El 14 de julio pusimos fin a nuestro crucero, contentos por la experiencia vivida. Llegamos a Kiel, aunque apenas pudimos verlo. Como ya conté en la primera etapa, teníamos contratados los traslados con Costa así que no tuvimos la opción de salir del puerto. La noche antes entregas las maletas, te asignan un color con horario de llamada al día siguiente, esperas tu turno, recoges tus pertenecientes en el check in cuando es tu momento, te subes a tu bus y en una hora ya estás en Hamburgo presto para coger tu vuelo. En nuestro caso, el trayecto fue más largo porque había tráfico a causa de un accidente en la autopista, pero aún así llegamos antes de que abriera el mostrador de Iberia. La espera en el aeropuerto se hace larga y te queda la sensación de desperdiciar un tiempo que sin duda hubieras aprovechado estirando las piernas por Kiel. Vamos, que nunca más contrataremos traslados con una naviera, a no ser que sean sitios realmente complicados. El vuelo salió además con un poco de retraso, pero bueno, eso ya es responsabilidad de las aerolíneas.