Fuimos a pasar el día a Edimburgo. En nuestro anterior viaje le dedicamos a la ciudad dos días y medio, y en esta ocasión nuestro objetivo era pasear con tranquilidad por allí.
Utilizamos el autobús de Citylink, comprando los billetes el día anterior por la web de megabus. Nos salió por 4 libras por persona y trayecto.
Nada más llegar subimos a Calton Hill, colina con muy buenas vistas de la ciudad y de la que teníamos muy buen recuerdo. En general notamos dos diferencias, tanto en la colina como en la ciudad: con sol las vistas cambian mucho y en julio hay muchísima más gente que en junio. La vez anterior era junio y no vimos el sol. Es notable la diferencia entre estos dos meses en cuanto a la afluencia de turistas, por ciertas zonas era un poco agobiante. No me quiero imaginar en agosto. En lo que respecta al sol, las vistas cambian, pero me dio la sensación de que a Edimburgo le pega que esté nublado, aunque a nadie le sienta mal un rayo de sol.
Bajamos de Calton Hill, cruzamos North Bridge (en obras) y nos dedicamos a recorrer la Royal Mile con calma. Primero fuimos hasta Hollyrood, parando en casi todos los closes, o al menos en algunos que yo llevaba apuntado que tenían cierto encanto. La verdad es que entrar en un close es siempre una sorpresa, nunca sabes lo que te vas a encontrar, puede ser desde un jardín, un patio, un museo,…
En esta parte, especialmente nos gustaron Tweeddale Court, Bakehouse Close (la imprenta de Jamie Fraser en Outlander) y el White Horse Close.
La iglesia de Canongate estaba en obras, una pena, porque recuerdo que la otra vez nos gustó mucho.
Vimos desde fuera el palacio y la abadía de Holyrood y después fuimos a comer. Había leído recomendaciones sobre la cadena Oink, donde venden bocadillos de cerdo asado, en el que puedes elegir la salsa y el acompañamiento. Nosotros comimos uno con haggis y otro con manzana y los dos estaban muy buenos. Nos fuimos al Dunbars Close, que es un jardín muy coqueto, y comimos sentados en uno de sus bancos, muy agradable. También compramos cerveza local Holyrood, que me gustó.
Después recorrimos la parte de la Royal Mile más cercana al castillo, donde están los sitios más turísticos de la ciudad: la catedral de San Giles, Mercat Cross,… Aquí sí que había una acumulación tremenda de gente, más según te ibas a cercando castillo.
Por aquí también hay algunos closes chulos, como el famoso Lady Stair's Close, donde está el muso de los escritores.
En la explanada del castillo estaba ya preparado el graderío para el Tatoo Festival de agosto. Como ya lo visitamos en nuestro anterior viaje, no entramos en el castillo.
Continuamos nuestro paseo por Victoria Street, una calle a dos niveles, que me parece preciosa, y Grassmarket, donde estaba cantando la tuna.
Recorrimos el cementerio de Greyfriars. Que tiene encanto y mucha historia, además de la estatua del famoso perrito Bobby. Y nos fuimos al museo de Escocia, gratuito, con muchas cosas interesantes, tanto para mayores como para niños (es muy didáctico) y una terraza mirador. Desafortunadamente, después del día de sol que había hecho, se puso a llover justo cuando salimos a la terraza, lo cual le restó bastante encanto.
Pasamos allí un buen rato y volvimos a la Royal Mile. Bajamos por un close para ir a los jardines de Princess Street, en obras. Se ve que elegimos el mes de las obras.
Nos fuimos a tomar unas pintas al Standing Order, un pub de la cadena Wetherspoon muy bonito, situado en un antiguo banco. Y de allí nos fuimos a la estación de vuelta para volver a Glasgow.
Fuimos a cenar al Ox and Finch, previa reserva. Habíamos leído buenas críticas en tripadvisor y nos gustó mucho. Sirven platos pequeños, como tapas, originales y variados. Está pensado para probar de todo y compartir.