y ponemos unas palabras de recuerdo en el libro de visitas. Estamos en el salón-biblioteca del Camp.
Después acompañamos a Jose a la pista de aterrizaje de Keekorok para recoger a una nueva clienta. Se llama Sole, y viene de Canarias. En la vuelta al campamento Jose hace un mini-safari para que Sole empiece a ver sus primeros animales. Ella alucina al ver los primeros ñus, cebras e impalas. Y queda entusiasmada con su primera jirafa.
Volvemos al Camp y comemos con Jose y Marta. Recordamos estos dias de safaris, la increíble suerte (guiñamos el ojo a los dioses del Mara) de haber visto de todo: cruce del rio Mara, Big Five, cacería de guepardo, puestas de sol de película, y un largo etc de animales, emociones y vivencias. Les agradecemos enormemente su profesionalidad, simpatía y su pasión por lo que hacen y cómo lo hacen. El viaje ha sido de ensueño y todo gracias a ENKEWA, al equipazo que tienen.
Después de comer, sentado, contemplando el Camp, llego al convencimiento de que esto no es un adiós, es un hasta luego. Aquí hay que volver. Hemos hecho buenos amigos y conectado con Enkewa Mara Camp, con el Masai Mara.
Y en esos momentos, llegan cinco o seis maasais del camp, con el chef Charles a la cabeza, enseñándome el cubo de Rubik y diciéndome en inglés: “this is impossible, I need see to believe”. Estallo en carcajadas, no me acordaba del dichoso cubo, y tengo delante toda una delegación de maasais solicitando la resolución inmediata del cubo de Rubik. Empiezo a resolverlo, me miran con ojos como platos, acercándose al cubo como intentando ver cual es el truco secreto, y tras un par de minutos, cuando les enseño el cubo resuelto, y con la misma cara que hubiese puesto yo si veo a un leopardo negro, exclaman a coro “ohhhhhhhhhhhhhh”. Se ríen y me dan palmadas en la espalda.
Jose nos dice que es hora de irse. Le digo a Lesaloi que le regalo el cubo de Rubik, que volveré el año que viene, así que deshago el cubo y le digo que tiene todo un año para hacerlo y mostrármelo. Me da las gracias y un abrazo por el regalo, como si le hubiese regalado algo mágico, y me promete que el año que viene me enseñará el cubo resuelto. Nos hacemos una foto juntos para testimoniar nuestro acuerdo privado.
Tenemos que despedirnos de todos. Es un momento duro, porque en estos pocos días hemos creado unos lazos de amistad como no nos había ocurrido en ningún otro viaje antes. Le damos un abrazo a Sam y a Tipira, y les entrego una merecida propina a su gran trabajo estos días. Nos despedimos del resto de chicos (ayer le dejé a Marta una propina para repartir entre todos ellos), y me doy cuenta de que nos despiden como a amigos: estrechan mi mano derecha (eso simplemente sería un saludo cordial) y luego acercan su hombro derecho a mi hombro derecho (eso es un saludo más intimo).
Nos despedimos de Marta con un fuerte abrazo y agradeciéndole su gran trabajo en Enkewa y nos hacemos con ella y Jose una foto de recuerdo.
Metemos las maletas al coche, Jose nos acercará a la pista de aterrizaje. El corto viaje es en silencio, un silencio reflexivo. Intentas grabar en tu memoria todos los momentos vividos estos días: safaris, animales, paisajes, amigos, risas… sabiendo que cuando aterricemos en España nos atacará la nostalgia del Masai Mara.
Llegamos a la pista de aterrizaje y la avioneta ya nos está esperando.
Sacamos las maletas y nos despedimos de Jose, nuestro amigo maasai blanco. Un fuerte abrazo y nos miramos sabiendo que volveremos a encontrarnos, que no ha sido un viaje más, que es el inicio de una amistad que seguirá dándonos buenos momentos.
Mientras este mallorquín mantenga la pasión por lo que hace, ENKEWA seguirá creciendo fiel a sus principios, seguirá siendo un auténtico paraíso en el Mara.
Finalmente, a regañadientes, subimos en la avioneta (somos los dos únicos pasajeros) que nos llevará a Nairobi para coger el avión hacia Madrid.
Despegamos y al ir ascendiendo contemplamos el Masai Mara a vista de pájaro.
Hoy, escribiendo estas lineas, sólo podemos decir que ha sido un viaje increíble en todos los sentidos, que ha superado gratamente todas nuestras expectativas, y nos ha permitido conocer un lugar en Masai Mara que es un auténtico paraíso y unas personas con una gran calidad humana.
Hace unos días, en su Facebook, ENKEWA MARA CAMP colgó un video youtube que personalmente creo que transmite la esencia de lo que hemos vivido nosotros allí. Si alguien está pensando viajar a Kenia, conocer Masai Mara, estos minutos de video son la mejor recomendación que nosotros podemos hacer:
www.youtube.com/ ...ature=plcp
ASANTE SANA rafiki Jose,
ASANTE SANA Enkewa Mara Camp.