Volamos desde Sevilla con Ryanair. El vuelo salió con más de una hora de retraso, debido a que un pasajero se mareó en el vuelo anterior y no lo dejaron desembarcar hasta que no llegó la ambulancia y lo vio un médico. Por lo demás sin contratiempos, aunque ese retraso nos iba a condicionar la cena.
En el aeropuerto de Edimburgo sacamos algunas libras del cajero, aunque casi todo se podía pagar con tarjeta. Para este viaje utilizamos la Bnext y nos funcionó muy bien. Llamamos a Arnold Clark y nos indicaron el lugar donde nos iban a recoger. Nos llevaron hasta sus oficinas, muy cerca del aeropuerto. Rellenamos toda la documentación y nos entregaron el coche, que estaba impecable.
Conejos en el aeropuerto de Edimburgo
Aunque ya habíamos conducido antes por la izquierda, al principio siempre cuesta, aunque te acostumbras en cuestión de dos días. De camino a Stirling pasamos por los famosos Kelpies, una parada que no me hubiese importado hacer si no fuésemos con tanto retraso.
Llegamos a nuestro alojamiento, una habitación reservada por airbnb con baño privado y a la que no le faltaba detalle. Malcolm, el dueño, se interesó por nuestra ruta y nos recomendó un restaurante cercano, pero en el que ya no servían comida, porque eran las 20:30. Nos fuimos al centro buscando restaurantes en TA, pero en todos los que preguntamos nos dijeron que ya no servían comida. Al final cenamos en un fish and chips, y después nos tomamos nuestras primeras cervezas escocesas en un pequeño pub.