A la mañana siguiente, nos levantamos sin prisa y con más ganas que nunca de darnos una ducha y volver a sentirnos limpios....¡Y frescos! jejejeje.
Subimos a la ciudadela dando un paseo por una calles empinadísimas (vimos una zona para pernoctar las autocaravanas guapísima a los pies del castillo, aunque no sabemos si gratis ehhh) y muy bonitas.
El castillo impresiona ya desde lejos, pero a medida que te acercas todavía mola más ya que lo tienen muy limpio y bastante bien conservado, con sus tienditas de souvenirs y sus bares con terrazas con vistas (aunque no hay que olvidar que estamos en Francia y dos cafés con leche, en la barra, nos costaron 6 euros que se dice pronto).
Deambulamos transportados al medievo por el ambiente y la arquitectura de las calles, incluso el ir y venir de los taberneros, comerciantes y transporte de mercancías en carretillas nos trasladaban a épocas antiguas jejeje. Un sitio precioso y tranquilo.
Compramos unos recuerdos por alli y volvimos a poner en marcha la furgoneta esta vez con dirección a España...Ya se acaba lo bueno
Estuvimos un par de días de playa en el apartamento de unos amigos y uno de los días fuimos a comer a un pueblo precioso que se llama el Roc de San Gaietá.
Y aquí finaliza el viaje por Francia de este año, el año que viene iremos por Bélgica, Holanda y Luxemburgo con la furgoneta alquilada y con la otra pareja viajera, gracias a todos los que leéis este diario y a los que opinais o votais.