Nos levantamos relativamente pronto, sobre las 8:30.
Oscar lleva ya unas cuantas vueltas en la cama porque, como él dice, no puede dormir con luz, y como era de esperar, ha amanecido cerca de las 5 la mañana, asique se levanta y nos mira amenazante, "bien, vale, ya me levanto".
Tras una ducha, se levanta nuestro amigo el desaborio, que sin decir ni una sola palabra, se viste, se prepara y se va... ¡¡QUE ALEGRIA!!.
Al salir de la habitación le pregunto a Oscar "¿tienes la llave, no? "a lo que contesta un rotundo "NO", "Oscar no me fastidies, que yo anoche te di la llave para que abrieras", "que no, que yo no la tengo". ¡¡¡Bien, ya hemos perdido la llave!!!. Bueno, lo que pasó es que se dejo la llave puesta toda la noche en la cerradura por fuera de la puerta, ¡que sigan las costumbres!, a ver que es lo próximo que pierde, je.
En la calle el dia esta nublado pero no hace frio. Lo primero que tenemos que hacer es hacer las reservas del tren del tren del Norway in a Nutshell y recojer el resto de billetes en la estacion de tren. Como no puede ser de otra manera, como buenos guiris, nos tenemos que pelear con las maquinas de los billetes, aunque consegumos la primera parte de nuestro cometido a duras penas. Despues buscamos a alguien que nos ayude para conseguir el resto de billetes.
En Oslo todos los sitios para visitar estan bastante cerca entre si, casi se podria ver todo lo interesante en un un dia, y no hace falta utilizar transporte publico, nosotros hemos optado por ir andando a todos los lados. Bellido, que es muy torpe en vez de ir andando prefiere ir tropezando cada 2 pasos, es completamente cierto, el chico no tiene fuerza ni para levantar los pies, es para verle.
Visitamos la Karl Johans Gate, que se parece bastante a la calle Preciados, por esta calle se dejan ver ademas el Parlamento, el Teatro Nacional, y el Palacio Real con su guardia real y sus siempre curiosos paseos (aunque en curiosidad siguen ganando los atenienses).
Nosotros andando y Belli tropezando, llegamos hasta el puerto, y la zona de Akershus, esta bien, es una fortaleza, con murallas, y un cesped en el que se tiene que estar la mar de agusto un dia de sol. Da para un paseo y poco mas, pero es un sitio curioso.
Bueno, un descanso, y cojemos un pequeño ferry que por 8 € ida y vuelta nos deja en la peninsula Bygdoy con sus museos, museos curiosos pero eso es guirilandia en todo su esplendor. Nosotros solo entramos en el museo Kon-tiki (6.35 €) en el que encontramos 3 barcos en el que se hicieron travesias ciertamente increibles, pero no tiene mas que ver, asique nos volvemos con el rabo entre las piernas... de nuevo hasta el albergue a comer algo sobre las 16:30h (horario europeo en toda regla). Despues de comer, ya nos cojemos un tranvia ( 2.80€) para ir a Vigelands Park, es lo que mas nos ha gustado de Oslo, una galeria de esculturas, creo que lo llaman humanista, ahora no lo recuerdo muy bien, con estatuas de la vida cotidiana (aunque tampoco tan cotidiana) es bastante original, digno de ver. Por lo que se ve, el autor de estas esculturas (Vigeland) las dono a Oslo con la condición de que pudieran ser visitadas gratuitamente por todo el mundo ¡¡PUES MUCHAS GRACIAS HOMBRE!!.
Nos compramos pan para poder cenar al dia siguiente, y cosas varias en un supermercado que tenia a sus pobres empleados humillados ¡un uniforme estilo hawaiano, muy de moda ahora mismo, si señor!.
El trayecto en tranvia que tambien utilizamos par volver al albergue, finalmente fue un 2x1, porque ¿como no?, no nos enteramos, y un poco que nos hacemos los idiotas, el billete que teniamos comprado, no fue validado en el trayecto de ida, asique solo lo utilizamos en el de vuelta, ¡¡estamos en rebajas!!.
Terminamos en el albergue ya pensando en el largo e ilusionante próximo día.