Para las 07h mi novia me despertó con un desayuno de los campeones, que lujo! jej. El sol entraba por las ventanas y después de una gloriosa estancia partimos rumbo a Split. Teníamos pensado visitar en Split El palacio de Diocleciano( Patrimonio histórico de la Unesco) y la ciudad medieval de Split. Pero al ver el caos que reinaba en la ciudad (no somos muy de aglomeraciones) decidimos ir al puerto para comprar el billete de ferry para ir hacia la isla de Hvar. El ferry nos costó 54,61€, incluídos 2 personas + coche.
La isla de Hvar es la isla más larga del Adriático. Este idílico lugar se encuentra frente a la costa Dálmata, rodeada de las rutas marítimas del Adriático y custodiada por el archipiélago de las Islas Pakleni.
El ferry llegó a 13h a Stari Grad , un pueblo costero marinero muy bonito que en sus callejuelas se come muy bien. Cogimos un Sobe por 200kunas, unos 26,59€. Comimos y en dirección a Hvar dejamos el coche en uno de los lados de la carretera para poder irnos a una pequeña cala perdida que disfrutamos de un buen chapuzón en solitario. Había 34ºC y el sol pegaba fuerte. Había zonas donde la gente practicaba nudismo
La isla de Hvar ofrecía todo tipo de playas salvajes, calas, hoteles con playa propia... Un gran acierto lo de visitar esta isla..
A las 18h fuimos al pueblo Hvar (mismo nombre que la isla), que destaca por la mezcla de estilos arquitectónicos, gótico, renacentista y en el protagonismo que la aristocracia veneciana ha otorgado a este lugar.
Pero lo mejor de este pueblo es su Fortaleza Española, el Fuerte de Napoleón; con fecha de construcción de 1811.Se encuentra en lo alto del pueblo y ofrece una panorámica de belleza inigualable sobre todo al atardecer. Se puede ir a pie. Había que pagar la entrada pero merecía la pena. Estuvimos viendo la puesta del sol desde uno de los rincones apartados con copa en mano. Un recuerdo maravilloso.